2 junio, 2021
Los perros son uno de los mejores amigos, por ello cuidarlos y educarlos con cariño es el mejor regalo que podemos hacerles. En cambio, hay que cosas que no deberíamos.
En Argentina como en tantos otros países, los perros son las mascotas por excelencia. Adoptar a un perro como compañero de vida tiene muchos beneficios como el aumento de la felicidad, la tranquilidad o incluso la reducción del estrés.
Razones más que suficientes para entender por qué los perros son una de las primeras opciones cuando pensamos en tener una mascota. Así que si este es tu caso y estás planteándote la posibilidad de adoptar un perro o simplemente ya eres cuidador de uno, además de saber que hay razas más fáciles que otras de adiestrar y algunas que incluso figuran entre las que más ladran, también es importante que seamos conscientes como cuidadores de que hay ciertas conductas por nuestra parte que pueden ser erróneas o contraproducentes para la educación y bienestar de nuestro amigo peludo.
Una serie de comportamientos, gestos y conceptos mal entendidos que deberíamos evitar hacer o aplicar con nuestro perro para respetar sus necesidades y asegurarle la mejor calidad de vida. ¡Tomá nota!
1. Intentar que piense y actúe como una persona
Tratar a nuestro perro como si fuera una persona o hablarle como a un niño pequeño puede parecer una forma más de tratarlo con cariño, pero realmente se trata de un gran error ya que, además de que no se sienten cómodos en esa situación, también estaremos ignorando las verdaderas necesidades de nuestro amigo peludo.
Debemos entender que nuestro perro es eso, precisamente un perro y no un bebé ni un niño pequeño. Por lo que debemos dejar que actúe, juegue, descanse y viva como cualquier otro perro, dándole cariño pero evitando vestirlo como una persona, evitando darle comida de nuestro plato, no sentándolo en la misma mesa que nosotros o incluso creyendo que entiende por sí mismo lo que puede o no puede hacer. Estos son algunos de los muchos ejemplos con los que tendemos a humanizar a nuestro perro y aunque sea un miembro más de nuestra familia, no debemos olvidar de que se trata de un animal con sus similitudes y diferencias de los seres humanos y con sus propias necesidades para el bienestar de su cuerpo y mente.
2. Permitirle todo
Cuando adoptamos a un perro no debemos olvidar que además de darle cariño, jugar con él y mimarlo, también tendremos que dedicar una gran parte de nuestro tiempo a educarlo. Una parte esencial que muchos dueños ignoran y que muy a menudo acaba provocando que los perros crezcan con problemas de conducta o una mala socialización con otros perros y personas, que desafortunadamente acaba derivando en el abandono del animal.
Enseñarle a tu perro determinadas normas tanto dentro como fuera del hogar, le asegurará una buena convivencia con el resto de su familia y también durante sus paseos en el exterior. Además esas sencillas órdenes y su aprendizaje le brindarán a tu perro la oportunidad de estimular su nivel físico, social y emocional.
3. No dejarlo socializar
Aunque no a todos los humanos nos guste socializar de la misma manera, los perros por naturaleza son los animales más sociables y por eso durante su paseo seguro que querrán saludar a todo el mundo.
Así que no evites que tu perro salude a otros de su misma especie, que juegue con ellos o que salude a otras personas y aunque a ti no te apetezca de la misma manera, déjale socializar desde cachorro.
4. Abandonarlo o encerrarlo
Tener a un perro siempre encerrado o atado es el peor castigo que podemos hacerle a un perro. No hay que olvidar que un perro es un miembro más de nuestra familia y no un vigilante o una alarma.
El abandono de perros es tristemente otra de esas realidades que también vivimos día a día y muchas veces está relacionado con el hecho de que cuando se adopta a una mascota la gran mayoría no es consciente de que se trata de una decisión importante de la que hay que tomar conciencia. No hay que olvidar que ese nuevo animal será, desde el mismo momento de la adopción, un integrante más de la familia al que tendremos que dar los cuidados, la atención y el cariño necesarios.
No hay que olvidar que los perros necesitan paseos diarios, hacer ejercicio, horas de juego, correr, recibir cariño y por supuesto socializar con otros perros y personas.
5. Retarlo horas después de hacer algo mal
En el mismo momento que veamos que nuestro perro hace algo mal es cuando tendremos que intentar corregir su conducta. De esta forma el perro asociará esa llamada de atención con que está haciendo algo que no queremos que haga. Algo que no ocurrirá si le regañamos horas después.
Un buen ejemplo de ello puede ser si llegamos a casa y vemos que nuestro perro ha tirado la basura, ha destrozado algún mueble o ha hecho alguna travesura. Si al llegar a casa lo reñimos, no entenderá el motivo de esa llamada de atención ya que no lo estaremos haciendo en el mismo momento en el que ocurrió ese ‘pequeño desastre’.
6. Bañarlo con tu mismo shampoo
Seguro que a más de uno se le ha pasado por la cabeza lavar a su perro con shampoo de humano por no tener a mano su propio shampoo, sin embargo esto sería un gran error. Y una de las razones es que, aunque tendemos a creer que todos los productos de limpieza funcionan igual en todas las pieles, esto no es así y en especial con la piel canina.
