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25 octubre, 2020

ANTE EL EFECTO DÓLAR INDOMABLE SOBRE PRECIOS, DESOCUPACIÓN Y DÉFICIT FISCAL

Gobernadores en alerta por la falta de reacción del Gobierno nacional

La falta de respuesta global a los problemas sociales y económicos preocupa. Hay provincias que consideran que la Nación tiene un diagnóstico errado. Prevén un 2021 complejo, y son «conservadores» para planificar.

«Tienen un problema grave. Pero lo que preocupa es saber si se dan cuenta que lo tienen». La frase, que se repite entre los gobernadores de Argentina, resume la situación política y económica que vive el país. La mayoría de los mandatarios del Interior entienden que en la Nación no tienen un diagnóstico preciso y desconfían sobra la existencia de una estrategia integral. El telón de fondo es un intangible que controla todo: la confianza.

Las consecuencias, explican, no se podrán disimular: consideran que ya hay una devaluación «de hecho» (en gran parte con una base especulativa) que se está trasladando a los precios y que tendrá un efecto en la vida cotidiana.

«Esta devaluación va a tener consecuencias y va a pegar fuerte. Hace falta un cambio de rumbo para recuperar la moneda», trasmitió uno de los mandatarios públicamente.

 

Parsimonia preocupante

 

El diagnóstico es compartido, pero se buscan soluciones de manera fraccionada. No hay un bloque único y las convocatorias de Casa Rosada también son parciales. Mariano Arcioni va alineado necesariamente y a la luz de las sugerencias de sus referentes del Frente Renovador, pero con rupturas tanto adentro de su alianza gobernante como con el PJ provincial. En el PJ responden orgánicamente, pero esperan una señal de empoderamiento de

Alberto Fernández por sobre el kirchnerismo duro, algo cada vez más lejano, sobre todo en Buenos Aires.
Desde la provincias no esperan una medida concreta, sino un cambio de enfoque; una señal que genere alguna certidumbre.

«No es una medida lo que puede cambiar; es un todo. No sirve arreglar con los bonistas, luego esperar 10 meses y negociar otra cosa o lanzar una medida particular. Hay una crisis de confianza profunda», explicó un funcionario acostumbrado a proyectar los números del futuro. La preocupación crece porque las propias provincias seguirán el año que viene con una alta dependencia de la Nación en gestión de la crisis sanitaria, en la transferencia de recursos y sobre todo, como es obvio, en el manejo de las políticas macro.

 

Se aceleran los tiempos

 

Entre otras cosas, los proyectos de presupuesto ya quedaron obsoletos. Para el año que viene se calculaba un dólar promedio de 102 pesos, pero «en la calle» ya está a 190 pesos. Peor en realidad. Las empresas que pueden traer dólares los liquidan a 80 pesos, pero tienen que pagar costos a 190. El Estado también tendrá que pagar más caros insumos críticos o podrían ser escasos por la especulación.

Las industrias que tienen potencial para generar esos recursos, como la petrolera, también están en decadencia. El turismo podría ser una actividad que, dadas las ventajas que tiene Chubut como la mayoría de las provincias, podría generar un rebote importante por el precio del dólar. Pero el año que viene dependerá de variables que las provincias no manejan, como la evolución de la pandemia. Por las dudas, buscan generar condiciones favorables, como la flexibilización de todas las restricciones para ingresar.

 

Más ajuste

 

En general, los gobernadores e intendentes eligen ser extremadamente conservadores para planificar el año que viene. Por supuesto los que planifican, ya que en Chubut, la utilización de este término y práctica está cada día más lejos de la administración de lo público.

En otras provincias como Mendoza, explican que la planificación cn ensayo de diferentes escenarios es fundamental, «para mejorar a tiempo en caso de que haya un rebote»; explican.

Así, por ejemplo, la Nación ya dio señales de que puede haber una simulación de paritarias en vez de negociaciones reales. La idea que analizan es dar «bonos a cuenta» y en negro, en vez de aumentos salariales que carguen los costos laborales.

Lo mismo con el ajuste de las obras públicas, que dependerán exclusivamente del financiamiento internacional.

 

Saber es poder

 

Asimismo hay que tener en cuenta que el impacto del desempleo puede profundizarse el año que viene y por eso la presión para mantener las líneas de asistencia en emergencia. Pero incluso allí hay dificultades.

La ANSES cerró la transferencia de datos y no hay coordinación con los municipios para tener un estado de situación más preciso. Los celos por el acceso a esos datos se dan por un problema operativo, pero también político: los cerca de 10 millones de personas que son asistidos en el país por la pandemia, son también una tentación para las políticas clientelares a las que acostumbran los partidos populares de Argentina. Las organizaciones sociales que reciben fondos de la Nación de manera directa para ayuda social cumplen un rol clave también.

El blindaje político que tiene el Gobierno nacional le sirve para contener protestas y tensiones. No pasa lo mismo con algunos distritos manejados por la oposición. En muchos de ellos ya hay anuncios de protestas y reclamos de organizaciones ligadas al oficialismo que ya anunciaron planes de protesta y reclamos. En el caso de Chubut, jamás se superó esta instancia de incertidumbre y anomia.

Esa será justamente una de las batallas políticas del futuro inmediato y que preocupa: gobernar la calle, que no es lo mismo que ignorarla.

Los gremios estatales están aún bajo la órbita de Frente de Todos, lo mismo que la CGT. Las organizaciones sociales aún responden, pero hay signos de agotamiento. Los problemas que se ven en el horizonte son la falta de diagnóstico sobre lo que pasa, las dificultades políticas para lograr una conducción homogénea y cohesión entre los distintos sectores. Y en el caso provincial, directamente la falta de resultados en una puja de fuerzas que se suma al quiebre de caja que hace insostenible pensar para adelante. Por ahora Arcioni busca pasar diciembre, por lo que es probable que se cumpla el compromiso de superar el escalonado, por lo menos los próximos meses. Pero fuera de eso no se conoce plan de gobierno del resto de las comunidades que no están ligadas directamente al empleo público.

Hasta el momento, todo ha sido mirar para atrás, por deuda financiera de arrastre y deuda actual contraída con los agentes públicos. Y todo indicaría que sin plan claro de Nación, tampoco habría plan claro de Chubut. Una materia pendiente que tanto las fuerzas vivas, entidades, empresas y comercios, como los gremios, vienen solicitando tal vez de manera atomizada, pero constante. En un escenario donde todo será más complicado en 2021 entrar sin un proyecto transparentado por la dupla gobernante responsable de la gobernanza territorial, sería no sólo un suicidio político de una alianza ya hecha trizas, sino una malversación del destino de toda una provincia. Habrá que ver…

 

*NA, MDZ, EE