11 enero, 2022
El foco de incendios fue en el noreste de la provincia, que provocó el daño a unas casi 90.000 hectáreas. El testimonio de los productores afectados
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Los campos en el noreste de Chubut, allí en un triángulo ubicado frente al ingreso de Península de Valdés, ardieron durante cuatro días y solamente la falta de viento logró frenar las llamas. Esto provocó la quema de casi 90 mil hectáreas, y también la muerte de ganado ovino y fauna autóctona, y la destrucción de pastos naturales, alambrados, aguadas, tanques y bebederos, también de corrales y molinos. En definitiva, el fuego dejó destruido un medio ambiente que tardará al menos 10 años en recuperarse. Por ello la pérdida es irreparable en una provincia en crisis financiera y económica.
En ese lugar, con la imposibilidad de contar con aviones hidrantes por el efecto de vientos de hasta 80 kilómetros por hora, la pérdida resulta irreparable para sus escasos pobladores. Más allá del incansable trabajo de grandes equipos viales para cortar los focos ígneos, tras extenderse por más de 60 kilómetros, la línea del fuego solamente logró cesar por falta de viento.
Gonzalo Abril, presidente de la Sociedad Rural de Camarones, afirmó que “lo que ayudó a que esto fuera un desastre fue la falta de planificación. El INTA había realizado un plan contra el fuego para la Península de Valdés, y pese a funcionar la alerta temprana, cuando ocurrió el problema, no hubo la articulación suficiente entre todos los organismos del Estado para hacer efectivo el control de este incendio. Lamentablemente, cuando se comenzó a trabajar en el combate contra los incendios, ya era tarde”.
“Tiene que hacerse un llamado para que esto no vuelva a ocurrir. Hay que hacer planes estratégicos en el campo patagónico para tener las herramientas necesarias para trabajar en cortafuegos, con bomberos y defensa civil. Igual es complicado. Son grandes las extensiones, la zona está despoblada, y en mi campo, mi vecino lo tengo de 10 a 15 kilómetros”, explicó Abril.
El titular de la Sociedad Rural de Camarones explicó que la política oficial, junto cuestiones como la inflación, el tipo de cambio y las retenciones “no ayudan” al desarrollo de la actividad ovina en la región. “Hoy en día producir ovejas en la zona quemada es muy complicado, la rentabilidad es baja y no hay posibilidad de mejora. Varios de los campos quemados, están fuera de producción. Así los lotes están con pastos finos, que arden fácilmente y esto hizo que el fuego fuera difícil de controlar”, agregó.
Como consecuencia de los incendios, lamentablemente hubo mortandad de animales.
Por la falta de interés en la producción ovina, principal desarrollo que podría emprenderse en esta región de Chubut, lleva a que los campos sean abandonados o vendidos, a inversores que apuestan sólo a la tenencia de tierras, o bien a organizaciones ambientalistas que defienden la ecología y el medio ambiente pero que no realizan trabajos de mantenimiento en las propiedades adquiridas.
Matías “Cucho” Iriarte, productor ganadero del Istmo de Ameghino, corrió de atrás al fuego durante todos los días en que se mantuvo vivo. Logró que los incendios, tras cortarle el paso, llegará hasta las puerta de su establecimiento. En diálogo con Infobae comentó: “El fuego se desarrolló en unos 60 km de ancho. En la entrada del Istmo Ameghino. Yo no tuve perdida, mis vecinos no corrieron con la misma suerte. En mi caso logramos evitarlo gracias al clima, a la suerte, y a la labor de la gente de Vialidad Provincial. Así que lo tuve en la puerta. Lo trabajamos y frenamos a lo largo de una línea de 40 km. Se quemaron unas 80 a 90 mil hectáreas. Desde El Riacho hasta la Isla de los Pájaros. Próximo a Punta Quiroga. En un triángulo entre las rutas 3, 2 y 1″.
