23 agosto, 2022
Gran parte de la Causa Vialidad está saliendo de las fauces del teléfono del siempre vigente José López, un nombre y apellido que en la Argentina históricamente se utilizaba para sintetizar al más común de los mortales (Juan Pérez, José López, o Juan de los Palotes, las personficaciones de un ilustre y desconocido hombre común), pero que desde hace unos años y a partir del revoleo de dólares a un convento -que además los devolvió-, terminó representando al más peligrosos de los aliados cercanos que se pueda tener, y hasta en un azaroso Zeus más vengativo que el de la mitología.
El hombre no sólo ‘piró’ al nivel de autoincriminarse, arrepentirse, y mandar a casi todos al frente, sino que además dejó huellas imborrables en su aparato que hasta el día de hoy continúa siendo una ‘Caja de Pandora’ y al igual que el mítico recipiente parece contener ‘todos los males del mundo’, y más.
Además de las capturas del Fiscal sobre las comunicaciones entre López y diversos funcionarios con alusión a Cristina como ‘Jefa’, Máximo como veedor, etc etc rescatadas del peritage del peligrosísimo teléfono, ahora la propia vicepresidenta utilizó su canal de YouTube para responder la acusación, y también mostró mensajes y conversaciones telefónicas entre su ex funcionario pero nada menos que con el empresario de la construcción y ‘hermano’ de Macri, Nicolás Caputo, con Eduardo Gutiérrez del grupo Farallón y otros.
Para tanto da el celular de José López que Cristina hasta presentó estadísticas de llamadas
Sin embargo toda esa sumatoria estadística de vícnulos presuntamente corruptos, lejos de aclarar lo demás, agrega una nueva imputación y la sensación que dejó tal novedad es que el peligroso y valiosísimo teléfono de José López es en definitiva uno de los grandes males de la política de los últimos 20 años, por documentar lo indocumentable.
No faltó el sentido del humor y la chispa en las redes para expresar lo que muchos deben estar pensando en serio: «El celu de José se los lleva apuestos a todes. Quemen ese aparato por Dió!», disparó un avispado seguidor de la coyuntura.
Toda una verdad!