El anuncio del entendimiento echó a rodar los poroteos sobre los votos que puede llegar a reunir el futuro acuerdo de endeudamiento. La gira de Alberto no ayuda demasiado.
Apenas el presidente Alberto Fernández anunció el entendimiento con el FMI, comenzaron las especulaciones sobre los votos que reunirá el Gobierno para aprobar el acuerdo que todavía se desconoce.
Si el Gobierno de Alberto Fernández no logra aprobar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para marzo, no hay plan B. No lo tienen los funcionarios del equipo económico pero tampoco los burócratas del FMI, quienes como gran parte del establishment de Washington hablan con cierta resignación sobre la Argentina.
Quedó claro en el diálogo que esta semana mantuvo el número uno del FMI para el Hemisferio Occidental, Ilan Goldfajn, con banqueros, y se infiere de las palabras de ayer de la directora gerente, Kristalina Georgieva. En los EE.UU. entienden que, con el acuerdo, el Gobierno de Fernández no va a cambiar mucho, sólo está ‘comprando tiempo’.
La escasez de dólares desvela no sólo al presidente del Banco Central (BCRA), Miguel Ángel Pesce, que no descarta en el corto plazo seguir afinando el cepo, sino que también pone en riesgo la recuperación de la economía, que según en el Gobierno esperan que sea este año de más del 4%, aunque llos pronósticos privados son más conservadores.
De ahí que la gira exterior tiene un sólo objetivo: la busqueda de dólares. La visita de Fernández a China será conseguir que el Gobierno de Xi Jinping habilite a la Argentina a usar el swap (préstamo) por US$20.436 millones que ese país le dio al BCRA para todo tipo de pagos y no sólo para cubrir las operaciones de comercio exterior entre ambos países.
En su escala por Rusia, la delegación argentina buscó avanzar en potenciales proyectos energéticos y ferroviarios. Dólares, deben llegar dólares, no importa qué.
Lo que no está claro aún es cómo afectarán estas negociaciones paralelas tanto con China como con Rusia con países miembro del FMI, que luego deberán validar en el directorio del organismo el acuerdo que ofreció Argentina. Máxime con decaraciones altamente jugadas en términos de política exterior involucrando a toda latinoamérica, como se hicieron ante el Kremlin. El gran interrogante es ¿tiene Alberto garantizados los votos del directorio del FMI, que además se necesita a la par del aval del Congreso?
El tablero se reordenó con el anuncio del viernes porque sacó del medio al fantasma del default, pero volvió a sobresaltarse dos días después por la renuncia del diputado Máximo Kirchner a la presidencia del bloque del Frente de Todos en la Cámara baja. Con la dimisión definió su rechazo a los términos de la renegociación y a las consecuencias que provocará su aplicación en los próximos años. Los reacomodamientos no terminaron, pero en el Congreso ya hay pronósticos de una virtual aprobación del acuerdo, aunque todavía se desconoce la letra chica.
En el Congreso no habrán definiciones definitivas hasta que el ministro de Economía Martín Guzmán asista a explicar el texto del acuerdo, es decir, cuando cuente cómo llegará a cumplir las metas previstas en la carta de intención. Pero la aritmética de voluntades en la Cámara de Diputados no esperará a ese momento: ya comenzaron los cálculos sobre cuantos votos puede reunir un eventual acuerdo con el FMI. Por ahora no se sabe si el texto ingresará por el Senado o por la Cámara baja. Un recorrido por el recinto de las provincias pondrá en juego la relación del Gobierno con cada gobernador oficialista y opositor, en un escenario donde el Frente de Todos está a dos votos para llegar al quórum, que podrá conseguir con el respaldo de dos aliados provinciales misioneros y rionegrinos, según reporta iP.
En Diputados, a contrapelo de las lecturas más dramáticas, la salida de Kirchner al frente del bloque oficialista no implicará grandes cambios a un escenario que ya se esperaba a los dos lados de la polarización. El extitular del bloque oficialista le dijo sus diferencias a Fernández el miércoles de la semana pasada en un almuerzo.
El encuentro fue comentado por el Presidente en una entrevista y dejó entrever que en las entrañas de la coalición oficialista ya están al tanto de la dimensión del ajuste que implicará el acuerdo. La preocupación surca a las 118 voluntades del Frente de Todos en la Cámara baja, en un contexto donde cada tribu que lo compone no piensa en la ruptura, pero escudriña si votar a favor o abstenerse.
La salida de Kirchner fue una forma de resolver una parte de ese problema. En su entorno destacan la franqueza del planteo, porque le dejó el camino libre al Presidente para buscar a un referente parlamentario que se encargue con convicción de buscar los votos necesarios para transformar en ley el acuerdo con el Fondo. La misión ahora corre por cuenta del santafesino Germán Martínez, mano derecha del exministro de Defensa, Agustín Rossi.
