2 diciembre, 2020
Lo hicieron a través de una nota enviada al presidente de la Legislatura. Se trata del Colegio Argentino de Ingenieros de Minas (CADIM) y del Comité Asesor Permanente para el Ejercicio de la Geología (CAPEG). Quieren aportar sus conocimientos sobre aspectos económicos, sociales, ambientales y productivos, en el marco del tratamiento del proyecto de ley de zonificación minera en la Meseta del Chubut.
Las autoridades del Colegio Argentino de Ingenieros de Minas (CADIM) y del Comité Asesor Permanente para el Ejercicio de la Geología (CAPEG) le enviaron el lunes una nota al presidente de la Legislatura del Chubut, Ricardo Sastre, para ponerse a disposición del vicegobernador y de los diputados provinciales para aportar la información necesaria en el marco del tratamiento del proyecto de zonificación minera en la Meseta Central elevado por el Poder Ejecutivo Provincial.
La nota llevó las firmas de los presidentes de CADIM, Francisco Almenzar, y del CAPEG, Eduardo Perurena, quienes precisaron que la primera entidad cuenta con «más de 500 profesionales de la ingeniería de minas asociados», mientras que el Comité Asesor Permanente «representa a 12 colegios profesionales con matrícula provincial» y su Consejo Superior «representa a aquellas provincias o jurisdicciones sin Colegio o Consejo».
«Las instituciones que representamos tienen una vasta trayectoria, están conformadas por profesionales argentinos que hemos recibido nuestra formación académica en universidades públicas, que nos exige, desde la ética, salir a divulgar el conocimiento científico adquirido y explicar con humildad, una y otra vez, todos y cada uno de los pasos que se dan para obtener los metales valiosos», indicaron.
Los presidentes de las entidades manifestaron su «predisposición para transmitirles nuestra experiencia profesional, adquirida en la gestión de una mina, algunos; como catedráticos enseñando en universidades y escuelas técnicas de todo el país o trabajando en institutos de investigación, otros; y habiendo estudiado y aprendido minería tras años de estudios científicos, uso de modernas tecnologías y rutinas metodológicas, todos».
Dijeron en este contexto que «la minería, industria madre de todas las demás industrias, aporta importantes recursos financieros por el pago de tributos (Nación, Provincia, municipios), por regalías y aportes para fondos de desarrollo de infraestructura; genera proveedores de todo tipo y trabajos directos e indirectos durante toda la vida de una mina».
Especificaron que «rubros tan diversos como la industria metalmecánica, la informática, la gastronomía con sus múltiples demandas de productos de la agricultura y la ganadería, la ingeniería civil y las construcciones, la salud pública con calidad prestacional, la educación brindando salida laboral a los jóvenes desde el dictado de carreras técnicas, la hotelería y el esparcimiento, las comunicaciones son una oportunidad única para muchos pueblos y regiones que hoy encuentran un verdadero límite a su pretensión de alcanzar crecimiento económico de la mano de las actividades tradicionales».
Entre los beneficios añadieron: «El desarrollo de emprendedores locales, de infraestructuras viales y energéticas, de conducción de aguas hacia otros requerimientos, cientos de viviendas, hospitales equipados con aparatología de última generación, Internet y sistemas de Wi Fi, aeropuertos son sólo algunas de las posibilidades que abre la minería, que beneficia con su demanda también a las actividades tradicionales».
Indicaron además que «en el terreno de la formación laboral, la minería invierte enormes sumas de dinero en la capacitación permanente de sus trabajadores», y que «según registros de Nación, la industria minera exhibe los más bajos índices de accidentes personales, esto debido a los rigurosos estándares de seguridad laboral preventiva que practican las empresas que operan en el país».
En cuanto a la gestión ambiental, explicaron que «la industria minera ha evolucionado de manera tal, que la tecnología con que se gestionaba una mina hace 20 años atrás, hoy puede ser considerada como obsoleta».
«La integración de tecnologías de punta a los distintos procesos y en materia de monitoreo de aguas, aire y suelo, junto con la utilización de elementos de protección reducen al mínimo el impacto de las actividades sobre los entornos bióticos y abióticos en que se desenvuelve», continuaron.
En este contexto tanto CADIM como el CAPEG se pusieron también a disposición «a efectos de colaborar con el esclarecimiento de algunos prejuicios que pretenden construir nuevos Mitos en base a unos pocos eslóganes alejados de toda ciencia, y que repetidos hasta el cansancio pretenden adquirir veracidad».
Indicaron en este sentido: «A la luz de nuestra propia experiencia y del importante camino ya recorrido desde 1997 en que se pusiera en marcha la nueva minería en Argentina que minería, ganadería, agricultura, pesca y turismo no solo no son incompatibles, sino que por el contrario pueden complementarse y la minería pasar a ser una oportunidad impensada para el desarrollo de estas actividades que en muchos casos se desarrollan precarizadas, tienen un bajísimo impacto económico y social, o simplemente no existen alrededor de los pueblos cercanos a un yacimiento mineral».
«Está claro que ninguna catástrofe de las anunciadas que atemorizan a buena parte de los argentinos ha ocurrido -continuaron-. Doscientos años de minería chilena y desde 1997, 13 operaciones metalíferas en nuestro país lo desmienten a diario de uno y otro lado de la cordillera. Por eso la esencia no es dónde, sino cómo explotar los recursos minerales».
Y, para finalizar, dijeron que «el verdadero desafío» es llevar adelante la explotación minera «con la mejor tecnología disponible, con impactos controlados, con un modelo tributario que no ahuyente las necesarias e imprescindibles inversiones, con desarrollo de múltiples proveedores locales, con trabajos en blanco y bien remunerados, con infraestructura social de calidad, con actividades tradicionales que encontrarán en la minería una oportunidad para emerger, en el re direccionamiento de la renta una oportunidad para la sustentabilidad».
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*DEM