22 junio, 2021
El oficialismo está cerca de lograr la mayoría en Diputados, algo más factible que obtener dos tercios del Senado. Escenario a un mes del cierre de listas
Por Pablo Sieira
Las elecciones legislativas de noviembre definirán cómo quedará la nueva composición del Congreso con la renovación de un tercio del Senado y la mitad de la Cámara de Diputados, donde el Frente de Todos mira de cerca la posibilidad de alcanzar la mayoría propia y darle mayor margen de maniobra al Gobierno.
En la Cámara baja se renuevan 127 de las 257 bancas que integran el pleno. La provincia de Buenos Aires elige 35 legisladores y la Ciudad de Buenos Aires 13, mientras que Córdoba y Santa Fe definen nueve cada una.
Por Mendoza, al igual que por Entre Ríos, ingresarán cinco diputados; Chaco y Tucumán elegirán cuatro cada una; San Luis, San Juan, Salta, Jujuy, Corrientes, Misiones, Neuquén, Catamarca, Santiago del Estero, Santa Cruz y La Pampa renovarán tres por cada distrito y La Rioja, Río Negro, Chubut, Tierra del Fuego y Formosa, dos.
En ese contexto, el bloque oficialista que encabeza Máximo Kirchner pone en juego 51 de las 119 bancas que tiene actualmente y que dejan al Gobierno a solo 10 votos de tener la mayoría de 129. Alcanzar ese número le evitaría tener que negociar, como hasta ahora, con los bloques provinciales más chicos y -cuando es posible- con Juntos por el Cambio.
Con 129 votos, el oficialismo tendría quórum para abrir una sesión sin la presencia de sectores opositores y podría destrabar algunos de los proyectos más controversiales impulsados por el kirchnerismo, como la reforma de la Procuración General.
Al concluir este año los mandatos de diputados que iniciaron en 2017, cuando Juntos por el Cambio era oficialismo y se impuso en buena parte del país, la principal bancada opositora arriesga más bancas que la oficialista: 60 de sus 115. El objetivo de mínima por parte la oposición es retener la mayor parte posible de esos escaños para impedir que el Frente de Todos alcance los 129.
Esa es una de las razones por las que algunos referentes de Juntos por el Cambio empezaron a tratar de bajar el nivel de confrontación interna (especialmente en el PRO) aunque la puja por el liderazgo para las presidenciales de 2023, hasta ahora, puede más que la estrategia para el Congreso.
El ex presidente Mauricio Macri reapareció para remarcar que «el 2021 es el 2021, no el 2023» y advertir: «No adelantemos eso, porque sería un error». Un tiro por elevación al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Es la misma idea que, hacia adentro de la coalición, repite la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, según señalan fuentes de ese espacio.
El oficialismo está cerca de lograr la mayoría en Diputados, algo más factible que obtener dos tercios del Senado
El escenario en el Senado
Del otro lado del Salón de Pasos Perdidos del Congreso, en el Senado, se renuevan 24 de las 72 bancas. Córdoba, Mendoza, Santa Fe, Catamarca, Chubut, Tucumán, Corrientes y La Pampa elegirán tres senadores cada una, dos por la mayoría y uno por la primera minoría, con mandato hasta 2027.
En ese contexto, el bloque del Frente de Todos, que en los hechos lidera la vicepresidenta Cristina Kirchner, pone en juego 15 de las 41 bancas que tiene actualmente y que le permiten manejar con comodidad la agenda y los tiempos.
Si suma siete senadores más el oficialismo alcanzaría los dos tercios (48 votos), mayoría que permite prestar acuerdo a jueces de la Corte Suprema, elegir al procurador general y tratar de forma «exprés» un proyecto de ley. Sin embargo, no parece tan fácil en los hechos.
Debido al método de elección de los senadores (distinto del sistema D’Hont que usa Diputados y que se basa en la cantidad de votos) y a la identidad política de las provincias que determinarán la nueva integración del Senado, el oficialismo está más cerca de retener la mayoría actual, con un voto de más o de menos, que de crecer.
A modo de ejemplo, el Frente de Todos tiene una banca por Córdoba y una por Mendoza, dos distritos esquivos al kirchnerismo. Por tanto si quedara segundo en los comicios en ambos distritos no sumaría ni restaría bancas. En Corrientes, donde gobierna el radicalismo, cuenta con dos escaños, por lo que una victoria del oficialismo local le haría perder una banca.
En tanto, el interbloque de Juntos por el Cambio arriesga ocho de sus 25 bancas, más la del santafesino Carlos Reutemann (de licencia por problemas de salud), que suele acompañarlos en las votaciones.
Con esos 25 votos la oposición bloquea cualquier posibilidad de que el oficialismo llegue a los dos tercios aún con alianzas circunstanciales y por esa razón se ve tanto o más obligada que en la Cámara baja a no perder votos.
Otra de las claves de la disputa por el control de la mayoría parlamentaria es cómo armará las listas cada espacio y quiénes tendrán «el manejo de la lapicera» para anotar los nombres de los candidatos, con plazo hasta el 24 de julio.