Para que te hagas una idea, la epidermis de los perros está formada por un número mucho menor de células que la de los humanos. Esto quiere decir que la piel de los perros es mucho más sensible a cualquier producto que la nuestra y la evidencia de ello es que la piel de nuestras mascotas ronda un nivel de pH entre los 7 y los 7,5, mientras que la nuestra se encuentra entre los 5,2 y 5,5. Así que para evitarle problemas en la piel a nuestro peludo, lo mejor será que siempre usemos shampoos que sean neutros o que sean específicamente para perros, sobre todo para que los químicos no dañen su piel.
7. Darle de comer cada día a horas diferentes
Además de la importancia de proporcionar a tu perro un buen pienso de calidad, tampoco tenemos que olvidar lo importante que es respetar sus horas diarias para comer. No respetarlas es lo peor que podemos hacer a nuestro perro, sobre todo si queremos que coma y no juegue con la comida dejándola durante horas en el cuenco (en este caso lo recomendable es quitársela pasados 15 minutos).
No hay que olvidar que establecer una rutina efectiva no solo proporcionará a nuestro perro una agradable sensación de estabilidad, sino que también ganará en confianza y tranquilidad, incluso cuando estés fuera de casa. Él tendrá su propio reloj memorizado y sabrá que regresarás para jugar con él, sacarlo de paseo o como en este caso para darle de comer. Así que procura respetar sus horas de comida cada día y verás como no tendrás que preocuparte más de que deje su cuenco con comida.
8. Darle chocolate
El chocolate se encuentra en la lista de cosas que un perro no puede comer. ¿La razón? En el chocolate existen una serie de sustancias químicas (las metilxantinas) que podrían provocar vómitos, diarrea e incluso espasmos musculares en nuestro perro.
Así que, además de la importancia de no darle de comer chocolate a nuestro perro, tampoco debemos olvidarnos de ofrecerle siempre una dieta casera y nutritiva basada en productos de excelente calidad que contengan proteínas de origen animal y sean de fácil digestión, respetando siempre sus necesidades nutricionales y las capacidades de su organismo.
9. Llevarlo al veterinario sólo cuando está mal
Aunque los humanos sólo acudimos al médico cuando nos duele algo o nos encontramos mal, tenemos que ser conscientes de que los perros no pueden comunicarnos por sí mismos cuando se encuentran mal. Así que lo mejor para asegurar una buena salud y bienestar de nuestro amigo peludo es que le hagamos al menos dos revisiones veterinarias al año para verificar que todo va bien.
10. Dejar que te lama la cara
Lamentamos decirte que los lengüetazos de tu amigo peludo no son precisamente agua oxigenada, de hecho es habitual que en la boca de nuestro perro existan un gran número de bacterias, virus y hongos. Algunos de estos microorganismos consiguen suprimirse en el caso de los perros con la existencia de proteínas concretas en la saliva, pero esto no es igual en el caso de los humanos. Nosotros no estamos preparados para asimilarlos, por lo que podrían causarnos enfermedades graves en los intestinos o en el estómago si nuestro perro nos los transmite al darnos esos lengüetazos en la cara.
Al lamernos nuestro perro simplemente busca comunicarse con nosotros y recoger información, así que a pesar de las muchas razones por las que no deberías dejar que tu perro te lama la cara, tampoco deberías negarle esa forma de comunicación contigo. La mejor forma de asegurársela es dejando que lama por ejemplo nuestra muñeca o la parte externa de nuestra mano, después simplemente tendremos que lavar bien la zona y listo.
11. Nunca recurras al castigo físico o emocional
Lamentablemente a día de hoy siguen siendo muchas las personas que siguen pensando que los castigos físicos o emocionales pueden ayudar en algo en la educación. La realidad es que sólo la perjudican y son totalmente contraproducentes para el aprendizaje de todas las especies.
Para educar a nuestro perro nunca debemos recurrir a la fuerza física o al castigo emocional, este tipo de comportamiento sólo expondrá a nuestro perro emociones negativas aumentando su miedo, su estrés y empeorando su aprendizaje o incluso su actitud, ya que si se siente amenazado puede que adopte una postura defensiva.
Para educar a tu perro lo mejor es que inviertas tiempo y esfuerzo en enseñarle órdenes sencillas y que lo premies con refuerzos positivos de tiempo de juego, deliciosos premios o simplemente cariño.
12. Llenar el cuenco de comida hasta que rebose
Es importante que diariamente ofrezcamos a nuestros perros una alimentación saludable que cubra sus necesidades calóricas y nutricionales, pero que también se ajuste en cantidad a la complexión corporal de tu mascota, a la quema de calorías que pueda tener diarias y al tamaño de su estómago. Así que no te olvides de tener en cuenta todos estos aspectos y de preguntar a tu veterinario para saber cual es la cantidad más adecuada de pienso que debes proporcionar diariamente a tu amigo de cuatro patas.