28 mayo, 2021
El 28 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Nutrición, instituido por la Organización Mundial de la Salud para generar conciencia de la importancia de alimentarse adecuadamente para nutrir el cuerpo y tener buena salud. Al respecto opinó la Lic. Agustina Murcho, nutricionista experta en trastornos alimentarios, lanzó su tercer libro «Vulnerable», donde cuenta cómo superó su enfermedad, brinda algunas herramientas y conocimientos para prevenir que otras personas lo padezcan.
Por Agustina Murcho
La nutrición es el estudio de cómo se debe alimentar el ser humano, qué alimentos convienen incorporar, cuáles son más convenientes que otro, cuáles son más o menos nutritivos. Todo esto también va de la mano con lo mental. La nutrición y el cerebro están sumamente relacionados. Hay que saber por qué uno come. El ser humano no come solo por hambre o para nutrirse. También comemos por placer y por emociones y, muchas veces, hay causas neuroquímicas que desregulan el apetito, la saciedad y las emociones.
Por lo tanto, no hay que centrarse «solo en lo nutritivo», porque si nos restringimos por ejemplo a un helado que, claramente no lo comemos para nutrirnos, terminaremos descontrolándonos. Se necesitan buenos hábitos alimentarios que también incorporen el placer.
La nutrición, a su vez, implica conocernos, no solo conocer qué comer porque es más nutritivo o no. Va por la salud física y mental. Es importante tener una buena alimentación para prevenir enfermedades tanto físicas como mentales y tener una mejor calidad de vida para todas las etapas.
Con respecto a las dietas restrictivas pienso que son la puerta para desarrollar un trastorno alimentario para quienes son vulnerables. No son sostenibles en el tiempo, no hay placer, no se toma en cuenta la vida social ni las emociones y generan una desregulación de lo que es el circuito de hambre y saciedad, además de desregular el sistema de recompensa. Todo nos parecerá más placentero y vendrá el descontrol alimentario. Es importante entender que de todo eso hay evidencia que lo comprueba.
Por otro lado, los trastornos de conducta alimentaria (TCA) son alteraciones de la conducta alimentaria pero que se liga a lo emocional y también a lo neurobiológico. La causa no es «querer ser flaca» o «tener atracones por gusto», en el fondo hay cuestiones psicológicas a resolver como: autoestima, traumas, cuestiones familiares, etc.
Además, la sociedad ayuda a que se desarrollen. Para tener un trastorno de conducta alimentaria tiene que permitirlo, también la estructura cerebral, no solamente se dan por hacer dieta y por alguna preocupación. Es muy frecuente el trastorno por atracón, que no se suele conocer, pero está muy presente en muchísimos pacientes.