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9 enero, 2021

TRAS UN FUERTE CEPO, EL GOBIERNO PREVERÍA UNA SUBA GRADUAL DEL TIPO DE CAMBIO. PODRÍA HABER DESABASTECIMIENTO DE ALGUNOS PRODUCTOS

Economistas afirman que enero y febrero serán una prueba de fuego para el dólar y la economía argentina

 

En medio de la sorpresa que genera en el mercado el retroceso del dólar blue y el achicamiento de la brecha cambiaria, el Banco Central publicó este viernes los resultados de su encuesta periódica entre consultoras y analistas de la City que da cuenta de las previsiones de los especialistas en cuanto a precio del dólar. La enorme atención en la moneda extranjera tiene que ver con el impacto directo en la inflación, y por ende en el bolsillo de la gente y el crecimiento del PBI, indicador clave para afrontar la difícil coyuntura fiscal que transita el gobierno de Alberto Fernández con varias negociaciones de deuda aún pendientes.

 

Que pasará con el dólar y porqué

 

La economista Soledad Pérez Duhalde, directora de operaciones de la consultora Abeceb, consideró que el Gobierno va a acelerar la suba gradual del tipo de cambio pero aunque enero y febrero será una «prueba de fuego, evitará un salto devaluatorio. La opinión experta según la entrevista de Dolores Olveira así lo refleja:

 

P: -Diciembre fue un mes tranquilo con el dólar porque la gente necesitó vender, ¿se pueden esperar presiones y una devaluación entre enero y febrero?

-Enero y febrero van a ser la prueba de fuego, pero creemos que no va a haber un saldo devaluatorio. El Gobierno tiene ese objetivo y tiene mecanismos para lograrlo. Ese objetivo será el deslizamiento gradual del tipo de cambio, tal vez de una manera más acelerada de lo que se venía dando también para que no se atrase el tipo de cambio real. Sin lugar a dudas, el verano va a generar algunas presiones, pero para mantenerlas bajo control, el Gobierno va a mantener el cepo fuertemente e incluso va a intensificarlo. El Gobierno va a tratar de evitar movimientos bruscos de precios relativos, entre ellos, el del dólar. Para eso va a usar mecanismos de administración selectiva del comercio. Pero el resultado dependerá de cómo impacte la situación sanitaria en lo fiscal, y en una mayor desconfianza del peso que presione sobre el dólar.

 

P: -¿Qué resultado pueden dar las últimas trabas a las importaciones que dictó el Banco Central para cuidar las reservas?

-Esas medidas eran algo más que esperadas desde hace varios meses. Tienen dos objetivos. Uno es cuidar las reservas. Pero, por otra parte, van sobre bienes finales y suntuarios con el objetivo de disminuir una eventual sobrefacturación de importaciones alentadas por la elevada brecha cambiaria. Pero estos problemas no se resuelven con instrumentos sino con políticas macro. Sin embargo, va a haber una mayor profundización de estas medidas. Lo de ahora fue sólo una punta de lanza, ya que la brecha tan alta va a seguir generando distorsión de incentivos.

 

P: -¿Va a haber escasez de productos como autos y tractores para el campo, o gaseosas y heladeras?

-Por supuesto, en la medida en que se siga recurriendo a estas restricciones, y sumándoles el control de precios. Va a haber escasez de productos en góndolas, sobre todo si se avanza en prohibir importaciones también de algunos insumos de productos no suntuarios.

 

P: -¿La política de precios máximos y el freno a las tarifas y la medicina prepaga puede parar la espiral inflacionaria?

-Sirve sólo en el corto plazo. El presidente del Banco Central, Miguel Angel Pesce, salió a decir que el Estado arregla lo que el mercado desarregla, y es al revés, el mercado ordena lo que el Estado desordena.

 

P:-¿Cómo ve la discusión paritaria?, ¿se puede entrar en una carrera entre salarios y precios?

-El mercado laboral está debilitado y esto puede dar margen para que la carrera sea menor. Pero hay que poner el foco en esto y seguirlo muy de cerca, porque los salarios quedaron atrasados desde hace mucho tiempo. Los gremios van a pedir aumentos, y los empresarios están preocupados, pero dependerá de la tasa de desempleo y la depresión económica.

 

P: -¿Cómo va a afectar al campo y a las exportaciones la prohibición de exportar maíz y eventualmente carne?

-Volvemos a las recetas de siempre, aunque vimos que no dan ningún tipo de resultados. En el caso de la energía eléctrica, cuando se congelaron tarifas en 2017, tuvimos cortes masivos de suministros en 2018 y después subas de subsidios. Respecto de la carne bovina, cuando se prohibió la exportación, los productores liquidaron todo el stock y hasta ahora no ha sido posible recuperarlo. La inversión se puede reacomodar pero siempre es más lenta. Además, hubo incluso una merma de carne para el consumo local, que era el objetivo. Y con relación al trigo, con la prohibición de exportar logró un efecto de corto plazo, pero con un impacto para una sola vez, a un costo de una caída del área sembrada de 6 millones a 4,3 millones de hectáreas.

