29 octubre, 2020
Algunos tuvieron síntomas graves que demandaron 23 días de internación en terapia intensiva; otros, sensación de ahogo, fiebre, pérdida de olfato. Existen los que padecen secuelas y los que no. Corresponsales de oficiales de todo el país entrevistaron a algunos de los más de 900 mil ciudadanos que transitaron el coronavirus y están recuperados.
Sobre más de un millón de contagiados a fines de octubre, en el país también y sobre todo hay que contabilizar que más de 930 mil personas han logrado superar el virus y recuperarse. Estos testimonios son esenciales para quienes no han sufrido la enfermedad, tanto a título de refuerzo preventivo como de información para internalizar en caso de tener que afrontar un contagio.
Esencialmente todos los pacientes que lograron superar el coronavirus advirtieron que «no hay que descuidarse ni dos minutos» y aplicar las medidas de prevención, como la distancia social, el barbijo y la higiene extrema, para evitar los contagios porque «es un virus bravo y uno se confía demasiado».
En entrevistas que las corresponsalías de Télam realizaron en distintas provincias, los recuperados coincidieron en que «la conciencia colectiva es lo más importante» para evitar su propagación en reuniones o lugares cerrados y recordaron que en su mayoría padecieron fiebre, cansancio, pérdida del olfato, insomnio y fuerte dolor de espalda, tras lo cual varios quedaron con secuelas.
En Buenos Aires, la docente platense Nora Cuello contó que su marido tuvo un «contacto estrecho» con un positivo en su trabajo y que en su casa «cada 3 días aparecían los síntomas de alguno» y se contagiaron ellos y sus dos hijos.
«Los síntomas fueron muy variados entre todos. Yo tuve 3 días de fiebre, mucho insomnio y decaimiento. Mi marido cansancio y dolor de cabeza, mi hija dolor muscular y mi hijo fiebre. Todos perdimos el olfato», describió Cuello a Télam.
Tras avisar de su caso a todas las personas con las que se habían contactado, Cuello contó: «nos organizamos para pedir delivery así no molestábamos a nadie. Los días y noches eran eternas. Todos desganados. Poco a poco íbamos mejorando. Sólo medicados con paracetamol e ibuprofeno».
«Ya recuperados con mi marido nos hicimos placa de tórax y electrocardiograma para descartar alguna secuela. Por suerte todo bien», acotó.
Romina Gastinel, comerciante de Bahía Blanca, dijo a Télam: «empecé un domingo con un leve resfrío, el lunes con una molestia en la garganta pero era suave» y señaló que «ya el martes no podía respirar, tenía dolor generalizado, fiebre, cansancio, no podía hablar y no tenía olfato».
Luego de transitar la enfermedad en su casa, «donde por suerte no afectó las vías respiratorias», la mujer contó que «el cuerpo quedó sin fuerzas y hoy en día lo que me quedó es que no recuperé el olfato y me afectó la parte auditiva». «Es una fea experiencia y hay que cuidarse, mantener la distancia y usar barbijo», agregó.
En Neuquén, el extrabajador de la salud y ahora jubilado Baltazar Álvarez (62) señaló que «es una enfermedad que no te deja en paz, no podes estar acostado, ni sentado, no te podes mover, es una cosa odiosa, te duele todo».
«Pasé las noches más difíciles de mi vida», contó a Télam al recordar que pasó una semana internado «con días en los que tuve 38 y 40° de fiebre».
Desde su casa, tras recibir el alta y bajar varios kilos, exhortó a extremar los cuidados porque, dijo: «me cuesta entender que la gente no se dé cuenta que los hospitales están saturados, que no hay más respiradores, que es mínimo el lugar que hay y que no tomen conciencia de lo que es esta enfermedad porque no podemos esperar a tener más muertos para darnos cuenta que la conciencia colectiva es lo más importante».
Alejandro Gullé, el procurador general de Mendoza, contó a Télam que a mediados de agosto se confirmó su contagio y tuvo que ser internado cuando se le complicó con una «neumonía bilateral» y pasó «4 días en terapia» intenstiva y otros más en observación.
«Hoy me siento bien pero estuve con un cansancio importante. La verdad es que estar en terapia no deja una buena sensación, nunca tuve miedo, pero es un virus bravo y uno se confía demasiado. No creí que me fuera a contagiar porque en términos generales yo tomaba todas las medidas de profilaxis que recomiendan y sin embargo me contagié igual, no la pasé muy bien y ahora me estoy haciendo los estudios para saber si me quedó alguna secuela», añadió.
En Córdoba, Marcela Ramírez (43) contó que junto a su esposo y una de sus tres hijas dieron positivo y que luego de recibir el alta «estuvimos varias semanas con el cuerpo decaído, se sienten las defensas bajas y el cansancio se nota mucho. De a poco vamos recuperando nuestra normalidad y las energías se van sintiendo mejor».
En Santa Fe, la psicóloga Silvina (30 años) cursó la enfermedad junto a su pareja durante 11 días y dijo que se contagió mediante una conversación breve con una colega, en el consultorio que comparten. «Me asusté mucho porque no sabía cómo iba a reaccionar mi cuerpo», indicó.
«Por fortuna pasó todo sin que nos quedaran secuelas para poder contar esta experiencia y decir que hay que seguir cuidándose, no descuidarse ni dos minutos, como yo lo hice, porque con eso puede sobrevenir el contagio», alertó.
En San Luis, Juan Pablo (39 años) -quien contrajo Covid-19 en septiembre en su trabajo- contó que sentía «mucha fiebre, dolor muscular y falta de aire».
