28 diciembre, 2023
La vicepresidenta opinó, puertas adentro, que el DNU no era la forma más adecuada de implementar las reformas, pero ahora desplegará una estrategia para defenderlo, mientras busca exhibir volumen político
Por Maia Jastreblansky*
Victoria Villarruel no asistió a la reunión de gabinete en la Casa Rosada tras la Navidad. La vicepresidenta llegó muy temprano el martes a trabajar al Senado: comenzó el período de sesiones extraordinarias y es el momento para que ella asuma mayor protagonismo político.
De familia castrense, Villarruel se ordenará bajo la autoridad de Javier Milei para conseguir el mayor objetivo que tiene el Presidente, que es lograr la supervivencia del DNU y aprobar el paquete de reformas que enviará al Congreso. Pero su lealtad no impide que a veces ella manifieste, puertas adentro, sus discrepancias con el líder libertario.
Según LN, Villarruel expresó –en una de las primeras reuniones de gabinete– que ella consideraba que no era el mejor camino imponer por DNU la modificación de más de 300 leyes vigentes. Fue una diferencia de criterio por las formas, y no por la cuestión de fondo, con la que ella está de acuerdo. La vicepresidenta entendió que se podía lograr el mismo objetivo mediante el consenso con la oposición no kirchnerista. Milei la escuchó, pero finalmente se inclinó por la postura de otros colaboradores (como Federico Sturzenegger) y utilizó el instrumento para avanzar rápidamente con las desregulaciones que no abarcaban materias expresamente vedadas como lo impositivo y lo electoral.
“Es cierto, Vicky expresó su opinión y es algo totalmente válido y lógico”, reconoció un importante colaborador de Milei. Alguien que conoce la relación entre el jefe de Estado y la vicepresidenta aportó: “Javier es el presidente y ella no pone en duda su liderazgo. Obviamente, puertas adentro, a veces ellos pueden tener diferencias de miradas”.
Villarruel es una de las “fundadoras” de La Libertad Avanza (LLA) y contiene a distintos grupos de derecha dentro del espacio. A diferencia de otros funcionarios y dirigentes libertarios, la vicepresidenta no es solo una empleada que sigue instrucciones del Presidente, sino que pretende tener un estilo de conducción propio en la Cámara alta.
Lo demostró desde el día uno, cuando logró reunir el quorum y construir una mayoría de 39 senadores no kirchneristas para derrotar a Unión por la Patria e imponer al senador de LLA Bartolomé Abdala (San Luis) como presidente provisional del Senado. Se trata de un exdirigente de Pro con fuertes vínculos con el peronismo de esa provincia, que podría ampliar el juego político de la vicepresidenta. Ahora Villarruel espera imponer esa mayoría circunstancial en todas las comisiones, incluida la Bicameral de Trámite Legislativo, que es la que tratará el DNU.
Dentro del palacio legislativo, la vicepresidenta tendrá el control sobre las negociaciones con otros bloques y el “poroteo fino” de los votos de la Cámara alta. El ala política del Gobierno, encarnada en el ministro del Interior, Guillermo Francos, y más recientemente en el flamante secretario de Relaciones Parlamentarias, Omar de Marchi, ayudarán con la estrategia política más global.
Villarruel trabaja palmo a palmo con su “socio político”, el diputado Guillermo Montenegro, y nombró a dos colaboradores de su riñón en puestos clave: designó a María Laura Izzo como secretaria Administrativa y a Agustín Giustinian como secretario Parlamentario. La primera fue funcionaria en el Ministerio de Seguridad y el segundo es un dirigente cercano a Pro.
“Ella no es Cristina y tampoco es [Gabriela] Michetti”, ilustró un colaborador de LLA. Buscó transmitir que Villarruel no actuará en contra de los intereses de Milei pero tampoco pasará desapercibida como figura política.
La vicepresidenta, por caso, no le puso el cuerpo a la presentación del DNU en cadena nacional, donde Milei estuvo escoltado por su gabinete y por Sturzenegger, el padrino intelectual del decreto. Hubo en los últimos días otras diferencias de estilo, que se vieron en los detalles. Milei y el presidente de Diputados, Martín Menem, organizaron un brindis de fin de año. Fueron eventos muy austeros, con gaseosas y sin champagne. Ella, en cambio, no promovió esa instancia de celebración. Según trascendió, lo hizo para sintonizar con la crisis social.
Al tiempo que busca cultivar un volumen político propio, la vicepresidenta deberá cuidar su rango de acción en la geografía libertaria. A diferencia de Cristina Kirchner, Villarruel tiene previsto tener una oficina en la Casa Rosada para mostrar comunión entre los poderes del Estado. En la cúpula del Gobierno, no obstante, remarcan que el lugar de trabajo principal de la vicepresidenta será el Senado.