2 noviembre, 2023
El ghost writer de Mauricio Macri, Hernán Iglesias Illa, confesó que el voto a Javier Milei al que lo obligó su antiperonismo es el «primer sapo» que se traga. «Ya ni sé cuáles son sus propuestas», dijo Hernán Iglesias Illa, que justificó su voto al libertario. El naufragio del ex marquismo.
En política, tragarse un sapo significa avalar a un dirigente o un partido que en teoría uno nunca apoyaría si no fuera porque quiere evitar un mal mayor.
«Progresistas que cagan verde de todos los sapos que se comieron me gastan porque me estoy tragando el sapo de Milei. Y sí, pero es mi primer sapo», dijo Iglesias Illa, que colaboró de manera muy estrecha con Macri en su camino a la presidencia en 2015 y durante su mandato en la Rosada.
Un usuario le preguntó a Illa si estaba de acuerdo con las propuestas de Milei. «Porque no te estas tragando ni un sapo, estas siendo consecuente», le remarcó.
«Ya ni sé cuáles son sus propuestas», respondió Iglesias Illa, que en línea con la científica macrista Sandra Pitta, que pidió este miércoles que los voceros de La Libertad Avanza se guarden hasta el ballotage para que no sigan difundiendo las ideas de Milei. «Cuesta bastante votarlos, no la hagan más complicada», dijo Pitta.
Los intelectuales macristas que otrora respondían a Marcos Peña entraron en crisis tras la derrota de Patricia Bullrich y el acuerdo que forzó Macri con Milei. Uno que no quiso tragarse el sapo fue Pablo Avelluto, que trabajó de ghost writer junto a Iglesias Illa en el primer libro del ex presidente, titulado Primer Tiempo.
En el segundo libro, «Para qué», Avelluto siguió trabajando junto a Macri pero Iglesias Illa no. Desde entonces, ya no aparece junto al ex presidente y su equipo comenzó a naufragar entre las tribus del PRO.
Enemistado con el larretismo, ese grupo oscila entre trabajar en el sector privado y buscar un refugio en el gobierno de Jorge Macri. Fernando de Andreis se llevó a una exponente del grupo, Mora Jozami, a trabajar en la campaña del jefe de gobierno electo. Jorge decidió no sumar a Illa, que le hizo los anacrónicos discursos a Bullrich.
