23 junio, 2025
Tras 24 años de vigencia, el Gobierno dio de baja por decreto la Ley Ovina, una herramienta clave para el financiamiento de pequeños ganaderos de la Patagonia.
El Gobierno Nacional firmó el certificado de defunción final de al menos 9 regímenes de fomento de la ganadería, entre ellos la Ley Ovina, que permitió durante casi 24 años a pequeños productores de la Patagonia poder acceder a financiamiento (ya sea por créditos blandos o por aportes no reintegrables) para hacer potreros, galpones, captaciones de agua o mejoramiento genético. “Se formalizó lo que ya venía ocurriendo en la práctica, porque al programa lo habían desfinanciado por completo”, comentó una fuente del Gobierno de Río Negro. Cuando nació, en el año 2001, se la dotó de un fondo de 20 millones de dólares anuales, lo que hoy representaría casi 24.000 millones de pesos.
En los considerandos del Decreto 408/2025, publicado el pasado miércoles 18 de junio, se aclara que “en este contexto, en el que las políticas del Gobierno Nacional se orientan a reducir la intervención estatal y a maximizar la eficiencia y eficacia en la gestión pública, se vuelve imperioso revisar aquellas funciones que pudieran resultar redundantes o superpuestas, con el fin de asegurar una asignación más racional, eficiente y focalizada de los recursos públicos”. Luego se destaca en el texto legal: “deviene menester proceder a la derogación”.
A decir verdad la Ley ya estaba ‘muerta’ por falta de fondos. El último fondeo importante fue en el 2023, y a la Ley Ovina se le asignó en el Congreso Nacional un fondo de $302 millones, de los cuales unos 50 millones de pesos fueron destinados a Río Negro.
Los fondos escasos que recibína los pequeños productores servían sin embargo para analisis de calidad de lana, bancos de forrajes para el invierno, mejor de predios, financiar perforaciones y pequeñas ayudas a sistener la actividad.
Ahora, las Provincias productoras deberán gestionar fondos de otros lados y establecer sus propios planes de impulso a la ganadería ovina, sobre todo en las provincias patagónicas donde impactan también fenómens como el diesmo de majadas por las intensas nevadas, por animales salvajes y por incendios permanentes que arrasan pastizales y animales, entre otros múltiples factores.
