7 junio, 2020
Más de 160 millones de barriles de petróleo almacenados en barcos, cuyo valor estimado de día de almacenamiento rondan los 30 mil dólares, vagan por los océanos del mundo esperando a poder ser descargados cuando comience a cerrar el número para estos commodities. Según los informes más optimistas, el precio del petróleo sigue recuperando terreno tras el colapso sufrido durante la crisis del coronavirus. A medida que las grandes economías del globo han comenzado a relajar las medidas más restrictivas y los recortes de producción de crudo se han hecho visibles, el precio del ‘oro negro’ va tomando impulso. “Una señal de que la situación va mejorando para este mercado es la vuelta del petróleo que se encontraba almacenado en el mar (buques flotantes) a los tanques terrestres, mucho más baratos”, afirma Vicente Nieves desde El Economista.
Este movimiento se produce por dos motivos: la infraestructura para almacenar crudo en tierra ya no se encuentra en una situación crítica (hay algo más de espacio) y la estructura de contango en el mercado se ha reducido, lo que impide que sea rentable almacenar el petróleo en buques para venderlo a futuro. Aunque aún existe cierto debate, parece que la situación en el mercado de petróleo es de recuperación, aunque ésta sigue siendo débil.
Durante las semanas más duras del coronavirus, con la demanda de crudo cayendo unos 25 millones de barriles por día (mbd) respecto al año anterior, el petróleo comenzó a acumularse en tanques, oleoductos, cavernas y buques. El precio del almacenamiento se disparó ante la escasez, sobre todo el del petróleo flotante. No obstante, en ciertos casos resultaba rentable por la estructura de ‘super-contango’ que vivió el mercado. El exceso de petróleo físico hizo caer a precios negativos el futuro por instalaciones que estaban al límite. Y mientras que ese petróleo se regalaba, los futuros para la segunda mitad del año tenían unos precios mucho más elevados.
Ahora, la estructura de contango es cada vez más pequeña y la diferencia de precio entre el petróleo extraído hoy y los futuros se va acortando, lo que ha hundido la rentabilidad que suponía mantener el petróleo donde fuese para venderlo más adelante. Los analistas de JP Morgan lo explican así en una nota para clientes: «Dado el coste de almacenamiento y que la estructura de contango se ha reducido mucho… el almacenamiento flotante de petróleo está a punto de regresar a tierra, lo que compensará el aumento de la demanda».
No obstante, la recuperación sigue siendo frágil, según explican estos expertos. «Pese a la disminución de la producción y la recuperación de la demanda… estimamos que hasta septiembre, probablemente, no surgirá el primer déficit mensual. Para entonces, las existencias mundiales habrán aumentado a 1.790 millones de barriles de petróleo».
Por otro lado habrá que esperar a la decisión de la OPEP y sus aliados que están valorando la opción de prolongar los recortes de la producción (9,7 mbd) durante unos meses más o comenzar a reducirlos de forma progresiva desde julio. De esto, junto a la recuperación económica, dependerá que la recuperación del petróleo siga un paso firme o puede sufrir serios reveses en el camino. Esta incertidumbre genera falta de acuerdo en el mercado.
Desde la firma de inversión francesa Natixis comentan en un informe especial sobre petróleo que el aumento de los inventarios se desacelerará bruscamente. «Somos de la opinión de que el mercado alcanzará un déficit entre junio y julio. Aunque bien los precios se han recuperado de manera impresionante en las últimas semanas, creemos que se ha visto una exuberancia prematura y no esperamos una mayor subida de los precios desde estos niveles en el corto plazo. La normalización de los inventarios seguirá siendo un proceso de varios meses». Estos expertos creen que el precio medio del crudo no superará los 40 dólares hasta el cuatro trimestre del año.