Ya empezaron las especulaciones sobre cuántos votos puede reunir un acuerdo con el FMI en el Congreso
Los votos, bloque por bloque
Luego de esa señal, los eventuales números del oficialismo estarán divididos entre quienes buscarán ser orgánicos con la Casa Rosada y quienes busquen impulsar cambios en un acuerdo que posiblemente sea debatido a libro cerrado. Nada quedará claro hasta que no se conozcan los detalles y comience el tramo más fino de las negociaciones, pero los desacuerdos no serían plasmados como tales, sino a través de la abstención. La posibilidad no estará definida hasta el momento de la sesión, pero hay una coincidencia transversal: todos darán quórum.
La salida no es un invento del oficialismo. El bloque que responde al gobernador cordobés Juan Schiaretti fue el primero en definir su posición. Los tres diputados que integran el bloque Córdoba Federal se abstendrán, pero darán quórum porque consideran que las consecuencias del acuerdo son responsabilidad de Gobierno. No hay certezas sobre la decisión que adoptarán los demás socios del interbloque Federal, que lidera Alejandro «Topo» Rodríguez, donde conviven lavagnistas con socialistas santafesinos.
En el interbloque Provincias Unidas, que comparten los diputados del Frente de la Concordia Misionero y de Juntos Somos Río Negro, es posible que voten a favor y se sumen a la opción mayoritaria del oficialismo, a partir de la relación de la Casa Rosada con los gobernadores de Misiones, Oscar Herrera Aguad, y de Río Negro, Arabela Carreras, sucesora del actual senador nacional y líder del espacio, Alberto Weretilneck.
En Juntos por el Cambio el panorama combina posibles abstenciones con respaldos. En principio la renegociación no les resulta ajena porque se trata de una deuda de 57.000 millones de dólares contraída durante la gestión de Mauricio Macri.
La paternidad del crédito más grande en la historia del organismo financiero tiene su impacto dentro de la coalición opositora. Las costuras quedaron expuestas cuando el gobernador jujeño y titular del Comité Nacional de la UCR, Gerardo Morales se mostró dispuesto a escuchar al ministro de Economía, Martín Guzmán, para conocer detalles de la negociación. «Nosotros contrajimos la deuda, lo menos que podemos hacer es ir y escuchar» dijo el mandatario y tomó distancia de la posición de Macri y de la titular del PRO, Patricia Bullrich.
El tironeo no es ajeno a la Coalición Cívica, que reclama responsabilidad política en la negociación con el Fondo.
Cada bancada tiene una visión diferente del acuerdo
Esos puntos de vista dividen a las 116 bancas de la coalición opositora, aunque todos los sectores internos coinciden en valorar el entendimiento como una salida empujada por el temor del default, pero igualmente es positiva. Así lo hicieron saber en dos escuetos comunicados desde el viernes pasado, aunque la abstención aparece como la salida más elegante para plasmar desacuerdos sin votar en contra.
La primera fuerza en plantear esa opción fue la Coalición Cívica, aunque algunos de sus integrantes, como el catamarqueño Rubén Manzi, aseguran que el espacio votará a favor del pacto.
En el PRO, que lidera el macrista Cristian Ritondo, las 53 voluntades pueden variar entre la abstención y el respaldo, aunque es posible que los guiños a favor sean escasos.
La foto contrasta con la UCR. El bloque conducido por Mario Negri reuniría más votos positivos que abstenciones en sus 33 escaños a partir del impulso de Morales.
El espacio está dividido. Antes de diciembre sumaba 45 voluntades, pero desde entonces cuenta con una escisión: los 12 integrantes de Evolución Radical, encabezados por Rodrigo De Loredo, coterráneo de Negri. La decisión de esos escaños es un enigma por ahora, aunque es un espacio que podría inaugurar una relación distinta con el Gobierno a partir del examen parlamentario que implica la renegociación de la deuda.
Mirada macro
Muchos legisladores miran el contexto internacional y advierten sobre el compromiso que representa la legitimación del acuerdo que busca cerrar el Ejecutivo, que parece jugar a demasiadas puntas en un escenario mundial altamente sensible.
De hecho, los países clave en el directorio del FMI que deberán luego aprobar el acuerdo, son casi los mismos países que también definen la suerte de la Argentina en otros multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM). Paradójicamente, el acuerdo con el FMI no cierra si tanto el BID, como el BM y la CAF no aumentan este año su financiamiento a la Argentina. El ministro Martín Guzmán acordó con el Fondo reducir el déficit fiscal a 2,5% del PBI este año, pero además recortar ferozmente la emisión monetaria a 1% del PBI (cuando el año pasado fue casi del 4%). En gran medida, gran parte del otro 1,5% del PBI de déficit se espera financiar con aportes de organismos multilaterales, o sea mas deuda. Un proyecto que luce por demás ambicioso considerando que tanto el BID como el BM tenían previsto reducir su exposición neta a la Argentina este año. Habrá que ver…