2) La ineficacia de la “maquinita” para ganar elecciones
No vamos a discutir si emitir genera o no inflación, porque a pesar de que en el 2020 gobernadores y ministros confirmaban que no había una relación directa, la inflación del 2021 se proyecta muy por encima del 29% oficial, acercándose al 46%.
Sin embargo, lo dramático para cierta clase política radica en que “poner pesos” en el bolsillo no da los resultados electores deseados. Recordemos que en el 2020 se emitió 7.4% del PBI para financiar la crisis del covid y la economía real cayo 9.9%. Por ende, la eficacia no solo económica sino política es cada día más cuestionable. Lamentablemente, la emisión en Argentina va a continuar, desvalorizando fuertemente nuestra moneda (devaluación prolongada) y habrá mayores fogonazos inflacionarios en los próximos 12 meses.
Según Brenta (2002) y Paredes (2019), la hiperinflación “es la mejor antesala para la introducción de reformas estructurales profundas, ya que destruye la moneda doméstica y el sistema de precios relativos, elevando la incertidumbre sobre la toma de decisiones a grados tales que la economía entera se paraliza y los agentes comprenden que es necesario establecer nuevas reglas de juego, aceptando asumir ciertos costos”
3) País dolarizado: el peso ya perdió su batalla
Argentina se encuentra dolarizada a nivel “stock” ya que los argentinos con capacidad de ahorro invierten en activos dolarizados (inmuebles), compran dólares para atesorar o importan productos del exterior. En ningún nivel se discute al peso como reserva de valor ya que su volatilidad y la creciente inflación solo deterioran aún más su credibilidad. Según cifras del actual presidente del BCRA “Los argentinos tienen “bajo el colchón” unos u$s100.000 millones, mientras que atesoran en cuentas del exterior otros u$s400.000 millones”, es decir, prácticamente hay un PIB en el exterior que no quiere convivir con la dinámica del bimonetarismo y elije al dólar como refugio de valor.
4) El cisne negro externo
Luego de la avasallante emisión monetaria y aumento sostenido del gasto público en los últimos 10 años por parte del gobierno de Estados Unidos, comienza un nuevo ciclo post pandemia. El reordenamiento monetario tendrá consecuencias para las económicas débiles como la Argentina. Recordemos que una de las principales causas de la corrida cambiaria del 2018 estuvo ligada a la posible subida de tasas de la FED. Nuevamente, Argentina se enfrentara a ese escenario, que se materializo con salida de capitales, devaluación de la moneda y por ende, mayor inflación. Asimismo, una suba de tasas va a condicionar el valor de las commodities, donde probablemente no veamos los valores de 600 usd por tonelada que vimos 2020/2021, afectando el frente fiscal de Argentina.
En conclusión, existen distintas razones que explicaran el mayor debilitamiento y posterior eliminación del peso como moneda de curso legal en Argentina. Solo resta saber cuándo, cómo y qué moneda adoptaremos los argentinos próximamente.
*El autor es director de Romano Group, director de la diplomatura de Mercado de Capitales de la Universidad Austral y máster en Finanzas y Políticas Públicas (Universidad de Columbia) Web: www.alfredoromano.com