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6 junio, 2022

Dilema para el BCRA: todo lo que tiene olor a dólar, se compra

Dilema para el BCRA: todo lo que tiene olor a dólar, se compra

Los términos del intercambio y la liquidación del agro son récord, pero el BCRA compra poco y nadaLa suba internacional en el precio de la energía y los fletes, sumado a la mayor demanda de bienes de capital y servicios, están impulsando las importaciones a máximos históricos que, por ahora, se compensan por el récord de exportaciones del sector agrícola.En plena época de cosecha gruesa, el ingreso de dólares alcanza para cubrir las necesidades del mercado interno pero pone en tensión la meta de acumulación de reservas comprometida con el FMI, que fija alcanzar US$ 4.100 millones de reservas netas para el final del primer semestre.

El sector agroexportador liquidó US$ 4.231 millones en mayo -máximo registro para ese mes- y US$ 15.329 millones en lo que va del año, 15,2% más que igual período el año anterior.

Las dificultades de la autoridad monetaria para sumar reservas responden, entonces, al fuerte aumento en el nivel de importaciones.

Según datos de la balanza comercial que registra el Indec, el saldo comercial al cierre del primer cuatrimestre -últimos datos oficiales- fue de US$ 2.830 millones, producto de un aumento de las exportaciones (US$ 27.681 millones en total, +28,5% contra mismo período de 2021), pero aún mayor en las importaciones (US$ 24.852 millones, +41,6% en igual período).

El año pasado, esta misma cuenta había dado un superávit de US$ 4.001 millones entre enero y abril.

«El problema es que el Banco Central no está acumulando reservas que necesita la economía para crecer e importar insumos e energía, cuyo precio llegó a cuadruplicarse a nivel internacional en los últimos meses», apuntó el director de Análisis Macroeconómico de Equilibra, Lorenzo Sigaut Gravina.

«Si bien las exportaciones dieron un salto muy grande, acompañadas por una suba de precios internacionales, no están dando abasto para sostener el nivel de actividad que hoy está a niveles de final del año pasado y, además, acumular reservas», agregó.

En ese sentido, si bien el precio de los productos que exporta Argentina subió más que el de las importaciones (22,5% contra +6,4% interanual, respectivamente, según datos del Indec), las cantidades importadas crecieron mucho más que las exportadas, 21,7% contra 4,8%, respectivamente.

«Lo que estaba pasando era lo obvio: todo lo que tiene olor a dólar, se compra. Las empresas adelantan importaciones de insumos y materias primas todo lo que pueden, además de que dos tercios del incremental importaciones está respondiendo a las importaciones de energía», apuntó Ricardo Delgado, director de la Consultora Analytica.

Puntualmente, entre enero y abril de este año la cantidad de dólares destinados a importación de bienes de capital creció 35,9% y los insumos para la producción o bienes intermedios creció 34,5%, mientras que la energía fue aún mucho mayor: 195,1%, según el Indec.

A esto se suma el aumento en la demanda de dólares para la cuenta de servicios: los fletes demandaron US$ 1.367 millones en el primer cuatrimestre, 77% más que el año pasado (fundamentalmente por un aumento del 43,1% del costo por tonelada tonelada transportada), mientras que los egresos netos por «viajes, pasajes y otros pagos con tarjeta» fueron de US$ 1.731 millones, cuando el año pasado sólo se habían demandado US$ 773 millones por esta vía.

La pregunta en este escenario es cómo hará la autoridad monetaria para acumular reservas.

«El problema de no acumular reservas es que es una meta que te fija el acuerdo con el Fondo y que, si no se cumple, entrás en algo más complejo», dijo Sigaut Gravina.

Para superar la meta de junio, las reservas netas deberían incrementarse por lo menos US$ 3.170 millones (cerca de US$ 150 millones por día hábil). Casi imposible. “Un eventual incumplimiento de ese objetivo recién sería evaluado en octubre, el momento de revisión del segundo semestre”, dijeron desde GMA Capital.

Para Delgado, una de las opciones que podría adoptar el Gobierno es la de «avanzar con una lógica de mayor control cuantitativo de importaciones, básicamente de mayores Licencias No Automáticas (LNA) y mecanismos diversos de comercio exterior».

Otra opción, que también tiene problemas colaterales, es acelerar la devaluación del dólar.

“Con el actual atraso cambiario y la elevada brecha, no hay exportaciones que aguanten. A todas luces, el cumplimiento de la meta de acumulación de reservas para el segundo trimestre es una tarea titánica que no creemos que se vaya a cumplir. Y con la estacionalidad jugando en contra en el segundo semestre, tampoco creemos que se cumpla la meta anual. Reducir la brecha y el atraso cambiario hoy lucen más importantes que nunca”, dijeron desde Econviews.

Cepo perforado

 

“La conclusión es que el cepo hace agua por todos lados”, dijeron desde GMA Capital. “Es un mecanismo que se sabotea a sí mismo porque trastoca los incentivos de los agentes económicos: quienes importan, aceleran las compras y engrosan los montos; quienes producen commodities, retrasan la venta (y se posterga la liquidación); quienes exportan registran importes menores; quienes todavía pueden consumir durables importados, lo hacen vertiginosamente con financiación a tasa real negativa; y quienes pueden viajar, lo aprovechan al máximo en un escenario que mira la pandemia por el espejo retrovisor”, explicaron.

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GMA Capital: “El cepo hace agua por todos lados. Es un mecanismo que se sabotea a sí mismo”

 

“Las recientes flexibilizaciones del grillete cambiario sobre las empresas que invierten en petróleo y gas, y sobre los freelancers son muestras de que el esquema no solo no evita la salida de dólares, sino que también previene el ingreso de divisas desde los sectores más pujantes detrás del campo”, añadieron.

 

*EE