29 noviembre, 2023
ANÁLISIS DEL IARAF
En términos de Producto Bruto Interno (PBI), esto implicaría que gasto público vuelva al nivel que tenía en el año 2007.
El recorte necesario para equilibrar las cuentas públicas, es decir, ese 25% ya mencionado respecto de 2023, implicaría que el gasto en 2024 sea, a su vez, un 32,5% menor al de 2017. En términos de Producto, habría que recortar del gasto el equivalente a un 15% del PBI. En el corriente año se hubiese requerido recortan un 19,9% de los gastos para llegar al equilibrio.
El gasto que equilibra las cuentas, en perspectiva histórica. Sería un 25% menor que 2023 proyectado y un 32,5% menor que el de 2017. Sería del 15% del PIB, 4,9 puntos porcentuales menos que 2023 proyectado y 7,6 p.p. menor que 2017. Sería un nivel como el del año 2007. pic.twitter.com/niqCvxPNe3
— Nadin Argañaraz (@NadinArganaraz) November 24, 2023
Según explicaron desde IARAF, con la eliminación de las transferencias corrientes y de capital a provincias, de la inversión real directa y de los subsidios a la energía, el gasto primario se ubicaría en 15,9% del PIB y se alcanzaría un superávit primario del 1,2% del PIB.
No obstante, en ese mismo escenario teórico de equilibrio primario seguiría habiendo déficit fiscal (0,9%) debido a los intereses de deuda que paga el país.
Al respecto, Nadin Argañaraz, presidente del IARAF, puntualizó: “Las transferencias no automáticas a Provincias representa el 23% del ajuste necesario». Casi unos $7 mil millones sobre los $11 mil millones que se apuntaría a bajar. En este caso, otra vez el ajuste recaería en gobiernos provinciales con el consguiente impacto en sus administraciones.
«(…)Si al 23% de recorte a las Provincias se suma la eliminación de la inversión total directa, el ajuste estaría cubriendo un 48,3% de lo necesario. Al incorporar una eliminación del gasto en subsidios energéticos, el ajuste estaría cubriendo un 82,5% de los recursos necesarios y el gasto primario real descendería un 20,5%. El restante 17,5% de recursos necesarios debería provenir de otros gastos”.
Ante la consulta respecto de si el recorte del gasto no afecta también la recaudación y, por ende, torna al equilibrio como un objetivo inalcanzable, Argañaraz explicó que lo ideal sería que se de un ajuste fiscal expansivo.
Al respecto, detalló: “Si bien es recesivo quitarle recursos a la economía, si eso es captado por inversores del sector productivo como una señal necesaria para ir a un equilibrio fiscal sostenible y eficaz, eso puede limitar o anular el ajuste recesivo”.
Hasta ahí las recetas económicas que cerrarían el programa del poder central de arranque, pero en el escenario federal el impacto podría ser altamente desequilibrante, considerando estas propuestas de uso de una ‘sabana demasiado corta’ para cubrir un país tan extenso como variopinto en sus realidades económico financieras provinciales.
De allí las preocupaciones de los Gobernadores electos y los reclamos por todos y cada uno de los pesos que les corresponden a sus territorios, como el caso de la disminución de masa coparticipable por devolución de IVA o baja de Ganancias implementadas en la recta final de la campaña por Unión por la Patria.
De hecho, mientras el poder central se erige en la entelequia que permite el concepto de Nación, sólo 6 Provincias financian al régimen de coparticipación con sus recursos naturales y productividad. Ellas son Buenos Aires, Santa Fe, Neuquén, Chubut y Mendoza. Mientras Chubut -por ejemplo- se ubica en el cuarto lugar de aportes coparticipables, figura en el puesto 19 (entre 24) en cuanto a lo que recibe: unos $161 mil pesos por habitante. Otra sería la realidad provincial y la de los chubutenses con una Ley equitativa de repartos federales. Esta es posiblemente ‘la madre’ de todas las batallas que deberá librar el próximo gobierno de Ignacio Torres para que su gestión no sea otra frustración vecinal, más allá del discurso político, como las que se han venido percibiendo en territorio hasta la fecha.
*IARAF/ BL- by Juan Pablo Álvarez/iP