28 agosto, 2024
El argentino, 108° del mundo, ya se instaló en la tercera rueda. Ganó con un punto increíble.
Todo cambió para Francisco Comesaña en Wimbledon, hace apenas dos meses. A los 23 años, en su debut en un Grand Slam, hizo ruido del fuerte. Su historia empezó a recorrer el mundo. De pronto, era el gran personaje, al punto que la cuenta oficial del torneo en las redes sociales, jugando con el apodo que en su momento se le puso al suizo Stan Wawrinka, pasó a ser denominado “Fran The Man”. Para un tenista que con grandes esfuerzos va tratando de abrirse camino en el circuito, con la cabeza puesta no sólo en los rivales sino en cómo hacer frente a los gastos, avanzar en un Grand Slam es un bonus track. Le cambia absolutamente el panorama.
Marplatense, formado en el mismo club donde surgió Horacio Zeballos (Edison Lawn Tennis), Comesaña llegó a la tercera rueda sobre el césped inglés. Primero dejó afuera al ruso Andrey Rublev, 8° del mundo, en cuatro sets, y luego eliminó en una batalla de cinco capítulos al australiano Adam Walton, antes de caer frente al italiano Lorenzo Musetti. Para tomar dimensión de lo que significó para él ese impacto en el certamen más tradicional, hasta ahí llevaba ganados 314.000 dólares en premios. Esas dos victorias le reportaron una bolsa de 188.000 dólares, además de prestigio y una entrada a los 100 primeros del mundo. El punto de partida para el salto estaba concretado. Tenía todo un semestre para validarlo.
Perdió en el debut en Hamburgo (con Francisco Cerúndolo), hizo cuartos y semifinales en dos challengers (Tampere, en Finlandia, y en San Marino) y volvió a quedar eliminado en la primera rueda en el ATP 250 de Winston Salem. ¿Había sido todo un golpe de suerte?, llegaron a pensar los más escépticos. ¡Qué va! Como si su espíritu estuviese templado para las grandes citas, “Fran The Man” reapareció en todo su esplendor en Flushing Meadows.
En su segundo Grand Slam. Se enteró hace 12 días que podía participar, ya que no había superado el corte por ranking, pero la baja del británico Cameron Norrie le dio la chance de jugar. El boom Comesaña renació, a tal punto que nuevamente fue el eje en las redes sociales, jugando con los porcentajes y comparándolo con dos cracks como Roger Federer y Novak Djokovic : “Efectividad en primera ronda en sus primeros dos Grand Slams, Comesaña -100%”.
Primero jugó 3m06 ante el suizo Dominic Stricker, al que derrotó en cuatro sets. Y este miércoles, en la cancha 7, volvió a ser un torbellino: en 3m1m superó al francés Ugo Humbert (17°) por 5-7, 6-4, 6-4 y 6-4, para instalarse en la tercera rueda del último Grand Slam del año. Y con yapa incluida: ganó un punto maravilloso, mostrando su capacidad de lucha y entrega. Para muchos, fue el mejor tanto de la tercera jornada del torneo. Nadie dudó de que hubiera hecho explotar la cancha central por el maravilloso esfuerzo brindado por los jugadores. Fue en el segundo set, con el score 4-4 y sacando 40-0. El arte de la defensa y de los tiros impensados.
Con esta victoria, además, Comesaña cosechó ya 215.000 dólares en premios. Y ahí surge otra curiosidad de su carrera. Hasta Wimbledon había ganado unos 314.000 dólares, y en los dos Grand Slam ya embolsó 403.000 dólares, es decir, que en cinco partidos ya obtuvo más premios de lo que había conseguido en toda su campaña. Otro motivo para estar feliz. Y el avance en el ranking claro. Ya está 84° y de avanzar a los octavos de final posiblemente se instale entre los primeros 75. Pero sabe que esto es paso a paso.
Aunque nada comparado con un pequeño gran gusto que se dio en medio de todo este escenario. Invitó a sus padres a ver el US Open, con pasajes, estada y entradas, obviamente. Y este miércoles ambos estuvieron en Flushing. Con un agregado: era justo el cumpleaños de su mamá, Adela, que lució emocionada. “El regalo no fue ganar este partido, sino el regalo del viaje. Lo que fuera, como saliera, la semana la íbamos a pasar con él. El final, con el triunfo, fue el último regalo”, dijo la cumpleañera, visiblemente emocionada. Su padre, Agustín, también al borde de las lágrimas, expresó: “Son muchos años de estar al lado de Fran, por él siento un orgullo inimaginable. Me llena verlo, me da más felicidad verlo feliz. Voy más allá del deporte. Y lógicamente esta invitación que nos hizo por el cumpleaños fue maravillosa. Lo que él quería era festejar el cumpleaños de la mamá, acá, con ella, porque hacía muchos años que no lo podían festejar juntos”, dijeron a ESPN.
Pura felicidad para todos los Comesaña, incluido Valentín, claro, el hermano de Francisco. “Come” o “El Chino”, tal como lo llamaban cuando a los 6 o 7 años, siguiendo una invitación de su amigo Fran Aran, tomó por primera vez una raqueta. Y su vida sufrió el primer gran cambio. Nacía una pasión.
¿Quién será su próximo rival? El ganador del encuentro que esta noche, en el court Louis Armstrong, sostendrán el italiano Matteo Berrettini y el estadounidense Taylor Fritz (12°).