29 julio, 2024
¿NO SABEN, NO PREVIERON O HAY ALGO MÁS?
El gobierno de Javier Mieli está llevando la importación de electricidad de Brasil a niveles récord, con un valor que triplica el del país y además paga en dólares. Especialistas advierten que es preocupante porque el gasto se da en plena caída de la demanda.
El costo de producción de energía eléctrica en Argentina se ubica en torno a los USD 85 MWh. Ahora la Nación está importando a USD 250 dólares MWh, más del triple, para que el país «no se apague».
La falta de previsión y las fuertes internas que cruzan la cartera de Energía tienen como consecuencia directa una suba de los costos del precio de ingreso al sistema (PIST) de la energía eléctrica que amenaza el superávit de Caputo y Milei. Algo similar pasa con la compra de gas y las previsiones para septiembre, según reportan especialistas del sector.
Según reportó LPO documentando los interrogantes, a mitad de este mes en plena tarde cálida de domingo, horario pico de sol, la demanda energética había bajado muchísimo. Del récord invernal de mas de 26.500 MWh, el Sistema Argentino de Inerconexión (SADI) mostraba un consumo menor a 17.500 MWh. Con estos números resultó mas que llamativo el volumen de importación de energía eléctrica proveniente de Brasil, superase los 1500MWh.
El costo de producción de energía eléctrica en Argentina se ubica en torno a los USD 85 MWh. Ahora la Nación está importando a USD 250 dólares MWh, más que el triple, para que el país no se apague.
Lo primero que hay que entender es que en condiciones corrientes, las importaciones de países vecinos de energía eléctrica explican menos del 1% del abastecimiento. Esta ecuación se altera ante un saltó imprevisto de la demanda.
La Nación está importando energía desde Brasil a USD 250 dólares MWh, más que el triple que paga a nivel nacional, para que el país no se apague
Dado que en este caso la demanda se redujo considerablemente, cobra mayor dimensión que se este importando el 12% del consumo de energía eléctrica. Se suma a esto un dato extraño: la generación térmica de energía eléctrica en el país se ubica en un promedio del 60%, esta s se alimentan de gas y combustible. Actualmente esas centrales explican apenas el 43% del consumo de electricidad.
«En el país de Vaca Muerta, no hay gas para las centrales que son el sosten de la generación eléctrica. Ante el riesgo de un apagón, traen de apuro megas de Brasil, que son más caros que los que entrega Bolivia o Paraguay», reflexionó un ex funcionario de Energía.
Fuentes oficiales respondieron que cada tres días llega un buque con GNL al puerto de Escobar. Se regasifican 19 millones de m3 al día. Pero el sistema opera con picos de demanda que alcanzan los 90 millones de m3.
«Mientras Toto Caputo se quema las pestañas para juntar dólares, Chirillo es una maquinita de perder plata», dijo un funcionario del Palacio de Hacienda, dejando en evidencia la durísima interna que hay entre el ministro y el secretario de Energía.
Este año por caso se pagará hasta 21 dólares por MBTU a Bolivia, cuando el año pasado se pagó entre 6 y 9.
Es más del triple del costo del gas que sobra en Vaca Muerta pero que por ahora no se puede transportar por falta del gasoductos que Milei frenó.
Plata no hay, pero la paralización de obras clave de infraestructura esta saliendo carísima. Es el caso de los gasoductos. Como no avanzan, el Estado también está obligado a importar el combustible. El GNL importado vale cuatro veces más que lo que se paga por el gas que se extrae en Vaca Muerta.
La decisión de Milei de postergar la obra de la reversión del Gasoducto Norte, obligó a firmar nuevos contratos con Bolivia, a precio de escándalo.
El contrato entre Argentina y Bolivia para proveer de gas a 7 provincias del centro y norte del país tenía fecha de vencimiento este 31 de julio. Si bien esta es la novena adenda, lo escandaloso es el precio que convalidó la Argentina. Mientras el gas de Vaca Muerta se paga USD 4.5 MBTU en invierno, y el GNL importado cotiza por debajo de los USD 12, el gobierno le va a pagar la friolera de USD 21 MBTU a Bolivia durante septiembre. Es decir que más que cuatriplica el precio del gas local que no puede capitalizarse por la falta de infraestructura.
Una fuente de la Secretaría de Energía explicó que esa es la razón por la cual no es posible trasladarlo a tarifas. «Sería una masacre, nos lleva puesto», precisó la fuente. Desde la cartera que conduce Eduardo Rodríguez Chirillo remarcaron que el sobrecosto por el gas importado lo absorbería Enarsa para ser computado a la cuenta de subsidios del Tesoro Nacional.
El especialista Juan José Carbajales, director de la consultora Paspartú, explicó que el gobierno libertario continuó con la política de fijar un único precio mayorista. «Hoy todos los hogares pagan USD 3.3 MBTU que es el precio promedio entre la tarifa del verano y el invierno establecido en el plan Gas. Sobre este valor aparecen las bonificaciones y descuentos, dependiendo el nivel de ingresos», dijo Carbajales. Pese a todo las tarifas de gas se dispararon un 500% y demuelen las economías familiares.
Admás, perforan las arcas públicas porque de hecho, por la falta de planificación el gobierno gastará más de 3.200 millones de dólares en importar gas.
El interrogante que se abre es sobre la meta fiscal comprometida a partir del impacto de estas importaciones, calculadas en más de USD 2000 millones.
El Gobierno tiene que importar energía de Bolivia, Paraguay, Brasil y Uruguay para abastecer los picos de demanda.
Los expertos hablan de verdadero estrés de la matríz energética argentina, plagada de contradicciones y en manos de la imprevisión: Mientras en Vaca Muerta yace la segunda reserva de gas del mundo y la cuarta de petróleo, este invierno hubo que cortarle servicios a las grandes industrias para sostener la demanda de los hogares. A su vez, entidades de Defensa del Consumidor estimaron que los servicios energéticos se llevaron más de un 25% de los ingresos de las familias este invierno, mientras que según el INDEC más de un 40% de los hogares argentinos no accede a alguno de los servicios públicos esenciales.
Mientras tanto, la política se entretiene con sus propios dilemas y/o intereses. Afirman por ejemplo que la interna entre el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo y el ministro Toto Caputo, amenaza con detonar un verdadero escándalo de corrupción en el gobierno de Milei, precisamente por las compras energéticas a precios siderales y por gestiones de un intermediador nombrado ‘a dedo’.
‘Fuego amigo’ entre Caputo y Chirillo por escurrimientos de millones de dólares en energía y compras a precios descomunales
Fernando Olaizola, un hombre de total confianza de Chirillo denunció que el vicepresidente de Cammesa deja correr negociados de miles de millones y dió detalles a boca de jarro.
Olaizola es uno de los tantos funcionarios sin cargo que habitan el gobierno libertario y en un comentario en el portal especializado Econojournal, directamente denunció corrupción en la mayorista del mercado eléctrico y apuntó con nombre y apellido al vicepresidente, Mario Cairella, puesto en ese cargo por el ministro Caputo.
Una política cuyo fracaso por acción u omisión golpea fuertemente la vida de los ciudadanos y escurre dineros públicos. Habrá que ver…
