15 enero, 2021
Por Trivia Demir
De más está recordar las enormes diferencias que marcaron a pocos meses de esta gestión de gobierno provincial en Chubut, Mariano Arcioni y Ricardo Sastre. Tanto, que el vicegobernador cambió de ‘monta’ partidaria antes de que cantara el gallo el cuarto mes de gobierno. Una rareza extrema poco vista en la historia institucional de la complejizada provincia. Pero como dicen los ‘compañeros’, «los melones se acomodan con el movimiento». Y así parece que ha ido sucediendo, por lo menos en el marco de la pandemia que encorsetó el ‘año maldito’ y capicúa.
Luego de los durísimos meses de confrontaciones, guerras virtuales y conspiraciones enmascaradas, el sol estival pareciera que cambió los ánimos y las metodologías dentro de la alianza oficialista.
El análisis del vínculo de la dupla gobernante, no es un dato menor en una provincia donde la finitud de probabilidades financieras, económicas, operativas y estructurales dependen casi exclusivamente de resoluciones políticas, más que prácticas. Y de cómo siga la ‘película’ entre el comodorense y el madrynense, en gran parte dependerá la mínima estabilidad y planificación que puedan soñar los gobernados.
Y a decir verdad, después de un año donde Arcioni fue sorteando por lo menos tres juicios políticos firmes en su contra, con el conteo mediático sobre modalidades constitucionalmente posibles de destitución cuando varias veces el mandatario se encontró ‘en la lona’ fundamentalmente financiera, y rodeado de escandaletes y hasta causas presuntamente armadas por corrupción de algunos de sus propios funcionarios; hay que decir que, llegar a enero con un traspaso de mando entre sonrisas, barbijos y ante escribano, fue todo un paso de civilidad.
Normalidad veraniega
En ese marco, se puede decir que muchos especulaban con el período en que el vicegobernador estuviera a cargo del Ejecutivo, durante las vacaciones que se tomó el gobernador Mariano Arcioni. ¿Qué haría? ¿Se animaría a poner un poquito de su impronta en ausencia de Arcioni? ¿’Volarían los platos’, al regreso de la licencia del escribano?
Más allá de las especulaciones, pareciera que por el contrario, Ricardo Sastre ‘se portó bien’. (Por lo menos no trascendió aun ningún reclamo formal del ocupante principal del sillón de Fontana 50).
Es más, Sastre aprovechó cada día de ‘Ejecutivo’ para establecer reuniones y agenda institucional picadita. La particularidad: la mayoría con quienes estaban disgustados con Arcioni, en lo que se entiende como una especie de ‘ambulancia’ que fue recogiendo heridos para reafirmar posiciones. Pero lo que se notó es que no fue en tono de una ‘travesura’ política más, sino realmente hubo una ‘prueba de traje’ de gobernador, facilitada por el propio titular como gesto de participación.
No se puede olvidar que el año pasado la leyenda popular relata que Arcioni había preferido irse menos de una semana a relajar, para no traspasar el mando. Así de complicada era la relación sospechosa entre ambos.
Pero más allá de las teorías conspirativas que siempre afloran, esta vez pudo amesetarse la bronca, y sobre todo la competencia entre dos personalidades que huelen y saborean de manera distinta, pero también parecida, las mieles del poder.
Se puede decir que el ‘mellizo’ aprendió mucho de la política territorial tras los años de gestión política que arrastra, sobre todo en los durísimos cuatro años iniciales como intendente de Puerto Madryn,
y por eso dosificó su ímpetu en esta quincena. Mostró accesibilidad, diálogo, personalidad y por sobre todo algo que se le reclama a Arcioni (que probablemente nunca tuvo o fue cercenando al ritmo de los condicionamientos), y eso es: diálogo sostenido y apertura para escuchar.
Lejos de tomarse vacaciones, ahora Sastre busca mantener el ritmo ‘ejecutivo’ aprovechando la investidura que le permite cumplir agenda dialoguista, ocupar baches ceremoniales que no logra cubrir Arcioni, y de paso comenzar a caminarle el territorio a su coequiper. Está en una posición cómoda en relación a las responsabilidades (y déficit) de gestión, y con eso busca diferenciarse cada vez más y explotar ‘el aparato’ electoral que permite el uso de la gestión y la investidura.
Para Sastre, los partidismos no serían un problema ni el fin, sino el medio. Lo demostró a lo largo de sus años como legislador e intendente. Jugó con el sello que más convencimiento le dió y más posibilidades le abrió. Para el madrynense las estructuras permiten moldear los objetivos, pero de ninguna manera deben encerrar los personalismos, que son los que alimentan después de todo el hambre de la organicidad.
Por eso jugó con el Provech para el dasnevismo, después se distanció, volvió al PJ, estuvo a punto de postularse por el Pro, terminó acompañando a Arcioni con Chubut al Frente, y ahora rompió nuevamente para volver al PJ.
