7 septiembre, 2020
LA SOCIEDAD ARGENTINA DE TERAPIA INTENSIVA ADVIERTE LA SITUACIÓN EN 20 PROVINCIAS EN UN DURO COMUNICADO
La denuncia de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva develó un cuadro desesperante a nivel nacional que políticamente se intenta desactivar. Pero la situación del sistema de Salud desde adentro es precaria y limitada tras más de seis meses de batalla contra la pandemia. En ese marco, Chubut es además un caso paradigmático de lo extremo. Con un sistema sanitario endeble, ahora se terminaron los reactivos para Covid-19 en Comodoro y en el resto de las localidades hay para días. No se sabe con exactitud las camas UTI disponible en la mayoría de las localidades, pero en Comodoro el gobierno prometió ampliar otra área intensiva y sumar ocho profesionales más por haber alcanzado el 100% de la capacidad de la UTI en el Hospital Regional. Y encima, los empleados de la Salud chubutenses llevan dos meses sin cobrar, se les adeuda el medio aguinaldo de junio y las cláusulas gatillo. Por eso desde ayer comenzaron las asambleas de SISAP, con retención de servicios en el Valle que amagan sostenerse hasta que se les acerque una solución.
Si bien la situación epidemiológica provincial es todavía controlable con menos del 1% de la población afectada, y oficialmente se apuesta a demorar la avanzada de contagios con confinamiento más extremo, para gran parte de los empleados de la salud la falta de previsibilidad da por tierra el importantísimo tiempo que Chubut tuvo antes de alcanzar picos de contagio para preparar su estrategia sanitaria. Sin embargo los profesionales empiezan a ver con preocupación el agotamiento del personal, la desmotivación ante la falta de pagos recurrentes, y la limitante en materia de insumos, que se encuentra más que al límite y a la espera del escaso derrame a través de los envíos de Nación.
Mientras tanto, el colapso nacional es ya un tema de agenda ventilado por los propios médicos. En un cuadro de aumento y diseminación del virus a nivel nacional, donde los casos no cesan en ninguna jurisdicción y la mortalidad aumenta notablemente, sociedades científicas y académicas han salido a posicionarse con comunicados dirigidos a la sociedad. Se destacan las publicaciones de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI), que nuclea médicos, kinesiólogos y enfermeros especialistas en cuidados críticos y de las universidades de La Plata y la UBA. En su solicitada, la SATI, rozando la desesperación, expone como principal problemática que atraviesa al sistema sanitario, la falta de personal capacitado. ( Ver comunicado https://www.facebook.com/SATIArg/ )
Advierten que luego de más de 6 meses de avance de la pandemia en el país, al límite numerológico de trabajadores, se suma el agotamiento físico y psicológico que genera el colapso sanitario en el escaso personal, agravado por las muertes de trabajadores.
Recientemente, Arnaldo Dubin, miembro de la Sati, declaró públicamente que en la CABA ‘es mentira la ocupación que declara el GCABA (2/9), de un 60%’. El terapista estimó que la ocupación llega al 90%, denuncia sostenida hace meses por la Asamblea de Residentes y Concurrentes de CABA.
Esta semana la entidad amplió su preocupación ventilando la situación en cuatro provincias muy afectadas y advirtió la situación en la que están ingresando casi 20 de los 24 estados subnacionales.
En consonancia con su solicitada, la SATI también publicó un pedido de aumento salarial para médicos, kinesiólogos y enfermeros. Con salarios que rozan los 27 mil pesos para enfermeros, guardias donde se pagan entre 300 y 600 pesos la hora para kinesiólogos y hasta 1000 pesos a médicos, una profesión altamente calificada y en riesgo inminente, consideran que es desvalorizada por el Estado y las patronales de la salud privada. El pluriempleo es señalado como el detonante del síndrome de “Burn out” (quedar quemado), por la necesidad de llegar a fin de mes, agravado por la demanda de profesionales en la pandemia.
La sobrecarga laboral que significa atender más camas de las recomendadas o cubrir varios servicios, ha llevado a que el agotamiento ya conocido por trabajar en cuidados críticos sea brutal. Esta situación es sostenida gracias a la complicidad de las burocracias sindicales, que no ven un paciente ni de lejos.
Mientras continúa lo que el Gobierno Nacional llama “vuelta a la normalidad”, la situación se agrava en todos lados. En la CABA, la contratación por plan de contingencia es con un salario más bajo que el que recibe un trabajador de planta, llevando a médicos y kinesiólogos a cobrar menos de 40 mil pesos al mes, mientras exponen sus vidas y las de su familia, con el absurdo de descontar días de ausencia por contagio. Nadie puede dejar la guardia ni por un día. No solo por la falta de licencias, incluso la obligatoria profiláctica de estrés. También, porque los empleadores no cumplen su responsabilidad de que en tal caso se garantice que el trabajo sea cubierto. Para trabajadores que ponen todo su conocimiento en función del cuidado más complejo y crítico de la salud de las personas, ver morir a pacientes como producto de la falta de recursos es muy angustiante.
En Jujuy, luego de no poder convocar a la cantidad de trabajadores requeridos con un salario más alto que la media, el colapso es inminente. El gobierno provincial como manotazo de ahogado le ofreció al personal sanitario un mísero bono de 5 mil pesos y la disposición de que a personal de salud fallecido, lo reemplace un familiar. Un consuelo macabro. En el Alto Valle de Río Negro, frente a la sobreocupación, un triage ya decide a quien internar y a quien no.
Cuando aparece una enfermedad hace falta esclarecer su etiología, a fin de no errarle al tratamiento. El levantamiento de la cuarentena, la apertura de fábricas, bares, plazas e incluso, el intento de vuelta a clase, son responsabilidad del Estado, no de la sociedad en abstracto. Mientras las publicidades oficiales hablan del esfuerzo que valió la pena, la mortalidad aumenta y el personal sanitario se agota, resultando gratuitos los más de 20 mil trabajadores de la salud infectados, así como las posibles secuelas que les dejará la enfermedad. Los protocolos que obligan a volver al trabajo luego de diez escasos días de aislamiento al que contrae Covid-19, apuntan a enmascarar la escasez de personal, advierten los profesionales.
Expertos de diferentes materias ya advierten que el confinamiento voluntario de las personas no puede ser la solución, ya que los primeros que violan la cuarentena son las empresas, con el visto bueno de los gobiernos. El cuadro sanitario y el déficit de profesionales es un problema de años, agravado por el recorte presupuestario en salud que llevó a su desfinanciamiento. Mientras aumenta la pobreza y el ajuste se descarga sobre los trabajadores, es urgente un reforzamiento del sistema sanitario que incluya la centralización del sistema de salud y aumento salarial, con una ponderación de los sectores más afectados a la atención del Covid-19.
*SATI, SISAP, LPO, LID