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7 junio, 2023

Doble festejo de Chubutline.com: Día del Periodista y otro aniversario renovando compromiso de alma

Por Marisa Rauta

Este 7 de junio, se celebra el Día del Periodista en la Argentina que formalmente fue establecido por el Primer Congreso Nacional de Periodistas en Córdoba, en 1938. Pero gran parte tuvo que ver Mariano Moreno, quién fundó el periódico La Gazeta de Buenos Ayres y este día fue en definitiva, el elegido por aquel congreso primigenio, tanto como por quienes un poco más acá decidimos comenzar con un nuevo proyecto periodístico que fue Chubutline.com.

Este 7 de junio de 2023 Chubutline.com cumple 3 años, apenas un mínimo porciento de los 30 años de periodismo que arrastra su dirección, pero tiempo suficiente para haber sintetizado con creces las grandes satisfacciones que brinda este modo de vida.

Retroalimentar las llamas que nos alumbraron es de alguna manera dar continuidad a todos los esfuerzos que nos precedieron. Y en última instancia es ser, en el tiempo que nos toca, la esencia que percibimos. Esa es la búsuqueda final de este sitio.

La Gaceta de Moreno el primer períodico nacional se podría decir, nació a la luz de una revolución. Esas letras susurraron canciones que acunaron el nacimiento de esta nación, y ese periodismo tuvo un rol decisivo en la formación de opinión de la sociedad.  Desde alli, Mariano (Moreno), enfatizaba dos postulados democráticos: la libertad de pensamiento y la publicidad de los actos de gobierno.

La Gazeta fue un farito de luz en tiempos de vela, una especie de fogata de ideas alimentadas de patria posible, un intento de transparencia democrática primigenia que se buscaba llevar como antorcha para épocas de mayores luces. Y a pesar de ser poesía así vista la historia, poco romanticismo tenían las fuertes proclamas, las sangrientas luchas y las denuncias de la época.

Dicen entre otras cosas los contadores de rarezas del periodismo primigenio, que si bien se le atribuían a Moreno la redacción de la mayoría de los documentos oficiales que allí se publicaron, el redactor fino era el sacerdote Manuel Alberti, quien no firmaba sus colaboraciones pero sí tenía un rol central en la decisión de qué publicar. Aunque por poco tiempo, murió en 1811 a los 48 años de un sincope y sus restos terminaron en el primer edificio que tuvo la iglesia de San Nicolás, desplazada luego para montar el Obelisco de Buenos Aires, y en 1936 la Avenida 9 de Julio.

Antes de la publicación de Moreno había sido fundado en 1801 El Telégrafo Mercantil, creado por Francisco Cabello y Mesa a instancias de Manuel Belgrano. Y también compitió con diarios como El Censor, El Independiente, El Grito del Sud, Prensa Argentina y Mártir o Libre dirigida por Bernardo de Monteagudo. Pero la Gazeta de Mariano (Moreno) fue sin dudas el portavoz difusor de las ideas promovidas por el gobierno revolucionario de mayo, y desde ese lugar rupturista, abrió espacio a ideas y proyectos bien lejos de las costas de los reinados.

11 años duró la Gazeta de Buenos Ayres en circulación, impresa desde la Casa de los Niños Expósitos (niños recién nacidos abandonados) donde se realizaban todos los trabajos de impresión desde 1780. Estaba ubicada junto a la Iglesia San Ignacio de Loyola, hoy en día en las calles Alsina y Bolívar del centro porteño. El artefacto era tan pero tan rudimentario, que era similar al que había inventado Johannes Gutenberg tres siglos antes.

A pesar de sus tipos móviles gastados y su capacidad de producción baja, comparada a las que existían en países de Europa en ese momento, la Real Imprenta fue la responsable de los primeros periódicos antes mencionados y donde Mariano Moreno publicó la traducción del Contrato Social de Jean-Jaques Rousseau y su tratado de economía conocido como «La representación de los hacendados».

La Gazeta en cambio, tenía una frecuencia semanal, una extensión de un pliego y medio y se vendía por suscripción: a un peso por mes en Buenos Aires; a diez reales “en los pueblos comprendidos por la Administración principal de Correos”; y a doce reales en Chile y Perú.

En todos los casos los pagos debían efectuarse de manera anticipada y se hacía en la Casa de los Niños Expósitos. Para Buenos Aires la suscripción era mínimo por tres meses, mientras que para el resto de los destinos era de seis.

El periódico tuvo un rol decisivo en la formación de opinión de la sociedad y se concibió como el vínculo fundamental entre el pueblo y sus representantes. Sin embargo, el secretario de gobierno y guerra de la Primera Junta sabía que su principal limitación estaba en el alto porcentaje de analfabetismo, ya que poca gente sabía leer.

Desde aquellos inicios pasaron 213 años y muchas otras tantas revoluciones, nacionales, provinciales, y sobre todo personales.

Ya no hay que lidiar probablemente con el escollo del analfabetismo, pero si con la dificultad del ejercicio del pensamiento. En nuestro caso, ya no imprimimos papel, pero secuenciamos algoritmos. Sin embargo tiramos del caballo de las mismas ideas de democratización de la información que buscaban los de Mayo, aunque en nuestro humilde Junio.  Esos relampagueos de decir que cuando transitan con densidad se vuelven conocimiento. Mientras que también circulamos la data oficial como documentación de lo que se dice que se hace, para saber si se hace y cómo, en el marco de la transparencia de gobernanza que comprometieron aquellos  -y deben estos- poderes.

2023, 213, 30, 3 años…vueltas de la tierra en torno al sol. el periodismo finalmente es una posta en los tiempos, desde los bardos, y los poetas, los cronistas de Indias, los contadores de historias originarios. Expresiones de lo que nos hace humanamente diferentes, salvados de los dragones encendido del pasado, de los ángeles caídos del presente o de cualquier ChatGPT programable del futuro, a fuerza de una sóla cosa: alma

Sin alma, el periodismo -como el violín-, se vuelve una cáscara vacía de comunicación y no suena, por más que se frote la cuerda y se aplique el staccato. Se deshumaniza, se corrompe, se vuelve un retoque de selfi, se robotiza, se vacía de contenido y de sentido.

Moreno, como tantos otros también lo entendía así y a su manera lo recitaba: «Tiempos de rara felicidad,/son/ aquellos en los cuales se puede sentir lo que se desea y es lícito decirlo», un pensamiento que no era suyo, sino del historiador romano Cornelio Tácito que el editor gustaba de reiterar como latiguillo en sus rigurosas tintas, pero sobre todo un sentimiento de alma que hoy comprendemos un poco más, y por eso honramos.​

Desde Chubutline.com hoy más que núnca trabajamos por un comprometido Día del Periodismo y de los Periodistas de cuerpo, y alma! Felicidades colegas!