24 enero, 2022
El término glamping fue acuñado a finales del siglo XIX por exploradores británicos como Gordon Laing, Verney Lovett Cameron o David Livingstone,5 que abrieron las puertas del turismo al continente africano. Sin embargo, los orígenes del glamping se remontan a reyes y reinos de siglos atrás, que es cuando surgió la necesidad de viajar, ya sea para visitar a regiones bajo su dominio, para conquistar terrenos nuevos o liderar a sus ejércitos de guerra. La tienda del Rey, transportable en su totalidad a la espalda de animales de carga hacia su próximo destino, contaba con todas las comodidades y atractivos del palacio mismo.
Los Otomanos ya utilizaban las tiendas de campaña para ceremonias culturales. Las primeras tiendas transportables fueron construidas para la comodidad del Sultán durante sus viajes. Los tejidos de seda, bordados, alfombras y valiosos muebles son aportaciones otomanas al concepto del glamping que conocemos hoy en día.
Las primeras descripciones de palacios móviles aparecieron a mano de los europeos que viajaron a Asia Central durante la Edad Media. Las tiendas, que inicialmente fueron usadas como simples refugios por los pueblos nomádas, rápidamente se convirtieron en verdaderas obras de arte. En la época de Gengis Kan —el conquistador mongol— (s.XII-XIII), las lujosas tiendas se ganaron el apodo de «palacios móviles»
El uso ceremonial más destacado de la historia del glamping se observó en China, debido a su frontera en Asia Central. Existen pinturas del siglo XI mostrando a la Emperatriz Song dando a luz en una grandiosa tienda-palacio, rodeada de cuarenta y ocho tiendas más pequeñas.
En la cordillera argentina las experiencias de glamping (su término es una fusión de glamour y camping) se multiplicaron en el último tiempo y a nivel país esta tendencia también es importante ya que se pasó de 12 glamping en todo Argentina a 90, en unos pocos años.
En todos los casos los domos o carpas cuentan con sommier, sábanas, mantas eléctricas y todo el confort como si fuese una habitación de hotel. Algunos tienen equipamiento para cocinar aunque se debe preparar la comida en un espacio para ese fin y otros tienen sus propios chef con todo incluido. Hay fogones, sanitarios y duchas con agua caliente todo el día, generalmente compartidos, pero con cuidado estético.
El registro de este boom de glamping lo cuenta Martín Suero, de Glamping Patagonia, un precursor en la actividad que desde Villa La Angostura instaló hace 5 años el primer servicio de glamping en el complejo del hotel Las Ramblas, en Puerto Manzano.
“Es furor, la gente elige cada vez más el turismo responsable y sobre todo en la pospandemia, con bajo impacto en la naturaleza y el disfrute al aire libre”, señaló este emprendedor que desde hace 20 años incursiona en la hotelería con un concepto de bajo impacto ambiental.
Martín viajó por distintos lugares del mundo para vivir la experiencia del glamping y así trajo a la región esta idea que cuenta con los únicos domos transparentes de policarbonato para dormir bajo las estrellas y contemplar el paisaje en toda su magnitud. Además tiene otro espacio en forma de pirámide de vidrio y domos adaptados a las necesidades del huésped.
“El glamping es la experiencia de acampar, pero con la comodidad de un hotel, con confort y seguridad”, destacó este emprendedor que cuenta con un espacio de glamping en el mismo predio del hotel con un paisaje imponente de la cordillera y el lago Nahuel Huapi. Esta opción es para parejas, familias con niños mayores de 7 años y grupos. El precio parte de los 15.000 pesos las carpas para dos personas y aceptan Previaje.
O sea, son $ 7.000 el valor mínimo por persona para dormir en un domo en medio de un entorno natural. El precio llega hasta 145.000 pesos en un paquete de experiencia de tres días con todo incluido y actividades de aventura.
