3 enero, 2021
Casi desde el principio de la pandemia de COVID-19 es sabido en el ámbito científico que los animales también pueden contagiarse y transmitir el virus SARS-CoV-2. Con varias vacunas en el mercado para inmunizar a seres humanos, los científicos comienzan a preguntarse si es preciso inocular también a los animales, especialmente a los domésticos, como los perros y los gatos.
Por otra parte, preocupa a la comunidad científica que los seres humanos transmitan el virus a la vida silvestre, provocando otra clase de crisis ambientales (ciertos brotes de SARS-CoV-2 en ganado ha debido terminar en sacrificios masivos, con la pérdida de vidas animales y dificultades económicas para sus dueños).
Mientras los países del mundo trabajan en los procesos de adquisición de vacunas para inmunizar a sus poblaciones, también hay que preguntarse si será necesaria la creación de una vacuna para animales, y cuánto tiempo puede llevar realizarla, en caso de que la primera respuesta sea afirmativa. En principio Rusia comenzó a desarrollar una vacuna para animales.
Según coinciden los especialistas, no hay una necesidad urgente, por el momento, de desarrollar una vacuna para mascotas. Por un lado, no se conoce con exactitud cuántos perros, gatos y otros animales se han infectado con el virus SARS-CoV-2, y los síntomas que han presentado los que fueron identificados como positivos han sido leves o nulos.
«Los gatos y los perros no juegan un papel importante en el mantenimiento o la transmisión de la enfermedad a los humanos», asegura a la revista científica Science William Karesh, vicepresidente ejecutivo de Salud y Políticas de EcoHealth Alliance, organización sin fines de lucro que rastrea enfermedades emergentes en animales. Por ello, resume, desde el punto de vista de la salud pública, una vacuna para animales no es una necesidad.
El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos —USDA, por sus siglas en inglés—, que otorga licencias comerciales para vacunas para mascotas, no está aprobando actualmente ninguna vacuna para COVID-19, informó a la revista Joelle Hayden. Explicó que si bien las empresas tienen total libertad de investigar y desarrollar este tipo de vacunas, aún no hay ninguna concretada y, además, «sin una licencia, no pueden venderlas ni distribuirlas».
Además de los perros y gatos, estudios de laboratorio sugieren que el SARS-CoV-2 puede infectar a diversos animales: ardillas, ovejas, cachalotes y más. En este sentido, el vicepresidente de Ciencia y Divulgación de EcoHealth, Jonathan Epstein, recuerda que los virus respiratorios en el pasado han infectado también a la familia de los simios.
Si esto ocurriera con el SARS-CoV-2, sería una alerta roja para algunas especies que se encuentran en peligro de extinción en África y Asia. Para él, independientemente de qué animal sea, la clave está en el modo como nos relacionamos con los animales. Aquellas personas que tienen animales a cargo, especialmente quienes trabajan en zoológicos, o tienen campos donde atienden ganado, deben utilizar tapabocas, sostiene Epstein.
En tanto, en Rusia está en desarrollo una vacuna contra el coronavirus para animales, que promete estar lista para enero de 2021. Con los avances que han habido en las vacunas para seres humanos, la «traducción» de estas dosis al mundo animal puede ser más sencilla de los que parece. De hecho, las vacunas aprobadas para seres humanos han tenido previamente pruebas de seguridad en hámsteres, ratones o monos, por lo que ya hay indicios de cómo operan en estas criaturas.
Las diferentes especies tienen diferentes respuestas inmunitarias, por lo que es posible que deba duplicarse o triplicarse el nivel de antígeno en, por ejemplo, perros frente a gatos. Pero los fundamentos del enfoque de la vacuna no cambiarían», explica Karech.
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