24 julio, 2021
Especialistas analizaron las potencialidades y dificultades que enfrenta la transición energética en el país. Pese a los recursos en gas, se disparó el consumo de combustibles líquidos.
Por Victoria Terzaghi y Matías del Pozzi
En momentos en el que a nivel mundial la transición hacia matrices de energía más limpias es una prioridad ante los efectos que ya está generando el cambio climático, Argentina cuenta con una serie de ventajas que la posicionan en un lugar envidiable para muchos países, tanto por sus recursos de gas como energético de transición, como por la potencia del sol y el viento para el desarrollo de energías renovables.
Sin embargo, la macroeconomía, el cepo a los dólares que ingresan al país y la propia falta de redes de transporte esmerilan ese enorme potencial y se consolidan hoy como los principales obstáculos a sortear en el camino hacia una Argentina más verde.
La transición energética fue el eje de la segunda cita de las Octavas Jornadas de Energía del Río Negro en la que analizaron este proceso destacados referentes de la industria como son el vicepresidente de Gas y Energía de YPF, Santiago Martínez Tanoira, la vicepresidenta para Sudamérica y gerenta general en Argentina de Excelerate Energy, Gabriela Aguilar, la CEO y presidenta de Luft Energía, Doris Capurro, y el presidente de la Agencia de Inversiones de Neuquén, José Brillo.
Los especialistas coincidieron en que el contexto macroeconómico del país es una dificultad a sortear para el desarrollo de una matriz energética con una participación mayor de las energías renovables.
Martínez Tanoira indicó que “las condiciones en Argentina -para el desarrollo del gas y las energías solar y eólica- son de las mejores que uno puede encontrar en el mundo, pero la macro también juega un papel importante porque todos estos proyectos son de capital intensivo”.
Y destacó que “hace falta conseguir capital para poder desarrollarlos y claramente es una dificultad cuando la macro no acompaña. Se torna más difícil el financiamiento o más costoso y esas son cuestiones que atentan básicamente al desarrollo de este tipo de energías”.
Como una muestra de los problemas que la falta de inversión puede generar en este proceso hacia una menor generación de gases de efecto invernadero Aguilar contó que por la menor producción de gas nacional -producto de la mala señal de precios que hubo desde el 2019 al 2020- “a pesar del gran potencial del gas, Argentina sigue siendo un gran consumidor de combustibles líquidos”.
Y reveló que “en estos días que hizo mucho frío la generación eléctrica ha estado consumiendo combustibles líquidos que representan el equivalente en el gas natural a un volumen de 15 a 17 millones de metros cúbicos por día”.
Argentina tiene que potenciar su gas en la transición y aprovechar lo que sucede en la región con el declino de Bolivia y la descarbonización de Chile”.
Una cantidad que enfatizó “es la capacidad de regasificación de un barco más. Entonces cuando hablamos de la sustentabilidad tenemos que empezar a modificar el consumo de combustibles líquidos y más aún porque tenemos los recursos para desarrollar gas”.
Pero junto a la limitación que impone la macroeconomía los especialistas coincidieron en que existe un gran cuello de botella en la falta de capacidad de transporte tanto para el gas natural como para la energía eléctrica de los desarrollos renovables.
En ese sentido, Brillo recordó que en Neuquén no se realizó el parque eólico Picún Leufú porque ante la falta de capacidad en las redes se fue a un sorteo que perdió. Y Martínez Tanoira advirtió que “una vez saturadas las capacidades ociosas del sistema del transporte troncal de alta tensión se van a ir limitando los posibles desarrollos si no es que se expanden esas capacidades de transporte”. Un plan que quedó frenado al desarticularse los proyectos de participación público privada (PPP).
El vicepresidente de Gas y Energía de YPF detalló que “ese mismo problema lo tenemos en el gas, con lo cual en gas y en energía eléctrica, un factor que tenemos que considerar en Argentina como desafío por delante a resolver es la capacidad de evacuación y transmisión tanto de gas como de energía eléctrica”.
Los especialistas consideraron que el país está embarcado en el proceso de tener una matriz energética más limpia, más allá de que ya tiene una matriz fuertemente basada en el gas. Y mientras Brillo y Aguilar señalaron que también es fundamental avanzar en las reglamentaciones necesarias y en su cumplimiento, Capurro advirtió que “la pandemia nos mostró que la transición energética va a ocurrir más rápido que lo que se pensaba tal como pasó con la digitalización”.