17 septiembre, 2021
Por Juan Carlos Vega*
Lo primero a decir es que se trata del mismo voto popular del 2019 que castigó a Mauricio Macri. Ahora castiga a Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández. Bronca, frustración y fuerte reclamo de cambios de fondo.
El Presidente Fernández nos engaña cuando afirma que en Argentina existen 2 modelos de país en pugna. O ignora la historia Argentina de la democracia.
La Democracia Argentina está atravesada por un único modelo de construcción de poder político, económico y sindical basado en la corrupción y con impunidad judicial garantizada.
Han sido 14 años de gobiernos neoliberales (Carlos Menem y Mauricio Macri) y 14 años de gobiernos bolivarianos (Néstor y Cristina Kirchner y Alberto Fernández). Un mismo modelo de acumulación de poder. Los hechos son los que hablan de este único modelo de poder.
Pobreza, inflación, nulo crecimiento económico y una brecha creciente en la distribución del ingreso. Son hechos. Resultados objetivos de ese modelo de construcción de poder tan argentino.
De tener el más alto PBI per cápita de América en la década del 80’, hoy tenemos el tercero. De tener un índice de pobreza de un digito, hoy llegamos a una pobreza del 48%. La mayor inflación en el mundo. Dejemos de lado los Estados fallidos como Venezuela. De ser el país ejemplo en el mundo de una clase media poderosa, hoy tenemos un Índice de Gini de 50. Es decir brutal concentración de riquezas y pobrezas. ¿Qué fue lo que nos pasó?
Sería muy ingenuo atribuir estos trágicos fracasos de la Argentina a incompetentes gobernantes o a equivocados planes económicos.
Se trata de resultados inevitables causados por un modelo de acumulación de poder político, económico y sindical basado en la corrupción que atraviesa la grieta.
Ese modelo es el que el voto popular reclama que se cambie. No es suficiente un cambio de gobernantes o de partidos políticos.
En la Argentina de 2021 no hay ningún espacio de poder político, económico y sindical que no se haya construido basado o impregnado de corrupción.
El Informe de la Comisión de Expertos del Colegio de Abogados de Córdoba del 2018 arroja 3 cifras dramáticas:
a) El 82% de los argentinos declara tener escasa, baja o nula confianza en la Justicia y en la Ley.
b) El costo económico de la Corrupción, solo en la obra pública nacional y por sobreprecios, arroja una suma anual de 3.000 millones de dólares. El 13,5% del PBI Argentino son compras del Estado. Desde aviones hasta lapiceras. Los sobreprecios van de un 20 a un 30%. Esto significa que es razonable estimar los sobreprecios por corrupción en estas compras estatales, en una cifra anual superior a los 5.000 millones de dólares. El Cirus Vance Center en mayo del 2020, informa sobre la corrupción durante la Pandemia. En el caso Argentino las leyes son reemplazadas por DNU y las licitaciones públicas por contrataciones directas. Estos son instrumentos que implican un fuerte aumento de la corrupción.
c) Un proceso judicial por corrupción tiene en Argentina una duración promedio de 14 años y solo un índice de condena del 4%. Ningún recupero. Los delitos del Poder en Argentina nunca son castigados y nadie paga.
Estos son datos físicos basados en estadísticas de 20 años.
Hay 2 casos considerados inexplicables en el mundo académico de economía y sociología. Son los casos de Japón y Argentina.
Japón con 2 bombas nucleares que destruyeron por completo a Hiroshima y Nagasaki, el 100% de su aparato productivo y su infraestructura, con más de 4 millones de muertos y desaparecidos, con 20 años de ocupación extranjera, con inmensas reparaciones de guerra que aun hoy se están pagando, 50 años después es una de las 6 potencias económicas y tecnológicas del siglo XXI.
Argentina. Ninguna guerra. Ningún conflicto racial ni religioso. Único país que juzgó Crímenes de Lesa Humanidad. Inmensas reservas de agua dulce. Sin contaminación ni armas nucleares. Con una población calificada por 100 años de educación pública. Una clase media pujante. Cinco premios Nobel. 50 años después somos el país con la mayor decadencia económica y social en el mundo.
¿Qué fue lo que nos pasó? ¿Qué marca la diferencia entre Japón y Argentina?
Seria falso creer que sólo se trata de buenos o malos gobernantes. Tamañas diferencias responden a modelos de construcción y acumulación de poder absolutamente diferentes. Un modelo de poder político, económico y sindical basado en la corrupción con impunidad garantizada por la Justicia argentina y otro modelo de poder basado en el trabajo, en la decencia y al castigo de los delitos del poder.
Paolo Mauro, economista del FMI, construye un modelo matemático para medir corrupción y crecimiento económico. Por cada 10 puntos de aumento en el índice de corrupción baja el crecimiento del PBI en un 1%. Pero más allá de la exactitud de estas cifras, ningún análisis sistémico del problema macro económico de Argentina puede omitir al fenómeno de la corrupción. La variable corrupción es una variable central en el análisis del caso argentino.
Las soluciones están a la mano. En la Cámara de Diputados de la Nación existe un Proyecto de Mega Ley que fue aprobado por todos los bloques en el 2012 (Vega, Bullrich, Aguad, Rossi y otros).
Reforma simultanea del Código Penal, del Código Procesal Penal y del Consejo de la Magistratura. Pago de impuestos a las ganancias. El mayor agravante debe ser para los jueces corruptos. Modificación de la curricula secundaria y universitaria incorporando obligatoriamente el estudio de DD.HH. y la corrupción. La Segunda instancia judicial es sentencia definitiva y de cumplimiento efectivo (Art.8 Convención Americana). Las acciones civiles y penales emergentes de la corrupción son imprescriptibles (Art. 36 quinto párrafo CN). Los concesionarios del Estado son funcionarios públicos
El voto popular exige cambios de fondo, conductas ejemplares y castigos ejemplares.