Existen múltiples propuestas de este tipo de turismo de alta gama:
A una media hora de El Chaltén, sobre el camino que lleva a Laguna de los Tres y de cara a uno de los picos más buscados de la Patagonia, el Fitz Roy. Ahí se ubica Patagonia Eco Domes, una propuesta de glamping en Argentina que funciona sólo durante los meses de verano. Cada domo tiene energía solar autónoma, calefacción con salamandra, baño privado y un equipamiento interior que nada tiene para envidiarle a un hotel. Otro punto interesante: el complejo tiene restaurante, y ofrece desayuno incluido o pensión completa.
Esta fue una de las primeras propuestas de glamping del país: abrió en 2011 en un predio de más de 8 hectáreas en Capilla del Monte, al pie del cerro Uritorco. Geo Glamping Dos Aguas cuenta con cuatro domos privados, con capacidad para dos y tres personas, y áreas de uso compartido (livig, cocina, asadores). Ofrece desayuno incluido y tiene bicicletas para salir a recorrer la zona, senderos por el monte serrano y hacia el río Dolores, y sectores de meditación. Además, en el mismo complejo hay cabañas y un restaurante que hace foco en los productos de estación de la zona. Abre todo el año.
Cerca del Lago Verde, corazón del Parque Nacional Los Alerces, está este complejo montado dentro del Camping Organizado Lago Verde. Los domos están sumergidos en el bosque, lo que les brinda un entorno de tranquilidad y conexión natural especial. Funcionan como habitaciones privadas, mientras que los servicios son compartidos. Desde Eco Domos Lago Verde se pueden hacer actividades lacustres –kayak, stand up paddle y navegaciones–, cabalgatas y salidas de trekking para visitar el milenario bosque de alerces y el glaciar Torrecillas.
¿Glamping en Argentina? ¿Y en viñedos? Sí, también es posible. En su finca de Valle de Uco, la bodega Alpasión ofrece tres tiendas de lujo con cama king size, baño privado, deck propio con hidromasaje y vista a la Cordillera de los Andes. Esta propuesta permite disfrutar de una estadía íntima y original a pasos del lodge. Quienes se alojan en los domos pueden disfrutar de todas sus instalaciones, como las visitas a la bodega, degustaciones, espacios comunes (biblioteca con chimenea y piscina infinita, por ejemplo) y el restaurante. Una alternativa diferente para descansar y disfrutar de Mendoza.
En Bahía Manzano, una de las zonas más atractivas para alojarse en Villa La Angostura, está Las Ramblas. A orilla del lago Nahuel Huapi y mirando a la Cordillera de los Andes, ofrece su experiencia “Glamping Inspira” con un amplio menú de opciones: tiene domos geodésicos, una “burbuja transparente” (una estructura de policarbonato que deja ver el cielo patagónico), una pirámide de vidrio y un domo panorámico XL. Todos cuentan con sommier king size, deck exterior y todo lo necesario para una estadía confortable y diferente en el camino de Siete Lagos. Funciona entre noviembre y Semana Santa.
Para quienes busquen un fin de semana de desconexión sin alejarse demasiado de la Ciudad de Buenos Aires aparece esta opción. Puesto Viejo Estancia está en Cañuelas, a unos 70 kilómetros del centro porteño, y cuenta con 20 carpas safari equipadas con cama y baño privado completo. En el mismo predio hay un laberinto de pinos, una caballeriza de polo y sector de fogón. La estadía incluye una cabalgata y tres comidas, y es un plan ideal para disfrutar con amigos o en familia.
Por ahora se trata de un turismo de alta gama por los valores que en algunos casos superan los 500 dólares la noche por persona, esto frente a las comodidades que ofrece y la diferencia de experiencia que activa, pero cada vez son más los espacios que se suman en la región y el país con opciones más accesibles y originales.
Un modo de vacacionar diferente en época de pandemia donde se revaloriza la naturaleza y la soledad.