9 octubre, 2020
El stock ganadero patagónico sufrió una sensible pérdida luego del duro invierno en medio de la pandemia. En lo que respecta a Río Negro, la caída podría proyectarse hasta un 30% o más, y lo mismo se podría decir de Chubut y Santa Cruz, en lo que significa un golpe a una de las principales actividades económica de la región sur, sobre todo en las zonas más aisladas o postergadas de otros tipos de actividades industriales o extractivas.
Esto significará una retracción que duraría, al menos, hasta 2022. Los números ahondan una crisis que ya era aguda con el desplome en el precio en dólares de la lana, desde la guerra comercial entre Estados Unidos y China.
De acuerdo a un informe del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), en su sede de San Carlos de Bariloche, se anticipan los principales inconvenientes de la ganadería ovina a corto y mediano plazo. De la pérdida de competitividad al riesgo de subsistencia, en el que algunos casos –los más extremos- no alcanzará ni para cubrir la mitad del consumo familiar. Sólo si se habla de ovinos, la merma sería de 55.000 a 70.000 cabezas.
Los números oficiales fueron recibidos con cautela por las entidades que nuclea a los ganaderos, que esperan hasta noviembre para brindar el número propio.
En noviembre sabremos cuáles son los números reales, razona Baldomero Bassi, titular de Entidades Rurales rionegrinas, en declaraciones a Letra P.
El dirigente patagónico se refirió al relevamiento que continúa y ocupa al ministro de Producción, Carlos Banacloy. Esta semana, equipos técnicos de la cartera recorrieron la localidad de Ñorquinco, en la región sur de la provincia, y esperan tener una visión más amplia de cómo fue el impacto de la nieve. Un dato no menor es la pérdida de vientres, que afectará en la reposición del ganado. El sismo económico, como cadena, complicaría el servicio reproductivo y la reducción del stock incluso en 2022. Esto genera un impacto directo en la zafra (esquila), hoy en pleno proceso.
Juan José Anglesio, vicepresidente de la Sociedad Rural de Comodoro Rivadavia opina: “Si bien hay que rescatar que como actividad esencial pudimos trabajar, y eso es muy importante, desde el punto de vista financiero y económico estamos en una situación muy complicada. Hoy el valor del producto bajó. De 6 a 8 dólares que estábamos comercializando la lana, hoy estamos hablando de un promedio de 2 dólares, o dos y medio para Chubut, y a eso le tenemos que sumar el tema cambiario que tenemos entre los insumos que son importación y lo que realmente nos liquidan a nosotros el dólar de exportación, además de la incertidumbre porque no hay demanda de la lana a nivel mundial”.
En el sur del sur, la cosa se complica bastante más, no sólo por las distancias, sino por la magnitud de las inconveniencias. Recientemente lo explicaba Juan José Anglesio, vicepresidente de la entidad que nuclea a 250 productores de Chubut y norte de Santa Cruz y cuarta generación de productores, desde que su bisabuelo, quien llegó de Sudáfrica con las inmigración Boer, comenzó a trabajar en la zona de Sierra Chaira, a 160 de Kilómetros de Comodoro, donde tienen su campo con casi 12 mil ovejas.
En declaraciones a ADNS puntualizó qie el presente es aún más complicado para quienes tienen menos cantidad de animales. “Más del 80% de los productores tienen menos de 3000 animales y tienen la incertidumbre de si van a poder vender su lana. Y si la vende, los valores son muy bajos y los costos de producción son muy altos, entonces el 50% de su lana va a parar a un empleado que es lo máximo que puede tener, después tiene que pagar un porcentaje importante a la esquila y el resto es para insumos y para sobrevivir. Entonces se genera mucha incertidumbre”.
Para entender el cálculo, los entendidos afirman que cada animal produce entre 4 y 4,5 kilos de lana. Entonces se necesitan entre 3500 y 6000 animales para que el negocio sea rentable.
Por esa razón, considera que hoy los productores se enfrentan a un delicado escenario, y es categórico en este sentido. “Si no se toman medidas a corto plazo hay productores que la van a pasar mal. El 80% tiene 2000 animales o menos y esa gente recurre a vender animales para subsistir, pero así van achicando hasta que termina de cerrar el establecimiento. Yo creo que este año va a pasar en gran medida por este combo: los animales que se murieron durante la nevada, la pandemia y los costos, porque el productor hoy tiene que solventar una esquila que subió un 70% u 80% sobre los costos del año pasado y es un combo ideal porque el mercado de lana tuvo un bajón impresionante. Y a eso hay que sumar la diferencia cambiaría porque al productor se lo liquidan a 72 pesos, pero cuando vas a comprar insumo te lo cobran a 140 pesos”, afirmó el referente rural.
El invierno, que tuvo una réplica hasta los primeros días de este mes, no fue el único revés para esta economía regional. Como explica el informe, desde 2018, la guerra comercial entre Estados Unidos y China influencia; en el desplome del precio de la lana. Los testimonios son contundentes: el valor promedio, en octubre de ese año era 8 dólares; bajó a 5 dólares en diciembre del 2019 y, por estos días apenas llega a los 3 y hasta 2, 50 dólares por kilo.
“Sabemos que la situación es difícil, el precio es muy bajo”, lamenta Bassi. Lo que el productor advierte es lo que todos en la región sur temen: la reducción del stock que traerá menos cabezas para la esquila, menos venta y menor calidad. Las fibras son un bien básico para los habitantes de esta zona de la Patagonia. El producto de las ovejas Merino y las cabras de Angora -puntualiza el informe de INTA- otorgan un plus de divisas. Pero el arrastre de aspectos negativos, como dos años de sequía y el estrés de este complejo invierno, genera una baja en la calidad de la lana como en los ingresos de cada productor.
Para darle cierto aire a los productores, surgieron alternativas sumadas al anuncio de emergencia agropecuaria. Un paquete que inyecte dinero para que garantice sustentabilidad. Un adicional de $ 100 por kilo contra factura o liquidación de compra, para la lana. En total, hasta 2.000 kilos de lana sucia, equivalente a un subsidio de hasta $ 200.000 por productor. Además, exención automática en Impuesto a las Ganancias, eximición del aporte patronal en cargas sociales sobre el personal de campo, eliminación de retenciones a las exportaciones de lana y carne ovina, como así también de pelo Mohair; Rectificar la Ley del IVA, imputándole a las fibras animales sucias, sin procesamiento industrial, la alicuota del 10,5% (actualmente están gravadas con el 21%) y un plan certero de promoción, figuran en la hoja de ruta de los pedidos al estado para empezar a salir de la crisis.
*LP, ADNS, NA