2 noviembre, 2020
Las elecciones presidenciales de 2020 se celebrarán mañana martes 3 de noviembre y serán las quincuagésimo novenas elecciones presidenciales en Estados Unidos. La importancia para el resto de América radica en el tipo de política exterior que puedan surgir de cada uno de los principales candidatos a presidente.
En este proceso que se define esta semana los votantes eligen a los compromisarios que a su vez deberán escoger al nuevo presidente y vicepresidente a través del Colegio Electoral.
Este sistema electoral es mediante una elección indirecta, donde los votantes emiten sus votos por una lista de delegados para una convención de nominación de un partido político, quienes luego eligen al nominado presidencial de su partido. Además, se eligen 34 senadores y la totalidad de la Cámara de Representantes.
Hasta hoy, el pronóstico de las encuestadoras señala a Joe Biden como favorito firme con certezas en cinco estados claves. La predicción de consenso le da un 85% de opciones de ganar, frente al 15% que conserva Donald Trump.
Estas son las claves de los principales datos:
Las opciones de Trump son menores de las que tenía en 2016, cuando se impuso por sorpresa. Hace cuatro años, Hillary Clinton tenía una ventaja de 3,8 puntos porcentuales en los sondeos, pero ese margen se quedó en la práctica en apenas dos puntos y perdió la elección.
¿Puede repetirse esa sorpresa? Por supuesto. Pero sería una sorpresa aún mayor: la ventaja de Biden sobre Trump es del doble, casi nueve puntos. Además el número de indecisos se ha reducido. Entonces un 12% no tenía decidido votar ni por Clinton ni por Trump, pero ahora solo son un 5%, señala El País de España.
El modelo de predicción a partir de encuestas de FiveThirtyEight en vísperas de la elección de 2016 daba un 29% de probabilidades a Trump de ganar, un porcentaje que ahora reduce al 10%. Significa que otra victoria del republicano sería una sorpresa mayor, pero también dice que es una posibilidad. Puede ocurrir.
Un suceso de probabilidad del 10% o el 15% no es nada imposible. Además, no todos los pronósticos coinciden. Para hacer la predicción del medio español, se combinan cuatro fuentes: dos modelos basados en encuestas, las predicciones de un grupo de expertos y el mercado de apuestas. Los modelos dicen que Biden tiene un 90% y hasta un 95% de opciones de ganar. El grupo de expertos es más cauto, sus pronósticos coinciden con la media y le dan un 85 por ciento.
La predicción más divergente son las apuestas. De los precios que fijan se deduce que Trump tendría una opción entre tres de repetir como presidente (36%).
El mercado de apostadores tiene muy presente el resultado de 2016 y desconfía de los sondeos.
¿Por dónde pasan las opciones de Trump? Hay una docena de Estados clave que pueden cambiar de manos o son representativos. Si se pudiese adelantar un resultado, lo mejor sería preguntar por Wisconsin.
Si allí gana Biden, sus opciones de ser presidente suben hasta 19 de 20, según el modelo estadístico de FiveThirtyEight. Pero si Trump sorprende y se lleva ese Estado, pasaría a ser el favorito con cinco opciones de seis de ganar. Ocurre algo parecido con Pensilvania, Michigan, Minesota o Nevada.
La victoria de Trump pasa por dar una gran sorpresa o seguir un sendero estrecho. Primero necesita Florida, casi por obligación, donde está un par de puntos por debajo de Biden.
Después tiene que asegurarse la victoria donde es líder —Texas, Iowa, Ohio— e imponerse en territorios disputados, como Georgia y Carolina del Norte.
Una vez ahí, para completar esa suma tiene dos alternativas: repetir el camino de 2016 y ganar algunos Estados del cinturón industrial (Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Minnesota) o sorprender en el oeste (Arizona, Nevada, Nuevo México, Colorado). Ninguno de estos caminos es fácil y por eso el favorito es Biden: no necesita que pase nada especial.
