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6 noviembre, 2021

Hidrógeno verde: BlackRock es la pata financiera detrás del mega proyecto en Río Negro

El fondo de inversión que dirige Larry Fink es uno de los accionistas de la empresa australiana Fortescue y tiene especial interés por volcar su cartera hacia las renovables.

 

Hidrógeno verde: BlackRock es la pata financiera detrás del mega proyecto en Río Negro

Por Fernando Heredia 

Una vez más, los intereses de BlackRock vuelven a cruzarse con la Argentina. Después del protagónico rol que ocupó el mega fondo de inversión en la renegociación de la deuda privada de nuestro país, al ser uno de los mayores acreedores, parecía que el grupo de Larry Fink no volvería a apostar su dinero en estas tierras.

Sin embargo, será uno de los pilares del recientemente anunciado proyecto para producir y exportar hidrógeno verde desde Río Negro. Nada menos que la mayor inversión de los últimos 20 años en Argentina en un nuevo rubro prácticamente inexistente en la actualidad, con el riesgo que eso implica.

BlackRock es uno de los accionistas de la empresa australiana Fortescue y controla otra gran parte de la compañía de manera indirecta a través de algunas de las más de 17.000 firmas que posee.

“Lo hace de manera indirecta para no tener problemas con el gobierno americano porque la minera fue creada para exportar hierro exclusivamente a China y se dice que Beijing la financió para diversificar sus proveedores y no depender de las dos grandes mineras australianas”, explica a EOL el analista de mercados Francisco Uriburu.

“La importancia de BlackRock en esta inversión es que asegura el financiamiento, donde también hay un aporte de fondos del gobierno de Australia. El tema lo trataron directamente con el Primer Ministro. De hecho, Morrison viajó a la COP26 en el jet privado de ‘Twiggy’ Forrest, el dueño de Fortescue”, agrega el especialista financiero.

La participación de Larry Fink en un proyecto de energías renovables como este no es casual. Desde hace unos meses, el magnate ha liderado el giro de los fondos de inversión hacia esta industria y ha hecho una defensa pública de las normas ESG (Environmental, Social and Governance) que actualmente están complicando los planes de las petroleras al privilegiar las actividades “verdes”.

“El cambio climático se ha convertido en un factor decisivo en las proyecciones a largo plazo de las compañías. La concientización está cambiando muy rápido, y yo creo que estamos al borde de un cambio estructural de las finanzas. La evidencia en relación al riesgo climático está convenciendo a inversores a reevaluar los supuestos básicos sobre las finanzas actuales. Como fiduciario, nuestra responsabilidad es ayudar a los clientes a navegar esta transición. Nuestra convicción respecto a la inversión es que los portafolios de sustentabilidad y cambio climático pueden brindar a los inversores mejores rendimientos ajustados por riesgo. Y, dado el aumento del impacto de la sustentabilidad en los retornos de las inversiones, creemos que la inversión sustentable es la base más sólida para los portafolios de nuestros clientes de cara al futuro”, indicó en su tradicional carta anual.

 

 

Los desafíos del hidrógeno verde

 

 

La amplia disponibilidad de tierras en Argentina y su excelente recurso eólico la posicionan como uno de los jugadores mundiales con mayor potencial en esta industria.

Mientras que el factor de carga de los parques eólicos en Europa promedia el 35%, en la Patagonia salta al 55%. “Esta es la Arabia Saudita de los vientos, por eso vinieron los australianos a ocupar una posición estratégica. Lo que pasa es que los americanos están en un plan para bajar el costo de producción de hidrógeno a menos de la mitad. Por eso también muchos esperan a ver cómo evolucionan las tecnologías”, sostiene el consultor energético Cristian Alonso Sisini, en diálogo con este medio.

Para este ingeniero, además de los proyectos de exportación, hay una gran oportunidad de utilizar hidrógeno en el mercado local de ómnibus urbanos y así reemplazar el gasoil importado.

“Hay más oportunidades porque el tamaño de las importaciones de gasoil supera los 2.4 mln M3 año y además se puede avanzar con buses de bajo radio de acción y potencialmente alimentables por lo menos en pequeños trayectos”, dice.

En tanto, Uriburu subraya la importancia de que Argentina se posicione como “un player relevante en este mercado que tendrá mucha disponibilidad de dinero barato”, pero advierte que todavía hay que resolver algunas cuestiones poco claras como el uso del agua. “Si van a desalinizar el agua de mar como dijeron, se incrementaría demasiado el precio del producto final. Una planta desalinizadora es carísima”, agrega.

 

*EOL