Un equipo de científicos de la Fundación Azara y del CONICET, entre otros tantos organismos nacionales, descubrió, en la región pampeana argentina, los restos fósiles de los últimos teratornos sudamericanos, las aves voladoras más grandes de todos los tiempos.
Según revelaron los autores de este valioso hallazgo a la revista Journal of Vertebrate Paleontology el hallazgo de estos gigantescos predadores de hábitos carroñeros que habitaron en el continente americano durante cerca de 25.000.000 de años tuvo lugar en las localidades bonaerenses de Miramar y de Pehuen Co, como así también en la provincia de Santa Fe, lo que arroja mucha luz acerca de la evolución tardía de estas aves en América del Sur.
“Se cree que los teratornítidos se originaron en América del Sur ya que sus restos más antiguos fueron hallados en yacimientos con edades de entre 25 y 5 millones de años ubicados en Brasil y Argentina”, explicó Marcos Cenizo, miembro de la Fundación de Historia Natural Felix de Azara, de la Universidad Maimónides y partícipe principal del estudio.
Según los científicos, si bien luego de ese periodo de tiempo los teratornos desaparecieron del registro fósil sudamericano, por el contrario, se volvieron notablemente abundantes y diversos en América del Norte, hasta su extinción total que tuvo lugar sobre el final del Pleistoceno, hace aproximadamente unos 12.000 años atrás.
“La ausencia de estas gigantescas aves durante los últimos 5.000.000 de años en América del Sur de años, era hasta el momento un misterio”, destacó el especialista.
El primer ejemplar que lograron identificar había sido encontrado, en los años 80, en Playa del Barco, un yacimiento ubicado en las cercanías de la localidad bonaerense de Pehuén Có en tanto que, año más tarde, el equipo halló dos nuevos restos.
“El primero fue en el interior de la proyectada Reserva Natural Centinela del Mar, próxima a las localidades bonaerenses de Mar del Sud y de Miramar, donde en los próximos meses será inaugurada la Estación Científica y, el otro, en el río Salado de Santa Fe, cerca de Manucho. Se adicionó un ejemplar más, reportado previamente como un cóndor, que fue colectado entre 1930 y 1950, también en esta última provincia”, concluyó Cenizo.