5 abril, 2022
Un organismo internacional tiene una orden del Estado argentino para adquirir un reemplazante del Tango 01; en el sector consideran que la operación está avanzada y que la icónica aeronave se entregaría en parte de pago
El Tango 01, aquel avión que fue un ícono del menemismo y que desde hace años reposa en el aeropuerto de El Palomar, ha vuelto a ser noticia. Sucede que el Gobierno le ha encargado algunos mandados a la OACI, un organismo especializado de las Naciones Unidas destinado a cooperación entre sus países miembros en materia de aviación. Puntualmente, le pidió que inicie los trámites para la reparación de un Boeing 757 o, en su caso, el reemplazo por un avión disponible en el mercado que cumpla con los requerimientos necesarios como para ser afectado a la flota presidencial.
Son varios los proveedores de este tipo de aviones que recibieron un correo de la OACI, firmado por Igor Nosenko, solicitando cotizaciones y disponibilidades. “Uno de los gobiernos de nuestros clientes en América del Sur –dice el correo electrónico que trascendió– tiene la intención de contratar los servicios de reacondicionamiento de un Boeing 757 que ya posee o, alternativamente, comprar un avión Boeing 757 disponible en el mercado y que cumpla con sus requisitos. Las necesidades/requisitos específicos se determinarán en los próximos meses. Es política de la OACI no divulgar el cliente hasta que se anuncie una licitación”.
Por otra parte, el jueves pasado, el Gobierno publicó una norma mediante la que se auto eximió de pagar derechos de exportación para los aviones que componen la flota presidencial o repuestos que podrían estar en sus talleres. El motivo expresado es que se necesitan repuestos que solo se producen en el exterior, requieren exportar temporariamente las unidades para su arreglo y mejora o bien hacer un “exchange”, lo que generaría una exportación definitiva.
La medida fue interpretada como una manera de allanar el camino para la llegada de un nuevo avión en cuya operación entraría aquel iónico Tango 01 como parte de pago. En rigor, el “exchange” no significa que se envía un avión y se trae otro, sino que es para componentes o repuestos. En ese caso, se despachan al exterior estas piezas para reparar, fuera de servicio o vencidas y se reciben otras reparadas o nuevas. En este caso, como se enviarían piezas que cambian de propietario, porque no regresan, se considera como exportación. Esa operación se considera una venta y debería tributar como exportación. De ahí la desgravación.
No es la primera vez que la Casa Rosada acude a la OACI para comprar un nuevo avión. En febrero de 2017, el entonces presidente Mauricio Macri recorrió el mismo camino. En aquel verano se publicó un prospecto en él se puso como precio US$65 millones, que debería incluir el avión, la inspección pre compra y el ferry, es decir el vuelo para traerlo al país.
Según aquel pedido, debía ofrecerse un Boeing Bussines Jet (BBJ) que podrá ser la variante 1 o 2, construidas sobre un 737-700 o un 737-800, igual al anterior pero un poco más largo, y debía estar configurado como ejecutivo con un mínimo de 15 plazas, aunque lo óptimo sería 19. Era necesario que contara con un dormitorio para el Presidente con cama doble, además de un baño privado; que disponga de una antesala para reuniones con la comitiva, conexión de wifi a bordo, sistemas de comunicación satelital y de reproducción de audio y video.
Un años después, la licitación se cayó. En febrero de 2018, el gobierno de Macri dio por caída la licitación que había lanzado en 2017 y abrió un nuevo proceso con algunos cambios en la requisitoria. En el primero proceso quedaron nueve aeronaves con posibilidades de ser renombradas Tango 01. Dos pasaron a la final. Uno de ellos, un Boeing ejecutivo que pertenecía a Hyundai, que parecía ser el caballo del comisario. Pero la compra fue desaconsejada. “Demasiado lujo”, justificaron entonces.
La segunda licitación bajó las plazas a 13 y solicitó que la nave candidata tenga aún el 90% de su vida útil. La corrida cambiaria de 2018, los pedidos de baja del déficit que planteó el Fondo Monetario Internacional (FMI) tornaron aquella compra en poco menos que un abstracto.
Pero todo pasa y la Argentina regresa sobre viejos temas. Leonardo Barone, que según reveló el programa de LN+ La Cornisa pasó de ser copiloto de Alberto Fernández en la campaña presidencial de 2019 a director de Logística de Presidencia de la Nación, es el hombre que está a cargo de la operación.
El camino está allanado. Como dijo el Presidente, a diferencia de aquel acuerdo, el organismo no ha pedido austeridad. Si el proceso continúa, el Tango 01 debería ser acondicionado, quizá, para su último viaje o, en su caso, desguazado y llevado como autopartes. Varias veces salió a remate; nadie dio la base. Quizás Alberto Fernández podrá usar el avión presidencial en los últimos tramos de este mandato presidencial.
Él no tiene avión para ir al exterior, mientras su vicepresidenta, Cristina Kirchner, se vale de los otros aviones como una verdadera agencia de remises aéreos familiar. El Presidente está solo en el ayuno aéreo, si hasta los gobernadores delas provincias más pobres del país modernizaron su flota gracias a los dólares oficiales que se cancelan a 115 pesos. El jefe de Estado cree que le llegó la hora de volar cómodo. Ahí va, en busca de su nuevo Tango.
*LN/NA