31 diciembre, 2022
SERÍA LA SEGUNDA QUINCENA DE ENERO. ¿QUE PASARÁ CON EL PESO Y EL REAL?
Massa quiere que el anuncio del «Sur» se haga a fin de enero, cuando Lula da Silva llegue a Buenos Aires. Qué esperan en Economía respecto al dólar, y que pasará con las otras monedas nacionales como el peso argentino y el real brasileño.
El Gobierno apura la moneda común con Brasil: por qué es una jugada importante para reservas y dólar
Alcanzado el objetivo de la segunda versión del «dólar soja 2», Sergio Massa apura las negociaciones con las próximas autoridades económicas de Brasil para fortalecer las reservas del Banco Central.
Equipos técnicos de ambos países trabajan para llegar a un acuerdo en el lanzamiento del «Sur», la moneda común a los dos países, que servirá para financiar el comercio exterior entre Brasil y la Argentina.
El objetivo de Massa es que el lanzamiento se haga el próximo 24 de enero, cuando Inácio Lula da Silva -quien asume como Presidente este domingo en Brasilia- visite Buenos Aires para participar de la cumbre de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños).
El acuerdo que busca Massa ya fue abordado en la reciente visita que el ministro argentino realizó al país vecino junto a su asesor diplomático Gustavo Martínez Pandiani y a Marco Lavagna, titular del INDEC.
El planteo fue presentado a Fernando Haddad, futuro ministro de Hacienda del próximo gobierno de Lula, y a Geraldo Alckmin, futuro vicepresidente y ministro de Industria y Comercio. Alckim tendrá bajo su órbita el estratégico Banco de Desarrollo (BNDS), entidad que financiará una parte del gasoducto Néstor Kirchner.
Un miembro del equipo económico detalló en off que la idea es que la nueva moneda -Sur- sirva para evitar el uso de dólares en el intercambio comercial entre ambos países.
«Será una moneda común -no una moneda única-, ya que cada país mantendrá su propia moneda (el peso y el real). Tendrá como único objetivo el ahorro de divisas. En lugar de utilizar dólares, se usaría la moneda común», dice el funcionario.
La Argentina registra importaciones por unos u$s13.000 millones anuales. El objetivo es utilizar la nueva moneda en lugar de divisas, que es lo que escasea en el BCRA. El déficit comercial de este año sería de entre u$s2.400 a u$s2.500 millones. De hecho, recién reapareció el superávit comercial -pequeño, por cierto, de apenas u$s57 millones- en octubre último.
Los técnicos de ambas administraciones trabajan sobre la forma de implementar el mecanismo. Desde el equipo de Massa aseguran que sería de «rápida instrumentación» en ambos países, ya que «no se trata de una moneda de libre circulación sino que será exclusivamente para el comercio exterior».
En el equipo económico destacan la relevancia que el propio Alckim le dio a la iniciativa. De todos modos, está claro que la puesta en marcha de la moneda en común dependerá, finalmente, de una decisión política de Lula. «El futuro presidente brasileño está muy interesado en que esto avance rápido», aseguran en el Palacio de Hacienda.
Semanas atrás había trascendido que Massa haría un intento por conseguir los u$s8.500 millones en DEGs que Brasil recibió el año pasado de parte del FMI, cuando se hizo la capitalización del organismo.
Aquella transacción le permitió a la Argentina percibir u$s4.300 millones, pero Martín Guzmán utilizó ese dinero en pagar un vencimiento con el Fondo Monetario, ya que todavía no estaba cerrado el acuerdo con el organismo.
Ahora, desde Economía le ponen paños fríos a esa posibilidad. Al menos para que tenga una definición rápida, como son las necesidades de la Argentina por mostrar que las reservas del BCRA se fortalecen (o, cuanto menos, que no caen).
Diferente es el caso de la relación con China. A mediados de noviembre, durante la cumbre presidencial que tuvo con Xi Jinping, Alberto Fernández acordó ampliar el swap en u$s5.000 millones para poder utilizar en el comercio entre ambos países.
Así, ya se activaron u$s500 millones adicionales a los u$s500 millones que ya estaban siendo utilizados. Se trata de yuanes que están en las reservas del BCRA y que la Argentina utiliza para hacer frente al déficit comercial con China. De esa forma, evita utilizar los escasos dólares y le paga a China con los mismos yuanes que ese país nos presta.
Por ahora, la medida que más le redituó a Massa fue el «dólar soja», el acuerdo con los productores y las cerealeras para habilitarles una cotización de $200 (en la primera versión) y de $230 (en la segunda).
La segunda parte cumplió su objetivo el jueves, cuando superó la liquidación de los u$s3.000 millones comprometidos por las cerealeras. El Banco Central -que ayer registró un saldo comprador neto de u$s539 millones- lleva embolsados u$s1.853 millones durante diciembre.
Todavía queda lo que ingrese hoy viernes, última rueda del año, aunque el BCRA mantendrá abierta la instancia dos ruedas adicionales en el comienzo de enero.
Economía mantiene silencio respecto de si habrá una tercera edición -un dólar especial para el campo- pero en el mercado esperan que, indefectiblemente, se prepare un nuevo lanzamiento en el comienzo de 2023, más allá de que Massa busque dólares por distintas vías. Está más que claro cuál es la alternativa más efectiva.
El escenario luce complicado. La sequía golpea sobre la producción agrícola y, por eso mismo, Massa está enfocado en conseguir alternativas.
Entre tanto, el blue se disparó y cerró en $342 esta semana. El ministro rechazó de plano la posibilidad de una devaluación. Tomó esa decisión como una verdadera «política de Estado».
¿Podrá cumplir con su promesa ante un escenario muy complicado, para el caso de que no llueva en la zona productiva? Por ahora parte de los descenlaces dependen del pronóstico meteorológico, un verdadero escenario de imprevisiones.
*iP/ by Claudio Zlotnik