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30 diciembre, 2024

Murió Jorge Lanata, el periodista que nunca dejó de hacerse preguntas

sde allí resurgió. Comenzó a tener récords de audiencia para Canal 26. En 2012 desembarcó en el grupo Clarín. Periodismo para Todos en la televisión los días domingo, Lanata Sin Filtro todas las mañanas en Radio Mitre y la columna en la página 2 del diario todos los sábados. Fueron doce años de un enorme éxito. PPT se convirtió en el programa político más visto de la televisión y probablemente en uno de los más influyentes de la historia del medio: sus investigaciones sobre la Ruta del Dinero K, Lázaro Báez y Cristina Kirchner fueron vitales para la erosión de su imagen y para que se difundieran las denuncias de corrupción.

«El «queremos preguntar» salió en su programa de Periodismo Para Todos de 2012 y estuvo respaldado por una parte del arco periodístico»

En la radio su programa no abandonó desde el día del estreno el primer puesto entre los más escuchados en su horario. Llegó a tener casi el 50% del share. En los últimos tiempos duplicaba en audiencia al que lo seguía.

Decía que este era el último año en que haría PPT y la radio. Que era mucho desgaste el programa diario, las cuatro horas por día hablando de la actualidad. A eso se sumaban sus ciclos documentales y la columna de los sábados. Quería tener más tiempo para escribir, deseaba publicar “dos o tres libros buenos más”. Recordaba, además, que él no era de permanecer demasiado tiempo en ningún lado. Ni en los trabajos ni en los matrimonios. Hasta ese momento Página había sido su trabajo más duradero, 10 años. PPT y Lanata Sin Filtro lo superaron. Quería evitar las fórmulas, trabajar con piloto automático, por eso buscaba nuevos horizontes: “Soy muy profesional laburando, pero en el fondo quiero laburar como un no profesional, quiero poder jugar. Mientras puedas jugar, divertirte, eso vale. Cuando se transforma en un trabajo, cagaste, porque ya está, es como que no tenés nada más para dar”.

Varios años atrás, registró una marca, un nombre: Cada Tanto. Quería sacar un diario que saliera cada tanto, sólo cuando había noticias importantes, cuando los hechos lo justificaran y no por costumbre: elecciones, una catástrofe, un gran partido de fútbol, una muerte célebre, una investigación exclusiva. La idea (como tantas de las suyas) era original y seductora pero también inviable: se dio cuenta de que no podría conseguir anunciantes y que se le iba a complicar hacer saber a los lectores que su diario discontinuo estaba en la calle. Algo de esa idea sobrevolaba el primer Página 12: fue precursor en no tener un editorial todos los días; la opinión del diario, el editorial ceñudo se reservaba sólo para los grandes momentos, para las tomas de posición concretas.

Escribió varios libros. Entre los de ficción se destaca Polaroids, su primer libro de cuentos editado en la Biblioteca del Sur, colección de Planeta que comandaba Juan Forn. Ahí mismo publicó Historia de Teller y muchos años después una ficcionalización de la primera aventura guerrillera en suelo argentino que terminó precozmente y con militantes ejecutados por sus propios compañeros.

Su gran best seller fue Argentinos, los dos tomos de historia argentina que vendieron cientos de miles de ejemplares. Unos años atrás salió 56 (la edad que tenía en el momento de la aparición del volumen), una compilación de parte de su obra periodística con un prólogo en primera persona. Su último proyecto fue Óxido, una historia de la corrupción en Argentina.

No todos sus emprendimientos fueron un éxito de público o negocios relucientes. Sus fracasos fueron varios. El ambicioso portal de noticias Data 54, el documental Deuda, Crítica, el programa de TV El Argentino Más Inteligente, la revista Ego, una publicación que comandaba junto a Miguel Brascó cuyo tamaño evocaba la Interview de Andy Warhol.

Su periodismo combinaba mismas dosis de audacia, desparpajo, intuición y creatividad. Esa impronta que le dio a los años iniciales de Página 12, ese tono, es el más característico de él y el que le va a proporcionar su lugar en el olimpo periodístico argentino.

Pero Lanata no dejó nunca de trabajar y posicionarse en la cuspide del cuarto podder hasta el inal de su vida.