 

-¿Qué puede pasar con la balanza comercial argentina en 2021?

-Calculamos que caerán las exportaciones en 2021, por la prohibición de vender maíz al exterior, en unos u$s400 millones.

 

P: -¿Cuál es la situación fiscal y de deuda de las provincias?

Extremadamente compleja. Lo que le pasa a la Nación termina repercutiendo en las provincias. A su vez, ahora se enfrentan a una situación compleja hacia adelante por lo que puede pasar con la segunda vuelta de la pandemia. Este va a ser un año para estar muy atentos a las finanzas provinciales.

 

Tensión cambiaria en puerta

 

En otro informe se afirma que en la City comienza a barajarse las distintas alternativas que tiene el Gobierno a mano para pasar el verano de la mejor forma posible, para no sobrepasar algún obstáculo financiero.

En este sentido, acaba de publicarse un informe de Invertir en Bolsa (IEB), en el que se detalla el escenario que debe afrontar el Ejecutivo en estos meses y cuáles son los caminos que puede tomar.

«Mientras que las autoridades políticas están preocupadas por la aceleración de casos positivos de Covid-19 y comienzan a analizarse restricciones a la movilidad entre ciertos horarios, el mercado tiene sus propias preocupaciones», comienza el escrito de Norberto Sosa, director de IEB.

Al respecto, afirma que se genera un «combo desafiante» con la caída estacional de la demanda de dinero que se registra cada comienzo de año, a lo que se le agrega el aumento del financiamiento al Tesoro desde el Banco Central, que se evidenció en diciembre.

Para tener una idea del contexto, el escrito cita que luego de las medidas del 15 de septiembre pasado, que generaron un «fuerte impacto negativo en todas las variables financieras, el equipo económico bajo la conducción del ministro de Economía fue logrando tranquilizar a los denominados dólares alternativos», que son el MEP o Bolsa y el contado con liquidación.

En cuanto a la negociación con los agroexportadores, en especial los aceiteros, se considera en el informe de IEB que «finalmente logró sus frutos».

Es decir, el ritmo de liquidación diaria de divisas superó al promedio de los últimos años desde octubre a diciembre, cambiando el comportamiento que se había observado a partir de febrero del año pasado.

Además, sostiene que, paralelamente, el resultado neto de las compras y ventas de reservas del BCRA lograron ir revirtiendo la sangría que se generó en septiembre, alcanzando un acumulado positivo en diciembre.

«Para aquellos que esperaban un fin de año conflictivo, la realidad es que el clima mejoró significativamente con respecto a septiembre. Sin embargo, según nuestras estimaciones, la situación patrimonial del BCRA sigue siendo delicada y las reservas netas líquidas seguirían en el terreno negativo», alertan desde IEB.

Por otro lado, en el mercado se estima que parte de la calma en los precios de los dólares alternativos se debió a la intervención de organismos públicos, lo cual colaboró en el proceso de invertir la curva de los bonos denominados en dólares.

 

Un tenso verano

 

En cuanto a la situación actual, Sosa afirma que, por motivos estacionales, históricamente se genera un pico en la demanda real de dinero hacia fines de año, mientras que entre febrero y marzo suelen destacarse las principales caídas de la misma.

«Esto ha generado dolores de cabeza a varios presidentes del Banco Central, que tuvieron que subir agresivamente tasas durante el primer tramo del año o soportar aceleraciones en los ritmos devaluatorios del tipo de cambio», detalla.

A este fenómeno que se repite todos los años, se suma que el Tesoro necesitó un mayor nivel de financiamiento desde el organismo monetario en el tramo final del año, que en diciembre fue de unos 255.000 millones de pesos.

Ya pensando en el corriente 2021, el aspecto positivo para afrontar el verano, según los especialistas de IEB, es que «afortunadamente» este combo no viene acompañado por vencimientos de deuda en pesos «tan abultados» como los que se registraron en noviembre y diciembre del año pasado.

«De esta manera, una válvula de escape que podría utilizar el equipo económico es intentar hacer una colocación de deuda que supere los vencimientos, y de esa forma esterilizar lo emitido y morigerar las presiones sobre el tipo de cambio», sostiene el informe.

Así, a diferencia de lo ocurrido en noviembre y diciembre, donde el Tesoro tuvo que soportar un fuerte nivel de vencimientos equivalente a $750.000 millones ($385.500 millones en noviembre y $365.300 millones en diciembre), tanto enero como febrero son «menos desafiantes en este terreno».

Es que en los primeros dos meses del 2021 se estiman vencimientos aproximados por $450.000 millones, donde se debería abonar $205.000 millones en enero y $248.000 millones en febrero.

La conclusión de los analistas de IEB es que la coyuntura argentina es como «una carrera de vallas». «El hecho de haber podido cerrar el 2020 con cierta tranquilidad financiera, sólo habilita para poder ‘seguir participando’ y encarar la nueva valla que constituye el desafío financiero del verano, al cual le seguirá la valla del cierre del acuerdo con el FMI», finaliza.

 

*iProfesional