14 abril, 2022
A diferencia de la intermitencia característica de la eólica y la solar, se trata de un tipo de energía que puede utilizarse como base del sistema, dotándolo de mayor seguridad. Los países más avanzados en la materia y el potencial argentino.
Uno de los puntos sobre los que la Agencia Internacional de Energía focalizó en su plan para minimizar la dependencia europea del gas proveniente de Rusia fue ahondar en el desarrollo de la energía geotérmica. Su bajo impacto ambiental en relación al uso de combustibles fósiles se convierte en una alternativa, sobre todo en la calefacción de hogares y, en menor medida, en la generación eléctrica a partir del calor producido por la tierra y que en muchos casos emerge a la superficie en forma de vapor de agua. Si bien los costos relacionados con la inversión previa aún están lejos de ser óptimos en relación a sus competidores, la Argentina cuenta con un potencial inmanente de 300 puntos a lo largo y ancho del país.
“La energía geotérmica es una fuente de energía de base, resiliente al cambio climático y renovable, capaz no solamente de proporcionar entre 50-70 GW de potencia a los países de América Latina, sino también de proporcionar calor para fines agrícolas -por ejemplo, deshidratación de cultivos y calor para invernaderos-, refrigeración y sistemas de calefacción urbana en zonas frías, como en las ciudades de Chile y Argentina, evitando así el uso de madera y combustibles fósiles”, dice un informe del Banco Interamericano de Desarrollo.
Durante la gestión anterior, la Secretaría de Energía publicó un informe sobre los potenciales del sector geotérmico en el país. En el identifica la factibilidad de realización de proyectos en Neuquén, San Juan, Salta, Catamarca, Tucumán, San Juan Mendoza, Buenos Aires y Jujuy. En su mayoría ubicados en zonas donde las diferencias térmicas sobre la corteza terrestre producen vapor de agua a altas temperaturas.
La generación de electricidad a partir de geotermia utiliza directamente las altas temperaturas del vapor de agua que se encuentra bajo la superficie terrestre, las mezclas de vapor-agua, o el agua geotermal con temperaturas intermedias de entre 70 y 250°C que permiten la movilización de turbinas.
Argentina contó con la primera planta generadora de electricidad por geotermia en América Latina. Fue inaugurada en 1988 en las inmediaciones del volcán Copahue, en Neuquén y entregaba una potencia de 670 Kw. Funcionó hasta 1997.
En 2018 la provincia de Neuquén y la Secretaría de Energía acordaron poner en marcha un proceso licitatorio para construir en una nueva planta generadora dentro del Proyecto Geotérmico Copahue.
A través de la perforación de pozos dentro del campo geotérmico ubicado en las inmediaciones del volcán preveía la construcción en dos etapas de una central de 40 MW y la conexión al Sistema Interconectado Nacional, con una inversión que ronda los 100 millones de dólares.
En la primera etapa se instalaría una planta modular de 10 MW y para la que se perforarían dos pozos para extraer el vapor. Una vez en marcha, la planta evitaría la emisión de unas 35.000 toneladas de carbono por año y tendría una capacidad de abastecer a unos 26.000 hogares con una producción anual de 78.8 GW hora.
Más tarde se ampliaría la capacidad a unos 40 MW con la perforación de otros siete pozos abastecedores, que podrían llevar energía a otros 78.000 mil hogares con un costo por kW instalado de alrededor de 4 USD/kW.
Del total de 9 pozos previstos se extraería vapor saturado de alta entalpia a unos 230ºC, que alimentaría turbinas que funcionan mediante un ciclo de condensación del vapor que se produce en forma natural.
La geotermia es un recurso renovable, puesto que utiliza el ciclo natural de producción de vapores a altas temperaturas al interior de la tierra. Las diversas clasificaciones los ubican en baja entalpía, media y alta entalpía, según el rango de temperaturas a la que los vapores emergen.
Si bien durante el gobierno anterior se realizaron avances en el diseño de un Plan Geotérmico Nacional, no existe un marco jurídico con capacidad efectiva de fomentar y desarrollar la actividad. La geotermia es considerada una actividad minera. Y según el BID “Argentina no cuenta con un marco nacional consolidado para promover” su desarrollo, en un contexto donde la transición energética y los compromisos asumidos por el país de cara al 2030 exige un cambio de matriz energética. En la actualidad más de un 85% de la energía consumida es sobre la base de combustibles fósiles.
Según la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), el costo promedio ponderado global de la energía geotérmica oscila entre USD 0,071/kWh y USD 0,075/kWh desde 2016. Sin embargo, las plantas puestas en servicio durante 2020 lograron costos de USD 0,071/kWh.
La capacidad global de generación de energía geotérmica en 2021 fue de alrededor 15.854 MW. Estados Unidos lidera el ranking global de generación del sector con una capacidad instalada de 3.722 MW. Siguen, Indonesia con 2.276 MW, Filipinas, 1.918 MW y Turquía con 1.710 MW.
En Argentina el Campo Termal Domuyo, en el noroeste de Neuquén, que presenta anomalías térmicas a apenas un metro de profundidad, Campo Termal Tuzgle Tocomar, en el altiplano jujeño salteño, Valle del Cura del Cura, en San Juan, son espacios con potencial aprovechamiento del recurso geotérmico que esperan por estudios de factibilidad e inversiones. Mientras la crisis energética global se profundiza, el vapor espera, a flor de tierra.
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