8 septiembre, 2021
En el marco de la celebración de la fundación de la primera colonia agrícola del país, la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra ratificó su propuesta de facilitar el acceso a la tierra para garantizar la producción agroecológica.
Por UTT*
En el día del agricultor y la agricultora, las familias trabajadoras de la tierra queremos levantar una vez más la bandera de la soberanía alimentaria, saludar a todas y todos los productores que dignifican su trabajo y reiterar nuestro pedido: necesitamos ser dueños y dueñas de las tierras para seguir produciendo alimentos sanos, seguros y soberanos.
Hace ya varios años que rechazamos el modelo de producción basado en agrotóxicos y elegimos el camino de la agroecología porque queremos producir alimentos sanos y a un precio justo. Sin intermediarios, proponemos el comercio justo, el contacto directo entre quienes producen y quienes consumen.
Ofrecemos productos agroecológicos, sin químicos ni venenos, producidos sobre suelos recuperados y fértiles, porque respetamos los ciclos de la naturaleza, que de diferentes modos está avisando que es necesario cambiar algunas prácticas que dañan nuestra casa común.
El día del agricultor y la agricultora se celebra cada 8 de septiembre en Argentina en conmemoración a la fundación de la primera colonia agrícola del país en Esperanza, Santa Fe, en 1856. Desde la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra tenemos presente nuestra historia reciente e impulsamos las Colonias Agroecológicas de Abastecimiento Urbano.
La propuesta es que grupos de familias desarrollen un proyecto conjunto de vida cotidiana, en un mismo predio; donde las familias produzcan en sus propias parcelas y –para abaratar costos– se colectivicen algunas herramientas de producción, como las maquinarias, los galpones de empaque, los procesos de industrialización y la comercialización.
El sistema que impulsan las corporaciones multinacionales nos golpea doblemente a las mujeres: sin acceso a la tierra y sin políticas públicas para el sector, además de producir en los campos debemos ocuparnos de las tareas de cuidado. Vemos en el modelo del agronegocio al principal opresor y hacemos frente a las desigualdades de género con más organización: nos formamos como promotoras de género, creamos espacios de capacitación y promovemos el conocimiento sobre nuestros derechos como mujeres trabajadoras de la tierra en nuestras asambleas y encuentros nacionales. Nuestros pilares son la alimentación sana, la agroecología y la recuperación de los saberes ancestrales de las plantas medicinales.
Para seguir produciendo debemos ser dueños de las tierras que producimos. Ese es el gran desafío que tenemos por delante. Necesitamos que se apruebe la Ley de Acceso a la Tierra, que propone otorgar créditos blandos para la compra de tierra.
Actualmente, más del 90% de productores y productoras frutihortícolas alquilan la tierra. Con contratos precarios y con relaciones desiguales, nunca sabemos cuánto vamos a durar en la tierra donde producimos. Dependemos de la lógica de los loteos y de la discrecionalidad de los dueños, que de un día para el otro terminan el acuerdo y nos dejan sin tierra para producir.
Según el Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración (ETC), el pequeño y mediano campesinado emplea en el mundo menos del 25% de las tierras agrícolas para cultivar alimentos que nutren a más del 70% de la población. Los que menos tienen, más dan. En Argentina, mientras el 1% concentra el 36% del territorio, los pequeños productores cuentan en su poder con menos del 10% de la tierra cultivable.
Necesitamos políticas integrales que apunten a la redistribución de la tierra y a la ruptura de los monopolios. Y acompañamiento con políticas de subsidios y créditos, para impulsar que el sector productivo de pequeños y medianos productores tenga posibilidades de llegar a la economía formal.
Podemos decidir qué comemos, cómo producimos ese alimento y en qué condiciones se accede al consumo de los alimentos. Somos el campo que alimenta. Solo necesitamos de políticas y leyes que nos acompañen.