17 febrero, 2021
Científicos del Reino Unido descubrieron animales estacionarios, similares a las esponjas, adheridos a una roca que se encontraba debajo de 900 metros de hielo antártico. Según explicaron los investigadores, este es el primer registro de una comunidad de sustrato duro en las profundidades de una plataforma de hielo y parece ir en contra de todas las teorías anteriores sobre qué tipos de vida podrían sobrevivir allí.
Durante un estudio exploratorio, geólogos y otros especialistas perforaron 900 metros de hielo en la plataforma Filchner-Ronne, situada en el sureste del mar de Weddell, a una distancia de 260 kilómetros del mar abierto, en completa oscuridad y con temperaturas de -2,2 ° C.
«Nuestro descubrimiento plantea muchas más preguntas de las que responde, por ejemplo, ¿Cómo llegaron allí? ¿Qué están comiendo? ¿Cuánto tiempo han estado allí?», reflexionó Huw Griffiths, biogeógrafo de British Antarctic Survey y principal autor del estudio.
«¿Cómo de comunes son estos cantos rodados cubiertos en la vida? ¿Son estas las mismas especies que vemos afuera en la plataforma de hielo o son especies nuevas? ¿Y qué pasaría con estas comunidades si la plataforma de hielo colapsara?», continuó el especialista.
Según explicaron los expertos, las plataformas de hielo flotantes representan el mayor hábitat inexplorado del Océano Austral: cubren más de 1,5 millones de kilómetros cuadrados de la plataforma continental antártica. Sin embargo, hasta el momento solo se ha estudiado a través de ocho perforaciones anteriores un área total similar en tamaño a una cancha de tenis.
Las teorías actuales sobre qué vida podría sobrevivir bajo las plataformas de hielo sugieren que toda existencia se vuelve menos abundante a medida que se aleja del mar abierto y la luz solar. Estudios anteriores han encontrado algunos pequeños depredadores y carroñeros móviles, como peces, gusanos, medusas o krill, en estos hábitats. Pero se esperaba que los organismos que se alimentan por filtración, que dependen del suministro de alimentos desde arriba, estuvieran entre los primeros en desaparecer más bajo el hielo.
Por eso fue una sorpresa cuando el equipo de geólogos, perforando el hielo para recolectar muestras de sedimentos, golpeó una roca en lugar de barro en el fondo del océano. La sorpresa fue aún mayor cuando vieron las imágenes que grabaron durante la exploración, ya que se pudo ver que la roca estaba cubierta de extrañas criaturas.
Dadas las corrientes de agua en la región, los investigadores calculan que esta comunidad puede estar hasta 1.500 kilómetros de la fuente más cercana de fotosíntesis. También se sabe que otros organismos recolectan nutrientes de derretimientos de glaciares o químicos de filtraciones de metano.
Sin embargo, para poder conocer más sobre estos organismos serán necesarias algunas herramientas que permitan recolectar muestras, lo que supone todo un desafío para los investigadores. «Para responder a nuestras preguntas, tendremos que encontrar una manera de acercarnos a estos animales y su entorno, y eso es debajo de 900 metros de hielo, a 260 kilómetros de los barcos donde están nuestros laboratorios», advirtió Griffiths.
«Esto significa que, como científicos polares, tendremos que encontrar formas nuevas e innovadoras de estudiarlos y responder a todas las nuevas preguntas que tenemos», agregó. El gran apuro, señaló el especialista, es que con la crisis climática y el colapso de las plataformas de hielo se está acabando el tiempo para estudiar y proteger a este tipo de ecosistemas.
*P/12