El holding de Cristóbal López y Fabián De Sousa se suma a la organización industrial más crítica contra el Gobierno y más poderosa de la Argentina
Através de su empresa dedicada a la producción de carbonato de sodio en América del Sur, el Grupo Indalo se acaba de sumar como socio a la Unión Industrial Argentina (UIA).
Se trata del holding creado por los empresarios Cristóbal López y Fabián de Souza que en sus mejores momentos llegó a facturar alrededor de $17.500 millones, poseer activos por más de $30.000 millones, emplear de manera directa a más de 3.000 personas, y generar empleo indirecto a otras 10.000 familias.
Caratulado tradicionalmente como uno de los grupos empresarios afines al kirchnerismo, Indalo se suma a las empresas asociadas a la UIA, a pesar del discurso crítico que la organización industrial que preside Daniel Funes de Rioja evidencia contra las políticas del actual gobierno del presidente Alberto Fernández.
Reclamos vinculados a medidas que consideran anti empresas, con los cepos a las importaciones y las restricciones impuestas a las divisas extranjeras, son las banderas que acercan posiciones.
Hace unas semanas Indalo decidió ingresar como socio a la UIA a través de su controlada Alcalis de la Patagonia (Alpat), la única productora de carbonato de sodio de América del Sur. Cuenta con 400 empleados entre sus cuatro centros operativos, con una planta productiva en San Antonio Oeste; una cantera y otra planta de trituración en Aguada Cecilio, Río Negro; una salina en El Gualicho y oficinas en Buenos Aires.
El negocio del Carbonato y el relanzamiento de una Alcalis
En la actualidad, se trata de la empresa más pujante desde que el grupo decidió relanzar sus negocios, tras haber recuperado sus activos en el 2022, tras haber atravesado una gran cantidad de denuncias durante el anterior gobierno de Mauricio Macri.
Esas demandas generaron que todas las empresas del Grupo Indalo sufrieran problemas judiciales, atraso en el pago de sueldos; acumulación de deudas impositivas y previsionales y hasta una fuerte desvalorización y desguace de activos.
De hecho, tanto Cristóbal López como Fabián De Sousa debieron pasar más de un año y medio en prisión acusados a partir de denuncias presentadas por el anterior gobierno y algunos funcionarios como el ex titular de la AFIP, Alberto Abad.
Sin embargo, el año pasado lograron recuperar el control sobre su grupo luego de que la justicia decretara el fin de la quiebra de Oil Combustibles, y además fueran sobreseídos en varias causas penales que se les habían iniciado como la de un supuesto desvío de $8.000 millones del impuesto a la transferencia de combustibles que debía pagar la petrolera y que, según el gobierno anterior, fueron usados para financiar de manera irregular la compra de otras empresas.
El cambio de carátula se determinó tras la presentación y aceptación de un plan para el pago de la millonaria deuda acumulada por Oil Combustibles mediante un procedimiento judicial que se conoce como avenimiento, y por el cual las partes involucradas en una causa ponen fin a la disputa homologando un acuerdo, con calidad de cosa juzgada.
Dicho procedimiento fue autorizado por la justicia el 11 de agosto del 2021 luego de haber obtenido el respaldo de más del 98% de los acreedores, entre los que figuraban bancos, siderúrgicas, petroleras y entes públicos como la AFIP.
A partir de este fallo y de haber sido incluidos en una moratoria fiscal, los empresarios lograron cancelar el pago total de la deuda con la AFIP, que era el principal acreedor de la quiebra, y también negociaron con los restantes acreedores.
De ese modo, desarticularon la quiebra y recuperaron el control sobre Oil Combustibles, petrolera que a su vez era el principal accionista de todas las empresas que López y De Sousa controlaban bajo el paraguas del Grupo Indalo.
Reconversión y nuevas estrategias
Con el escenario judicial ya despejado, los empresarios encararon un esquema de negocios que girará en torno a las empresas dedicadas a la oferta de servicios petroleros como Oil M&s E&P; Oil M&S; FEADAR; Petrolera Cerro Negro; Tsuyoi y Serna.
También apuntan a la industria de la construcción teniendo en cuenta la reactivación de las obras públicas. En este sector, Indalo participaba con Esuvial y CPC Constructora, que fueron afectadas por las causas judiciales al punto que se les rescindieron los contratos y las concesiones que operaban, como la de la autopista Ezeiza Cañuelas.
En el caso de Alpat, acaba de concretar su primera operación comercial en el estratégico sector del litio. Lo hizo en su planta de San Antonio Oeste, en Río Negro, a partir de la venta de 100 toneladas a una empresa minera de Salta.
Al respecto, Hernán Mansilla, jefe del área comercial, remarcó que «el proyecto está ubicado en un lugar privilegiado, que tiene cercanía con Salta capital, acceso por ruta nacional, gasoducto, red eléctrica e infraestructura ferroviaria».
Alpat también ha comenzado a exportar a países como Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia.
El ejecutivo agregó que el primer objetivo, que era iniciar la relación comercial, está cumplido y que ahora apuntan a «trabajar para mejorar la logística y mantener una relación estratégica con este cliente».
Para que sirve el carbonato de sodio
El carbonato de sodio es un insumo clave para las primeras etapas de la producción de carbonato de litio, requerido a nivel internacional para la fabricación de baterías.
Entre los usos industriales se destaca la cerámica, jabones, limpiadores, ablandador de aguas duras, refinación de petróleos, producción de aluminio, textiles, pulpa y papel. Procesamiento metalúrgico, preparación de productos farmacéuticos, sosa cáustica mediante el proceso de la caustificación, bicarbonato de sodio, nitrato de sodio y varios otros usos. Pero el carbonato de sodio tambien es un precursor químico para la elaboración de drogas, tal como la pasta de coca y cocaína.
Las instalaciones de Alpat en San Antonio Oeste, única productora de carbonato de sodio de América del Sur
Con el ojo en el litio
Por el momento, la mayor parte de la producción de Alpat se destina a la industria del vidrio, pero a partir de esta operación, crece el interés en el negocio del litio.
En la empresa señalan que este envío es el puntapié inicial de un prometedor vínculo comercial con un cliente importante del sector que permitirá que, en un futuro, Alpat se convierta en un actor de peso en la industria.
De hecho, la empresa puso en marcha un plan de inversión estratégico de u$s250 millones para ampliar la planta y aumentar la producción, teniendo en cuenta que el del litio es un sector en enorme expansión.
Por lo menos así se considera a partir de los datos aportados por la Secretaría de Minería que proyectan que el 2023 concluirá con 50% más de producción en cantidad de toneladas.
Para el primer semestre del 2024 se espera que se triplique la producción de litio de 2022, con la puesta en marcha de otros cuatro proyectos.
De acuerdo a las estimaciones del sector, se generarán más de u$s5.000 millones en inversiones en los próximos años. Y en 2022 las inversiones rondaron los u$s1.500 millones.