En ese marco, los interrogantes no son pocos: ¿Dónde terminará partidariamente hablando? Difícil saberlo. ¿Qué busca? Ser gobernador bajo su propia percepción y modelo de provincia, lejos de los acartonamientos de ‘plataformas’ ya inexistentes. ¿Qué lo condiciona? Los negocios de un entorno a veces tóxico e interesado, y las alianzas extremadamente cruzadas que lo empujan a cometer errores no forzados con tal de conseguir sus propios beneficios, Y por sobre todo la intentona de proyección desde Madryn, una ciudad que sigue dependiendo de una alianza fuerte con otras localidades, más un 30% de Comodoro por lo menos , para lograr los votos que le permitan alcanzar ese sueño. ¿Cuál es el primer paso? Sumar vínculos y hacerse conocer a fondo en las demás ciudades de la Provincia e ir labrando alianzas, muchas de ellas atadas a las aspiraciones legislativas, que es lo que se puede negociar este año. ¿Tiene posibilidades? Absolutamente. Ante la aridez política que hay, con mesas chicas viciadas de permanencia, tanto en el peronismo como en el radicalismo, es evidente que los Sastre representan parte de la nueva generación que puede gobernar Chubut: tienen aparato, ambos están en gestión, parten de una ciudad base próspera y mostrable, y sobre todo, tienen ganas.
En ese marco se podría decir que el sastrismo ‘ya largó’ su propia carrera. Con tibios movimientos, pero seguiditos, y ganando la calle. La primera recorrida fue a la localidad de 28 de Julio donde Ricardo Sastre tomó contacto con la intendenta, Adriana Agüero. Un pequeño pero logrado bastión radical en el Valle, que junto con Darío James en Gaiman, Damián Biss en Rawson, Fabián Gandón en Pirámides, y Sergio Ongarato en Esquel, conforman la brújula norte-sur-este-oeste opositora, en el mapa político provincial y en términos de gestión y respuesta de las urnas.
En esa misma línea, este jueves Ricardo Sastre siguió su itinerario por los caminos del ‘cambio’, y terminó en el Dique Ameghino, donde mantuvo un encuentro con el Jefe Comunal, Raúl de Domingo. Otro opositor de JpC que se quedó con la Comuna por la escasa proporción de 9 votos. Según dió cuenta el relato oficial de los partes de prensa, Sastre lo visitó para «saber cuál es el presente de la comuna en temporada». Pero según el relato ‘en off’ el vicegobernador anda tanteando posicionamiento de los referentes comunales y caminándole el escaso territorio ganado por la oposición, algo que ‘se vende bien’ en cualquier mesa de FdT, peronista, y hasta chusoteana.
“Pudimos ver que hay obras en ejecución, y también conocer de primera mano cuáles son las necesidades que tiene la comuna. Dialogamos con algunos vecinos, y recorrimos la zona para realizar algunas evaluaciones sobre gestiones que llevan adelante las autoridades para la gente del Dique. Quizás no se trata de erogaciones tan importantes en cuanto a sumas de dinero, y posiblemente podamos avanzar en varias de ellas manteniendo este canal de diálogo”, señaló Sastre, quien también en su visita a 28 de Julio tomó nota de «lo falta».
En esta oportunidad, Sastre mostró otras de las facetas que lo caracterizan y distinguen posiblemente de casi todo el arco político actual, y que aprendió en carne propia con el exgobernador Mario Das Neves, y es que el contacto cara a cara con la gente y sus problemas abre cualquier puerta. La lógica es que no siempre el rol político es el de resolver, sino también el de acompañar al pueblo en lo material pero sobre todo en lo emocional, en las buenas y en las malas. Porque la construcción política parte fundamentalmente del imaginario popular.
En este caso y a riesgo de sospecha de presunta demagogia que seguro saltaría al comedero político tarde o temprano, el vicegobernador se dirigió a una casa que la comuna tiene dispuesta para diversas situaciones, donde estaba la familia de Bruno, el joven desaparecido en las aguas del Dique el pasado 1 de enero.
Allí dialogó con José, el papá, y Miriam, la mamá, para acompañarlos en el tremendo momento de angustia que atraviesan. «Esperemos que puedan dar cuanto antes con el cuerpo, más que nada para tranquilidad de la familia. Nos pusimos a disposición para lo que precisen, lamentablemente en estos casos no se puede hacer mucho más, que esperar ya que todos los especialistas antes mencionados están abocados a la búsqueda. Lo único que nos queda es acompañarlos”, afirmó Sastre.
Con todo esto, se puede decir que a quince días del año, ya se largó la carrera electoral en la provincia, y no sólo con vista a las legislativas de este año, que sabíamos iba a ser bien ‘de campaña’. Otro factor endémico que vienen provocando las urnas sobre la inestabilidad e impermanencia de la vida criolla, que en esta oportunidad se suma a la pandemia excepcional ocasionada por el Covid, pero que en el caso político se da cada dos años (o elecciones legislativas o generales) y sin vacuna.
Evidentemente la vida política más activa y sus apariciones sociales vienen mostrando que el vicegobernador, aprovechando el receso de la ‘Honorable’, evidencia que comenzó a plebiscitar sus propias posibilidades. Si es un ‘primereo’ para negociar mejor, no se sabe. Pero en principio buscaría ‘caminar’ la provincia para ampliar presencia y conocimiento de la gente de su perfil a nivel territorial, un déficit que necesita ir achicando en función de sus seguras aspiraciones a regir los destinos de Chubut en 2023. Un avanzada bien temprana con la que muchos especulan que no sólo ‘se probó el traje’ una quincena, sino que ya se lo dejó puesto.
En fin, como decía Jackson (no Michael, sino André), «Las cosas difíciles requieren un largo tiempo, las cosas imposibles un poco más». Habrá que ver…