22 junio, 2021
Los primeros estudios de empleados y empleadores llegaron a la conclusión de que el trabajo remoto no reducirá la productividad. Pero un nuevo estudio* de más de 10.000 empleados en una empresa de tecnología asiática, realizado entre abril de 2019 y agosto de 2020, pinta un cuadro diferente. La firma usa un software instalado en las computadoras de los empleados que registra qué aplicaciones o sitios de la red estaban activos y si los empleados usaban un teclado o un mouse (las compras online no fueron consideradas.)
El estudio concluyó que los empleados estaban trabajando duro. El total de horas trabajadas fue un 30% más que antes de la pandemia, incluyendo un incremento del 18% del trabajo en horas extras. Pero este esfuerzo extra no se tradujo en ningún aumento de la producción. Esto puede explicar las evidencias de estudios anteriores; tanto los empleadores como los empleados consideraban que estaban produciendo tanto como antes. Pero la manera correcta de medir la productividad es el producto por hora trabajada. Con todo ese tiempo extra de trabajo, el producto por hora cayó 20%.
Lo interesante es por qué sucedió esto. Los académicos pudieron analizar cuánto tiempo utilizaron los empleados en «horas de colaboración», definido como distintos tipos de reuniones, y cuánto tiempo tuvieron como «horas de concentración», ininterrumpidos por llamadas o correos electrónicos, en las que se pudieron concentrar en sus tareas. Pese a trabajar más horas, los empleados tuvieron menos tiempo de concentración que antes de la pandemia. En cambio, todo su tiempo extra estuvo ocupado por reuniones. Los lectores de larga data pueden recordar la ley de Bartleby: el 80% del tiempo en reuniones, del 80% de las personas, es desperdiciado. Cabe destacar que el estudio ofrece evidencias a favor de tal planteo.
Una posibilidad es que lo jefes se sienten menos seguros de la dedicación de sus equipos y están realizando más reuniones de control. Otra, es que los jefes convocan a tantas reuniones para convalidar su existencia cuando no están en la oficina. Sin embargo, los académicos sugieren que la mayor necesidad de reuniones es debida a la mayor dificultad para coordinar a los empleados cuando trabajan en forma remota, otro indicio de que el proceso es en sí ineficiente. Cuando trabajan en forma remota los empleados también pasan menos tiempo siendo evaluados, capacitados y orientados.
Esto parece mal negocio para los empleados. No recibieron más dinero por su tiempo extra. Aunque eliminaron tiempo de viaje, esto no compensó el tiempo extra dedicado a reuniones. No todos los trabajadores se comportan del mismo modo. Los que habían trabajado más tiempo en la compañía tendieron a ser más productivos, lo que sugirió que les resultó más fácil navegar los problemas del trabajo desde casa. Los empleados con niños trabajaron alrededor de 20 minutos diarios más que los que no, lo que implicó una caída aún mayor de su productividad, presumiblemente porque se vieron distraídos por tareas de atención de los niños, según The Economist.
¿Significa esto que las compañías abandonarán por completo el trabajo remoto, incluso en su versión híbrida? Los académicos señalan que el personal de la firma estudiada son casi todos universitarios y sus roles «involucran trabajo cognitivo significativo, desarrollando nuevas aplicaciones o soluciones de software o hardware, colaborando con equipos de profesionales, trabajando con clientes y dedicados a la innovación y a la mejora continua».
Tal trabajo puede haber planteado desafíos particulares en los ámbitos remotos, en comparación con ocupaciones como responder a las llamadas de los clientes, por ejemplo, donde los empleados pueden trabajar con un conjunto de respuestas programadas.
No es de extrañar que haya algunos problemas iniciales y de coordinación relacionados con el trabajo remoto. Al fin de cuentas, la práctica se vio impuesta repentinamente. El estudio se terminó en agosto pasado y uno se pregunta si los empleados han aprendido a usar su tiempo de modo más eficiente desde entonces. Y la investigación demuestra que los empleados fueron capaces de lograr tanta producción con un poco menos de «tiempo de concentración» que en la oficina. La fuente real de la ineficiencia -oh, sorpresa- fue el tiempo dedicado a reuniones. Y la respuesta es simple; no convoquen a tantas y que sean breves.