15 noviembre, 2022
La mesa de los argentinos parece mucho menos protegida, pese a que el país vecino no interviene en el comercio y debe importar trigo argentino
Inflación: el precio del pan en Argentina subió casi ocho veces más que en Brasil en los últimos cuatro años
Por Alejandra Groba
Un viejo adagio dice que una imagen vale más que mil palabras, y casi que parece hecho para el gráfico que acompaña esta nota: la evolución del precio de pan en la Argentina y Brasil en los últimos cuatro años muestra una curva que se dispara hasta ponerse casi vertical es el caso de nuestro país, y una llanura con una leve suba hacia el final en el caso del país vecino.
¿Cómo puede haber aumentado casi ocho veces más el pan argentino que el brasileño, cuando la Argentina produce 2,5 veces más trigo que Brasil y le sobra para exportar hasta el doble de lo que consume, mientras que Brasil necesita importar casi la mitad de lo que consume para autoabastecerse? ¿Serán más malvados los productores trigueros, molineros y panaderos argentinos que los brasileños? ¿Acaso el Palacio de Planalto cuida mejor la mesa de los brasileños que la Casa Rosada la mesa de los argentinos?
La comparación de los índices fue elaborada por el Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL), de la Fundación Mediterránea. Se basa en el precio del pan francés según el IPC (Índice de Precios al Consumidor) del INDEC en el caso de la Argentina, y del IBGE en Brasil. Y muestran la evolución de ambos tomando como base 100 el precio que tenían en agosto de 2018.
Algo que suele repetirse es que los derechos de exportación sirven para «desacoplar» los precios internacionales de los locales, para que no lleguen al mercado interno y perjudiquen al consumidor.
Es interesante la fecha de inicio de la comparación, explica el economista Juan Manuel Garzón, investigador jefe del IERAL, porque en agosto de 2018 el gobierno de Mauricio Macri reinstaló los derechos de exportación (más conocidos como «retenciones») para el trigo y otros productos. Es decir que, en todo el período comparado por el trabajo del IERAL, la Argentina tuvo retenciones al trigo (hoy del 12%), mientras que Brasil no.
Por otro lado, recuerda Garzón, «en los últimos dos años el gobierno de Alberto Fernández volvió a poner restricciones cuantitativas a las exportaciones». Son los hoy llamados «volúmenes de equilibrio», por los que el gobierno establece cuánto trigo (y maíz, y carne) se puede exportar, mientras que el resto queda para el mercado interno. Por caso, hoy los exportadores tienen compradas algo más de 16 millones de toneladas de trigo de la campaña 2021/22, pero el Gobierno les deja exportar 14,5 millones de toneladas, bajo el argumento de que no quede desabastecido el mercado interno.
Nada de esto pasa en Brasil, al contrario: pese a que (todavía) no le alcanza la producción de trigo para abastecer su consumo, este año exportó más de 3 millones de toneladas, aprovechando los excelentes precios internacionales que tenía por la invasión Rusia a Ucrania (ambos grandes productores y exportadores trigueros). Lo compensó consumiendo más stocks e importando más.
Recapitulando: en Brasil, que tiene que importar mucho trigo (principalmente de la Argentina) porque el suyo no le alcanza, que exporta sin retenciones ni restricciones cuantitativas, el precio del pan francés aumentó 7,8% anual en los últimos cuatro años. En la Argentina, que se autoabastece de trigo, que le impone derechos de exportación del 12% y que limita lo que se puede exportar, el precio del trigo subió 57% anual en el mismo período.
La explicación de los diferentes derroteros del pan francés en la Argentina y Brasil parece estar más bien en la frase que se popularizó como una de las ideas-fuerza de la campaña presidencial de Bill Clinton contra George Bush padre, en 1992. «La inflación, del pan en este caso, tiene que ver con una política fiscal muy expansiva, con una política monetaria muy expansiva. La brecha entre la Argentina y Brasil es muy clara», dice Garzón.
Por supuesto que hay eventos «externos» a la economía que inciden en los precios: la invasión rusa a Ucrania generó un enorme aumento inicial del precio internacional del trigo que se trasladó en parte a la harina y en parte al pan; en el gráfico del IERAL se refleja como una aceleración del aumento de precio, a partir de febrero de este año, en ambos países (aunque en muy distinta proporción). También la descomunal sequía en la Argentina, que está haciendo estragos con el trigo sembrado que se cosechará a partir de diciembre, generó tensión y escasez de trigo en el empalme entre la cosecha vieja y la nueva, y eso parece haber acelerado la suba de precios del pan, de 9% en septiembre.
Pero, más allá de esos factores suplementarios, la razón de aumento de precios de pan parece ser aumento de precios de la toda economía, como muestra otro gráfico del IERAL, que compara la inflación general con la del pan francés, prácticamente idénticas.
Si bien las intervenciones al comercio exterior de trigo muestran no haber servido para abaratarles los precios a los consumidores argentinos, sí logran descalzar el precio que se les paga a los productores por el trigo, como también lo hace el desdoblamiento cambiario. La consecuencia es un menor incentivo para producir, en el país que hace un siglo tuvo el mote de «granero del mundo» justamente por sus exportaciones de este cereal.
Brasil, país tropical, no tiene condiciones naturales propicias para el trigo. Pero los precios internacionales interesantes y los constantes desabastecimientos que le provoca la Argentina cuando decide no venderle para «cuidar la mesa de los argentinos», motivaron a los brasileños a invertir en tecnología para producirlo.
Así, en los últimos tres años pasó de cosechar 5 millones de toneladas de trigo anuales a 9 millones, y se propone llegar en 2030 a 20 millones de toneladas, con lo que podrá autoabastecerse y exportar 5 millones, según contó hace unos días el ex ministro de Agricultura de Brasil, Roberto Rodríguez, en una conversación con el empresario Gustavo Grobocopatel, organizada por el grupo Los Grobo. Si lo logra, la Argentina habrá perdido a su principal comprador de trigo. Habrá que ver qué hacemos con el «Brasil, decime qué se siente…».
*iP/ IERAL