Eso «me llevó a estar en la cama todo el día durante 5 días, con mi médico vía telefónica, me monitoreaba con un medidor de oxígeno en sangre como estaba mi saturación, ya que me costaba respirar», relató y destacó que «lo que hoy me molesta son los dolores punzantes de espalda y la fatiga permanente. Soy una persona activa que realiza deportes pero aún siento que no puedo con muchas cosas, sumado que cuando me esfuerzo me agito, estoy limitado en mis funciones laborales y sociales».
En Tucumán, Alejandro Díaz logró salir adelante después de permanecer internado varios días y aseguró que vivió «una experiencia traumática», ya que mientras permanecía en un sanatorio se enteró del fallecimiento de su padre.
«Estuve aislado durante 10 días pero no necesité oxígeno», recordó a Télam y añadió que lo más importante fue «la solidaridad de familiares, amigos y vecinos que me dieron el apoyo moral necesario y se hicieron cargo de todo lo que necesita un paciente enfermo».
La salteña María Russo atravesó la enfermedad a mediados de septiembre, después de la cuarta aplicación de su tratamiento de quimioterapia por un cáncer de mama y detalló a Télam que padeció «un cuadro respiratorio con mucha fiebre y tos», por lo que la internaron, pero el hisopado le dio negativo.
Luego volvió a ocurrirle «lo mismo pero con mucha menos fiebre, que apenas llegaba a los 38° durante 2 días, y tos. La tos se me pasó a los 10 días y me sentía cansada y agitada cuando subía escaleras».
En Tierra del Fuego, el exempleado de la televisión pública Daniel Casco contó que contrajo Covid-19 en marzo y logró recuperarse después de pasar 23 días internado en terapia intensiva del hospital Regional, en grave estado.
«El 8 de marzo regresé a la provincia y fui a saludar a mis ex compañeros del Canal 11 de Ushuaia. Compartí unos mates con ellos. Hasta ahí estaba bárbaro pero a los días comencé con fiebre, vómitos, dolor de cabeza y náuseas. Tuvieron que internarme», contó Casco a la prensa local.
Y, apuntó: «Esto no es una pavada. Yo estuve 23 días en grave estado. Bajé 20 kilos. Todavía tengo secuelas motrices. Si no fuera por el personal del hospital, cuya calidad humana es increíble, no podría haber salido». Tras recibir el alta, Casco casi no podía caminar y tuvo que empezar un tratamiento kinesiológico.
En Río Negro, José Luis Gil (39 años) contó a Télam que hace un mes su hijo adolescente comenzó con síntomas leves «pero él no le daba importancia» por lo que hizo las consultas y le confirmaron que «era positivo» tras lo cual comenzó a padecer fiebre, dolor corporal, picazón de garganta y falta de aire por lo que estuvo «aislado por 14 días junto a la familia» en su casa.
«Nos recetaron paracetamol, y por la fiebre de noche me cambiaba la remera 3 veces para poder dormir; como secuela me quedó que por la noche cuando me acuesto me falta el aire, es como si me estuvieran pisando el pecho», precisó.
En Chubut, los intendentes de Comodoro Rivadavia, Trelew y Puerto Madryn, Juan Pablo Luque, Adrián Maderna y Gustavo Sastre, transitaron la enfermedad con distintos cuadros. Luque (42), quien ayer volvió a su despacho, señaló a Télam: «No tuve miedo pero debo confesar que lo más feo fue cuando tuve la sensación de que me faltaba de aire».
En Santiago del Estero, la obstetra del hospital Ramón Carrillo Adriana Ruiz relató: «Dentro de todo lo mío no fue grave, estuve aislada en mi casa, con mi pareja Emanuel, quien no se contagió». Y apuntó que pese a ello se «sentía mal físicamente» y le preocupaba «no saber si te vas a desmejorar o no». «Te da miedo que necesites alguna atención o que se complique», añadió.
En Jujuy, la intendenta de Humahuaca, Karina Paniagua, quien se contagió en agosto, indicó que se ha «recuperado bien», sin secuelas «de ningún tipo».
«Desde que recibí el alta médica he venido tomando recaudos para evitar alguna cuestión derivada de la enfermedad, para evitar resfriarme, y llevo una alimentación sana para generar inmunidad», dijo a Télam y precisó que come «mucha fruta, verduras, mi hábito ha cambiado y hoy me siento muy bien».
En Corrientes, Lorena Avendaño, de la familia del denominado «caso cero» local y contagiada en marzo tras regresar de un viaje a Europa, agregó que en su casa «recuperamos el 100% de los sentidos del gusto y el olfato y no tuvimos secuelas de ningún tipo» y agregó que tanto ella, como su marido e hijos se realizaron estudios y son donantes de plasma convaleciente.
En Chaco, el presidente de la fundación Ciudad Limpia, Carlos Alabe, pidió que «todos se cuiden del coronavirus» y advirtió que «ante la falta de vacuna lo que debemos hacer todos y, en todo momento, es cumplir con los protocolos sanitarios para evitar el contagio».
Alabe cree que contrajo la enfermedad «en el interior provincial cuando fuimos a entregar donaciones de indumentaria sanitaria de protección para médicos, enfermeros y otros trabajadores de la salud».
«No es comprensible que aún haya gente que no se protege y así expone al contagio a su entorno, a quienes ve y hasta quienes son familiares más cercanos, como se comprueba a diario que una parte de los contagiados adquieren la enfermedad en reuniones sociales», añadió.
Por eso, exhortó a «cuidarse» y que «todos hagan de cuenta que estamos infectados, que debemos cuidarnos muchos y así también vamos a cuidar a los demás. Esta pandemia demanda una protección extrema».
*Télam