30 mayo, 2023
Antes de viajar a China, Sergio Massa bajó la orden de administrar los dólares hasta que aparezcan fondos de afuera. La falta de divisas llevó en los últimos días a negociar mayores restricciones con las grandes empresas, incluyendo las automotrices, pero la «planificación» incluyó también un endulzante: un bono «dolarizado» para tentar a las petroleras a que adelantan divisas para financiar sus importaciones y obtengan cierta cobertura por sus pesos. Las empresas creen que es riesgoso.
En concreto, el Banco Central relanzó una letra liquidable en pesos y ajustada por el tipo de cambio oficial, a tasa cero (LEDIV). Así, si las empresas energéticas liquidan créditos del exterior o anticipan exportaciones por un plazo mínimo de 180 días para pagar importaciones, con los pesos que no utilizaron para comprar dólares al valor oficial van a poder comprar los títulos del BCRA para cubrirse de una eventual devaluación en el futuro.
«Es como un seguro de cambio contra la financiación externa, adelantan los dolares y el año que viene cuando tengan que devolverlos, se les devuelven los pesos que no usaron a valor actualizado», explicaron en un despacho oficial. La normativa fue publicada el miércoles, el mismo día que el Gobierno notificó a las empresas que más importan combustible (YPF, Raizen y Trafigura) el nuevo esquema para que autofinancien compras al exterior por hasta 90 días.
El sistema implica que deben obtener los dólares de sus casas matrices o de bancos internacionales por el cepo cambiario. La novedad es que se les ofrece un mecanismo para compensar el «esfuerzo», pero las petroleras privadas creen que es «medio un chino». Su principal temor es endeudarse en dólares para importar combustibles que luego venden en el mercado local en pesos a precio regulado (un alza del 4%, cuando la devaluación oficial es del 7% mensual).
Los cambios que Massa empezó a idear en febrero enfrentan así una complicación inesperada, que es el destino de los pesos que las firmas no van a usar para comprar dólares y pagar importaciones. Fundamentalmente, por las dudas que hay en algunos privados de «prestarle» pesos al Central. «La sensación es que es muy riesgoso importar productos en estas condiciones y la letra no cubriría totalmente ese riesgo», dijo una fuente del sector energético.
En los hechos, la letra cumple una función similar al plazo fijo «chacarero». El Banco Central lanzó en junio del año pasado ese instrumento atado al valor de los cereales y el dólar oficial. La expectativa era que los productores vendan sus granos y los exportadores liquiden dólares, pero no tuvo los resultados esperados y con la llegada de Massa, se avanzó con el dólar soja, una iniciativa que perdió poder de fuego en su última edición y vence esta semana.
La diferencia en el sector energético es que el Gobierno cuenta con un jugador clave: YPF. Desde la empresa semiestatal no precisaron si van a colocar los pesos sobrantes al BCRA. Con la cercanía del invierno, el ministro de Economía está preocupado por el aumento de la demanda de combustibles (y dólares), un rubro donde despuntan Energía Argentina (ENARSA) y la administradora mayorista del mercado eléctrico, CAMMESA.
En ese marco, también negocian con automotrices, empresas de consumo masivo y alimenticias. La idea es «liberar» US$ 3.000 millones de importaciones para otros sectores. En el caso de las terminales, las autoridades fueron más exigentes: les pidieron que se financien en el exterior con plazos de hasta 195 días para importar autos y de 75 para comprar piezas, en lugar de los 120 y 45 días vigentes. «Van a ser los nuevos plazos», admitió un ejecutivo.
*EC/ by JM Barca/ AQ