Iriarte manifestó también que “tuvimos viento de los cuatro puntos cardinales, y eso movió siempre las llamas y favorecido por vientos de 20 a 80 km por hora. Por el clima, los horarios para atacar el fuego son desde la primera hora de la mañana o a última hora de la tarde. En la zona perdimos ganado, principalmente ovejas. Estuvo a las puertas de entrar en Valdés. Gracias a los bomberos y a Vialidad de Chubut: más allá de esto, el fuego puso en evidencia las falencias que tenemos para coordinar el trabajo para enfrentar los focos” que se fueron generando a lo largo de esta última semana.
El fuego se desarrolló en unos 60 kilómetros de ancho
La producción ovina, no es intensiva aunque es la actividad ganadera más importante en esta región. Se suma, en mucha menor medida, la producción equina y de hacienda vacuna. Aquí todo es más caro que en la Pampa Húmeda. Solo en mano de obra, el costo de contratación sale un 20% más que al norte del Río Colorado. Ni hablar del encarecimiento constante que exhiben los fletes. Traer materiales de construcción o para los campos, es una tarea que implica una gran inversión.
Tal como reconoció Gonzalo Abril a este medio, “el daño ambiental que provocó el fuego en el noreste de Chubut es tremendo: además de la pérdida de ganado, que ha habido, más de 15 campos quedaron totalmente destruidos. Tardarán unos 10 a 12 años en recuperarlos. Hay establecimientos ganaderos que no van a volver a operar. Por ello, hoy necesitamos el acompañamiento del Gobierno nacional, ya que la provincia de Chubut va a acompañar pero sabemos que no tiene recursos. No hay plata ni para sueldos”.
“Entre las pérdidas, pese a que no se perdieron cascos de estancias, si hubo destrucción de molinos, tanques de agua, y alambres. También se perdieron ovejas, vaya a saber cuantas, aunque muchos productores ovinos, avisados, acudieron a tiempo para resguardar sus animales. Sin embargo, la fauna autóctona murió en cantidad. Va a llevar mucho tiempo restablecer el ecosistema. Sin duda va a cambiar la fisonomía del paisaje rural en el noroeste chubutense”, concluyó Abril.
Por su parte, el Gobierno del Chubut realiza un relevamiento de recursos productivos y fauna silvestre afectados por los incendios al norte de Puerto Madryn y Península Valdés, con el objetivo de determinar las herramientas para acompañar a los productores.
“Siempre que sucede algún desastre ígneo de este tipo, hay una respuesta rápida del Gobierno a través del Ministerio. En este caso, tenemos doble trabajo porque intervenimos con los productores y la fauna, a través de la Dirección de Fauna y Flora Silvestre”, señaló el ministro de Agricultura, Ganadería, Industria y Comercio, Leandro Cavaco.
El equipo del Ministerio determinará los daños, qué establecimientos fueron afectados, cuantifican daños materiales, o pérdida de hacienda “para saber con qué recursos tenemos que llegar, asistencia o créditos, todo un esquema y una batería de acciones que se logran una vez que tengamos esta información”, agregó Cavaco.
Al igual que sucedió con la emergencia ígnea de la Comarca Andina, la tarea de recolección de datos se realiza con municipios, instituciones afines y productores, para elaborar un único registro.
En esta ocasión, se trabaja con representantes de Asociaciones de Productores de Península Valdés. “Ya tenemos el relevamiento técnico, con datos de primera mano digitalizados por la Encuesta Digital Ganadera, ahora vamos a constatar esta información en terreno. Esto lo hacemos siempre con instituciones y asociaciones de productores, de esa forma queda un relevamiento oficializado y evitamos malas interpretaciones”, explicó el Ministro.
“Trabajamos las medidas para quienes estaban en producción y el trabajo de rescate con la fauna que vuelve al lugar”, precisó Cavaco e informó que “estimamos que la próxima semana tendremos novedades concretas”.
*IB/PGCH