25 julio, 2021
La vicepresidenta se reservó el poder de veto en cada nómina pero tuvo que ceder a presiones y, sobre todo, a las encuestas, que no siempre le permitieron sostener a su núcleo duro de senadores fieles como hubiera querido.
No puede arriesgar mucho: los pronósticos que manejan en su entorno por estas horas son de una merma de hasta 5 senadores, por posibles derrotas en Corrientes, Santa Fe y Chubut (donde arriesga 3 senadores porque heredó la de Alfredo Luenzo); y un tercer puesto en Córdoba que podría dejarla sin nada.
De ocurrir ese escenario, el peor, el Frente de Todos quedaría con 36 votos propios, uno menos que el quórum, que podría alcanzar sólo con aliados eventuales como la misionera Magdalena Solari Quintana y el rionegrino Alberto Wertilneck. Sería demasiada dependencia de esta dupla y, sobre todo, de los propios.
Por eso Cristina buscó cubrir las listas con figuras fieles, pero sin perder de vista que es mejor tener un bloque más grande. Y fue por eso que Corrientes y Santa Fe la negociación fue similar, aunque con finales distintos.
La vicepresidenta presionó por la reelección de sus protegidas Ana Almirón y María de los Ángeles Sacnun, pero se conformó con ubicarlas en segundo lugar luego de advertir que si se empecinaba en que lideraran corría el riesgo de perder una interna o, peor aún, con otro frente electoral anotado por los heridos.
El intendente de Hurlingham Juan Zabaleta, designado interventor en Corrientes, logró que aceptara a Carlos Espínola en la cima de la boleta y no se arriesgara a se tentara a competir por afuera. «Miremos para adelante», le dijo el jueves la vice en su despacho a quien fuera su último secretario de Deportes.
La escuchó Almirón, que sólo será reelecta si por primera vez el peronismo le gana a la UCR una elección a senador despegada de los comicios presidenciales. Cristina entendió que si hay alguna posibilidad de lograrlo, es con el medallista olímpico en la cima.
El senador santafesino Roberto Mirabella no pudo ser escuchado como Espínola y deberá mudarse a Diputados. Su rechazo explícito a la ley de biocombustibles le quitó la confianza de Cristina, que movió todas sus fichas para no verlo más.
Con la derrota como posibilidad, la vice quería una lista encabezada por Sacnun, pero supo que no podía ser cuando Omar Perotti, gobernador de Santa Fe, se plantó por Mirabella y hasta empezó a recibir presión de sus intendentes para competir por fuera del Frente de Todos, con su sigla «Hacemos».
La vice detuvo esa idea con la aparición de Agustín Rossi en tándem con Alejandra Rodenas, que es ni más ni menos que la vice de Perotti. El ministro de Defensa conserva el voto del núcleo duro del kirchnerismo y podía vencerlo y su lanzamiento, con una foto vieja, fue suficiente para abrir una negociación.
En el Senado, quienes siguieron las gestiones aseguran que Rossi era sólo una amenaza inventada en el pasillo de, pero el final de la película los desconcertó. Perotti aceptó mudar a Mirabella a Diputados y liderar la nómina para el Senado con el legislador provincial Marcelo Lewandowski, Sacnun en segundo lugar y figuras del kirchnerismo en el resto de las nóminas. Pero Rossi nunca se bajó y quedó anotado para competir.
En Tucumán, Cristina no evitó la interna entre la lista del gobernador Juan Manzur y la de su vice Osvaldo Jaldo, pero confía en que la dupla elegida sea fiel a sus órdenes.
En Chubut, todo quedó en manos del empresario y dueño de C5N Cristóbal López, según la mirada de varios medios nacionales.
Proclamó al ex intendente del Comodoro Rivadavia Carlos Linares, quien se reunió varias veces con la vice en las últimas semanas pero nunca había salido del despacho con la ratificación de su candidatura.
La única que se animó a anticipar su postulación al Senado una semana antes fue la pampeana María Luz Alonso, secretaria administrativa de esa casa, donde tiene trato diario con Cristina. Secundará al ministro de Gobierno y Justicia Pablo Bensusán, ubicado por el gobernador Sergio Ziliotto.
Linares será secundado por Florencia Papaiani y se quedó sin destino Nancy González, otra de las senadores que acompañó a Cristina desde su retorno en 2017 e integró aquel bloque de 9 que resistió en las sesiones convocadas para aprobar sus allanamientos.
Los otros dos chubutenses que abandonan despacho en la Cámara alta son Mario País, con paso previo en diputado por ser mano derecha del histórico senador Marcelo Guinle; y Luenzo, con posible destino en la Enacom.
Preside la comisión de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión; donde no dudó en defender el decreto que congeló las tarifas de las telecomunicaciones, que nunca convenció a varios directivos del organismo regulador.
Allí estaban Sacnun, Almirón y la mendocina Anabel Fernández Sagasti, quien sí se aseguró una reelección por encabezar la boleta del Frente de Todos en su provincia. Hizo valer un logro que sus compañeras no buscaron: en 2019 ganó la interna del PJ local para la gobernación y retuvo la lapicera para armar las listas.
De todos modos, meses atrás había nervios cerca de la vice porque temían la aparición de una fuerza liberal en Mendoza que desafiara a Fernández Sagasti, que también logró evitar ese fantasma con su rosca.
En Córdoba la cabeza de la lista estaba reservada para Carlos Caserio, uno de los primeros en confrontar con Miguel Pichetto en aquel bloque del PJ cuando el rionegrino se acercaba a Macri. No la tiene fácil para reelegir porque necesita ganarle a Alejandra Vigo, la esposa del gobernador Juan Schiaretti. Ambas nóminas están muy por debajo de Cambiemos en cualquier pronóstico y la que quede tercera, no tiene banca.
La ex gobernadora de Catamarca Lucía Corpacci aceptó liderar la boleta de senadores por su provincia, escoltada por el ministro de Comunicación Guillermo Andrada. Conserva una buena relación con Cristina, quien no quería correr riesgos y le pidió mudarse de cámara. La necesita.