En el oficialismo nadie pone en duda por el momento el armado de una lista única que les evite tener que definir las candidaturas en las primarias (PASO) del 12 de septiembre. Fuentes de la Provincia y de la Ciudad de Buenos Aires aseguran que se intentará intercalar candidatos por sector para juntar a todos y, en última instancia, compensar a los descontentos con puestos ejecutivos.
Máximo Kirchner y el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, tendrán un lugar central en la mesa de decisión
No obstante, coinciden en señalar que Máximo Kirchner y el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, tendrán un lugar central en la mesa de decisión junto a algún «albertista» (mencionan a «Juanchi» Zabaleta en Buenos Aires) y que el visto bueno final lo tendrán el presidente Alberto Fernández y su vice.
«Para nosotros no hay una pelea de fondo en esta elección», señaló a iProfesional uno de los operadores del PJ bonaerense e indicó que «cada uno pedirá sus lugares, pero la idea es integrar incluso a los que hoy no están muy contentos, como Fernando Gray», el intendente de Esteban Echeverría que resiste el desembarco del hijo de la vicepresidenta en la conducción del partido.
Por su parte, Juntos por el Cambio no tiene una toma de decisiones centralizada. Las fuentes consultadas en el PRO y en la UCR coincidieron en advertir que «sin algún acuerdo previo, no se puede saber quién tendrá la lapicera» y arriesgan que «tal vez nadie la tenga».
Si bien en el frente opositor ya empezaron a hablar sobre la necesidad de bajar el tono de la pelea, casi nadie imagina por ahora una definición de las listas sin PASO en algunas de las provincias de mayor peso electoral, como Buenos Aires, Córdoba o Santa Fe.
El presidente de la UCR, Alfredo Cornejo, brega por alcanzar listas de unidad en la mayor cantidad de provincias posible, según afirman en su entorno. Su apuesta más fuerte es terminar de conseguir el «sí» del neurocientífico Facundo Manes para ser candidato a diputado y lograr encolumnar a todo el frente detrás de él en Buenos Aires. De no conseguirlo, el radicalismo peleará en las PASO.
Elisa Carrió también quiere evitar la confrontación, mismo llamado que hizo por su parte Macri, mientras que Larreta y Bullrich, pese a la pulseada por la proyección para 2023, empezaron a acercar posiciones. De hecho, fueron juntos a conversar con el economista liberal José Luis Espert para sumarlo.
A pesar de esas aparentes coincidencias, la posibilidad de evitar una PASO sigue siendo difícil. En Capital la tensión entre Larreta y Bullrich persiste y en Buenos Aires el dirigente radical Gustavo Posse, intendente de San Isidro, mantiene firme su aspiración de competir por los principales lugares de la lista.
«Gustavo va a ser candidato y competir en las PASO. Si compite Manes, mejor, porque se sigue nutriendo el espacio, pero ni eso ni la posición que puedan tener otros dirigentes son condicionantes», señaló a este medio el diputados provincial Walter Carusso, estrecho colaborador del jefe comunal de San Isidro.
Varias de las figuras más destacas del Congreso ponen en juego su continuidad. Entre ellos, los diputados Leopoldo Moreau, Carlos Heller y Fernanda Vallejos, por el Frente de Todos, y Diego Mestre, Graciela Ocaña, Luis Petri y Fernando Iglesias, por Juntos por el Cambio.
En el Senado, vencen los mandatos de Anabel Fernández Sagasti y María de los Ángeles Sacnun, alfiles de Cristina Kirchner en las estratégicas comisiones de Acuerdos y de Asuntos Constitucionales, además de Carlos Caserio, que preside la de Presupuesto y Hacienda. La cordobesa Laura Rodríguez Machado y la tucumana Silvia Elías de Pérez, son las figuras que arriesga la oposición.
Mientras buena parte de esos dirigentes buscan lugar en las listas para reelegir, sobran los nombres de posibles candidatos. En la provincia de Buenos Aires, la lista de diputados del Frente de Todos «seguramente la encabece una mujer», indicó una fuente al tanto del armado electoral, que ratificó el nombre ya varias veces mencionado de Victoria Tolosa Paz y le agregó el de Malena Galmarini.
En la Ciudad, el senador Mariano Recalde, recientemente asumido al frente del PJ porteño, buscará cuidar los lugares para La Cámpora mientras la Casa Rosada mide al ministro de Turismo, Matías Lammens.
Por la oposición, el mencionado Manes aparece como la nueva figura para la provincia que representa al 37% del padrón nacional, pero también se anotan Jorge Macri, Posse, Florencia Arietto -cercana a Bullrich- y el ex compañero de fórmula de Macri, Miguel Ángel Pichetto.
Y mientras la ex gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal mantiene el misterio sobre si competirá en la Ciudad -como desea Larreta- o si desistirá de ser candidata en este turno -como le aconseja Carrió- Bullrich pelea por encabezar la boleta.
En Córdoba, el senador Caserio quiere reelegir de la mano del Frente de Todos, al igual que Rodríguez Machado con Juntos por el Cambio. Si bien el diputado radical Mario Negri, de creciente popularidad, asoma siempre como posible candidato a senador, en su entorno afirman que le gusta más el rol que tiene en la Cámara baja, que el que le tocaría en un Senado con amplia mayoría oficialista.