13 junio, 2021
El círculo rojo empresarial presiona para que el Gobierno cambie su rumbo
La discutida elección en la UIA reveló una pelea de fondo entre el sector más duro del establishment y el Ejecutivo. Críticas por controles de precios, inflación y presión impositiva.
El sector más crítico del empresariado local está cada día más preocupado por la situación del país, tanto en lo económico-social como en lo sanitario y frente a un “peligroso desgaste” de la gestión del presidente Alberto Fernández comenzó a elevar la voz de queja y advertencia sobre la falta de rumbo de la Argentina en este momento, lo cual ha generado cortocircuitos también entre los propios integrantes del establishment local.
Los “halcones” que conforman el círculo rojo de los dirigentes empresarios han intensificado sus adventencia sobre “las pifiadas” del Gobierno, sobre las internas cada vez más elocuentes en la actual gestión, y advierten sobre una situación socioeconómica que, pandemia mediante, es un “caldo de cultivo muy peligroso”.
Un histórico crecimiento de la pobreza con caída salarial, aceleración inflacionaria, déficit fiscal insostenible y la falta de inversión que se viene agudizando es el escenario “patético” que está dejando la pandemia.
Una entidad que comenzó a mostrar un cambio de estrategia, bajando un discurso más crítico es la Unión Industrial Argentina (UIA) con la asunción de Daniel Funes de Rioja, quien recalcó que se debe construir consenso en base al diálogo pero con la mente puesta en la grave realidad del país.
La llegada de Funes de Rioja a la titularidad de la UIA no cayó del todo bien en el Gobierno y, además, reavivó la interna que viene arrastrando la central fabril.
Paolo Rocca de Techint, quien tiene una cuota de poder importante dentro de la estructura de la central fabril, se empezó a mostrar también crítido hacia el Gobierno y respaldó la designación de Funes de Rioja.
Esto le valió una acalorada reacción de José Ignacio de Mendiguren, ex titular de la UIA y actual presidente del BICE, quien advirtió que fue desplazado por Rocca de su cargo en el Consejo Directivo de la central fabril.
De Mendiguren es desarrollista y ve con preocupación la orientación que está empezando a tomar la UIA bajo la nueva conducción, pero el “vasco” tiene a su vez gente que respalda su postura de advertencia ante el avance “liberal” en la central fabril.
Uno de esos dirigentes es Guillermo Moretti, ex vicepresidente de la central fabril que puso su nombre en la proclama del 25 de mayo de este año para que el Gobierno suspenda el pago de la deuda con el FMI.
Encima, en las últimas horas se filtró un audio en donde el director de la Aceitera General Deheza (AGD), Roberto Urquía, cuñado además del titular saliente de la entidad, Miguel Acevedo, manifiesta su respaldo a de Mendiguren.
Los incipientes cortocircuitos con la nueva conducción de la UIA es prólogo, en realidad, de una postura cada vez más crítica de algunos sectores del empresariado hacia el Gobierno, lo que está provocando estas disputas internas más evidentes.
Hay más empresarios que empiezan a sumarse a ese sector de los halcones, especialmente dirigentes del sector agropecuario, de compañías de servicios, algunos ejecutivos de las entidades bancarias y, especialmente, ciertos directivos de firmas extranjeras.
Dentro de ese grupo, la Mesa de Enlace sigue en “estado de alerta” por las fuertes diferencias que hay con el Enecutivo en materia de las políticas que se están aplicando para el sector.
Desde la Cámara de Comercio se asegura que la entidad está al margen de cualquier pelea directa con el Gobierno, pero admiten que hay empresas y sectores internos que quieren que se asuma una postura más crítica.
Entre las pymes también hay malestar, aunque tratan de evitar exposición en la postura crítica. La propia Confederación de la Mediana Empresa (CAME) marca su creciente preocupación por el panorama “sumamente grave” de las pymes en el país, pero evita ir al choque con el Ejecutivo.
Lo mismo ocurre con los dirigentes de ABA o Adeba, las dos asociaciones de bancos que representan a las entidades privadas externas y locales respectivamente.
Claramente, otros dirigentes que vienen alzando voces de alerta sobre la inflación, la política de precios y la falta de un horizonte claro para invertir en el país son los dirigentes de la Amcham, la Cámara de Comercio de Estados Unidos en la Argentina.
En estas últimas horas, Isabel Quiroz, directora ejecutiva de Amcham en Argentina, afirmó que Argentina debe avanzar en la eliminación de controles de precios y de cambio como forma de reforzar las posibilidades de invesión en el país.
Sin embargo, por ahora, el rumbo es sumamente distinto, ya que los controles de precios continúan, los congelamientos también y la presión fiscal sobre la actividad privada aumentó un 10% en el último año y medio, lo cual marca un panorama poco alentador para que haya mayor sintonía entre la gestión de Estado y las inversores.
El dirigente de la Unión Industrial Argentina (UIA) José Ignacio de Mendiguren renovó ayer sus críticas hacia el nuevo titular de la entidad, Daniel Funes de Rioja, y adelantó que habrá una presentación ante la Justicia por la conformación de la lista de nuevas autoridades. Al asumir, Funes de Rioja criticó la doble indemnización y la prohibición de despidos.
“Me da mucha tristeza que, por primera vez, no podamos tener un industrial a cargo de la institución”, indicó ayer De Mendiguren y apuntó que la elección de la nueva cúpula fue una “decisión de algún sector empresario, no de la mayoría”.
“Contra Funes de Rioja no tengo absolutamente nada que decir. Pensamos distinto, tenemos un pensamiento industrial e ideológico distinto, pero lo que me lastima es que no podamos tener un industrial que nos conduzca”, subrayó.