23 junio, 2023
La finalización de la primera etapa del gasoducto Néstor Kirchner permitirá que el país ahorre divisas; las perspectivas de los empresarios sobre la cuenca neuquina
El reloj ya está corriendo. Para el 20 de junio de 2023, el Día de la Bandera, el gasoducto Néstor Kirchner finalizará su primera etapa. Cada cinco minuto sale un camión cargado de tubos para la construcción de la mega obra, con la meta puesta en terminar antes de que el frío llegue a los hogares. Según proyecciones del Gobierno, el año entrante se podrían ahorrar US$2400 millones en importaciones.
“Si tomamos las decisiones correctas y dotamos de la infraestructura necesaria, la Argentina va a pasar a ser otra Argentina”, afirmó Agustín Gerez, presidente de Enarsa, durante el 21° Seminario Propymes.
Según expresó, la energía se convertirá en un sector robusto, que le permitirá al país hacerse de las divisas que hoy escasean. Los bienes y servicios que se producen podrán acceder a una energía con costos reducidos y, por ende, los precios finales que se incorporen a la economía serán menores.
En ese sentido, afirmó que la construcción del gasoducto tiene el consenso de todo el arco político, porque se reconoce la importancia de tener una infraestructura energética. Por eso, dijo que “más que una política de Gobierno, se convirtió en una política de Estado, una base fundamental para enviar previsibilidad a los sectores y que todos los actores de la economía se comprometan”.
Esta año, la balanza comercial de energía fue negativa por US$5000 millones. Sin embargo, con las estimaciones que tienen desde el sector, para 2030 se espera un resultado positivo de más de US$17.000 millones. Un diferencial de US$22.000 millones en un período de entre siete y ocho años.
“La Argentina tiene recursos suficientes no solo para abastecerse de manera interna, sino que también tenemos que educar en la importancia del recurso y a dónde podemos llegar. Que no nos quieran convencer que es demanda interna o exportaciones. Es ambas. Pero para eso necesitamos la infraestructura”, dijo Gerez, quien agregó que la etapa dos del gasoducto terminará en 2024, lo que permitirá sustituir las importaciones provenientes de Bolivia.
Durante el Seminario también participó Ricardo Markous, CEO de Tecpetrol, quien afirmó que Vaca Muerta “ya es una realidad” y que el país está produciendo en la cuenca neuquina alrededor de 260.000 bbl/día, lo que implica un 42% de la producción total de petróleo. En tanto, se producen 54MMm3/días de gas natural, el 40% del total.
“Para crecer, necesitamos oleoductos y gasoductos, ambos temas se están tratando en este momento. El gasoducto está en construcción y mediante Oldelval se está duplicando la capacidad de transporte de petróleo. Estimamos que para el 2030, Vaca Muerta podría estar produciendo 750.000 barriles de petróleo y 140 millones de metros cúbicos”, señaló.
El contexto internacional fue mencionado a lo largo de la jornada. La Argentina tiene la oportunidad de tener energía barata para exportar, que hoy Europa está demandando y no puede producir. “Se está destruyendo en algunos lugares lo que la Argentina le puede ofrecer al mundo. Podemos ser parte de la solución”, coincidió Javier Martínez Álvarez, presidente de Tenaris Cono Sur.
En cuanto al gas, para Markous el país tiene que autoabastecerse, pero también aprovechar la infraestructura que se construyó en los años 90 para exportar a los vecinos Chile y Brasil. En ese sentido, remarcó que la energía “debería ser el segundo campo en la Argentina” y no debería haber problema por la falta de dólares.
“Todos hablaron de la oportunidad de Vaca Muerta y no hay dudas de que es una oportunidad concreta, de relativamente corto plazo, para revertir un sector importador a exportador. Esto ya es un beneficio concreto, para los próximos años. La energía es un cañón de titanio”, finalizó Martín Álvarez.
*LN/ by Melisa Reinhold