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5 mayo, 2024

Cristina vs Milei: Un sostenimiento mutuo interesado detrás de un duelo entre inflación vs recesión

La semana pasada, Milei intentó dar una clase magistral en la “Fundación Libertad” mientras la realidad le impartió en las calles de todo el país y también en el universo digital la lección más importante de su vida política. En realidad, un verdadero papelón del Presidente intentando un show unipersonal, burlándose de colegas y algunos políticos que solo generaron incomodidad en todo el auditorio de la Fundación.

Por Sergio Marcelo Mammarelli*

Es la primera vez que el Presidente debe modificar su estrategia original en estos cinco meses de gobierno. Hasta ahora, Milei frente a cada fracaso aparece festejando una victoria en los fuegos artificiales de las redes y sobre esos escombros rehace otra negociación con la casta que tanto odia a través de sus ministros. Su estrategia es simple “romper en público y negociar en privado”. Pero esta vez salió mal. Por primera vez tuvo que volver marcha atrás en público. “Causas nobles y sectores aprovechadores”. Tuvo que negar públicamente cualquier intento de cerrar universidades, reabriendo inmediatamente una negociación que había considerado una “discusión terminada”, con nuevos interlocutores.

Con este episodio, Milei confirmó su debilidad originaria, sin poder territorial y representación parlamentaria. Hasta permitió la vuelta de Cristina en el escenario político a partir de un duelo con final abierto. La inflación que dejó Cristina vs la recesión brutal que está produciendo el modelo Milei. Quién le gana a quién. Ambos tienen razón en lo que dicen en sus particulares tonos políticos. Ambos se odian, pero se necesitan para subsistir. A ambos les conviene ese enfrentamiento, evitando que otros intermediarios ingresen en el podio, sea Macri o Massa. El duelo es entre ellos. Entre dos modelos que resume muy bien el jesuita Rodrigo Zarazaga. El de Cristina, el modelo iniciado en el 2001 con la recuperación a partir del boom de las comodities junto a un modelo de contención social por medio de un gasto en bienestar y ayudas directas pero personales. Los famosos planes sociales. O el modelo de Milei, que viene a quebrar lo establecido ante ese modelo que había quedado vacío de justicia social pero también vacío de planificación y objetivos y teñido de corrupción en todos lados.

Esta semana el examen o primer round se rendía en el Congreso Nacional con la Ley de Bases. El triunfo del Gobierno fue contundente. Por primera vez en forma clara, tanto en general como en particular, las 40 escasas voluntades de la Libertad Avanza se transformaron en 140 en promedio con el apoyo del Pro, de la UCR, el bloque que conduce Picheto y la coalición cívica en algunos casos.

La media sanción de la Ley de Bases, más allá de que concluyó en una ley “XS” según su versión original, entrega al Presidente Milei las llaves de una formidable reforma y cambio que votaron todos los argentinos. Con esta media sanción, renace la esperanza de todos los que votamos al Gobierno y también de los que no lo votaron, pero quieren una Argentina mejor. Es el instrumento que Milei necesita para poder ganarle el duelo a su oponente, que representa precisamente la vieja Argentina que nadie quiere.

La principal herramienta en poder de Milei está en sus primeros artículos: “Declárase la emergencia pública en materia administrativa, económica, financiera y energética por el plazo de un año”. Si bien la declaración tiene un plazo muchísimo menor que el otorgado a otros presidentes, un año es más que suficiente para emprender las reformas y el cambio de la Argentina. También es cierto que los legisladores pusieron límites sobre algunos organismos públicos como el CONICET, Instituto Malbrán, INPI, Incucai, ENACOM, INTA, pero no es menos cierto que esos órganos no hacen mella en la titánica tarea de reordenar el Estado Nacional.

La segunda gran herramienta para Milei, son las privatizaciones, que, si bien también es cierto que se excluyeron muchas empresas, se dejaron aquellas más deficitarias e importantes sujetas a la posibilidad de ser privatizadas. Aquí tampoco hay excusas sobre las enormes facultades otorgadas al Gobierno Nacional.

Por último, como abogado, no puedo dejar de advertir otra reforma fundamental, que puede pasar inadvertida para muchísimos argentinos: la posibilidad de la inversión del sentido del silencio de la Administración pública que podrá ser en sentido positivo en determinados casos. Dicho de otro modo, la posibilidad de que, si la administración no contesta, como lo hace casi siempre, dejará de significar un rechazo a nuestra petición sino por el contrario será un asentimiento de que tenemos razón en nuestro planteo. Es la primera autolimitación a la soberbia del Estado, donde su inacción siempre fue considerada en contra de los administrados.

El resto de la media sanción, si bien es muy importante, será analizada con tranquilidad, en la medida en que el proyecto sea ley. Ahora la pelea se traslada al Senado de la Nación, donde toda la Argentina tiene la esperanza de que se produzca la segunda hazaña: que los senadores peronistas se peleen por fin y se distingan de los senadores kirchneristas. Esa sensatez, permitirá a muchos senadores encolumnarse con sus gobernadores provinciales que declararon su apoyo a la Ley de Bases. Ellos junto nuevamente a los bloques que se expresaron a favor en Diputados constituirán la nueva mayoría que necesita el Gobierno con una importantísima advertencia: La modificación de una coma en el proyecto, hace que todo vuelva para atrás, regresando el proyecto a diputados con las modificaciones del Senado. De ahí que los consensos serán mucho más difíciles de lograr.

Todos queremos que Milei tenga éxito. Muchos lo votamos sea por convicción o por descarte, sin embargo, pocos por sus ideas libertarias. De ahí la reacción en apoyo de la Universidad pública. Los argentinos queríamos expresar nuestro hastío y bronca contra una política corrupta anclada en un estatismo social ineficaz. Pocos entienden las ideas de Milei o su dogma. Es más, su fundamentalismo es bastante contrario al liberalismo. Lo de él es otra cosa, fue “mesianismo electoral”, prometiéndonos cambiar el rumbo de la sociedad a través del cumplimiento de una misión divina a partir del renacimiento de una nueva nación o la construcción de un nuevo concepto de pueblo borrando las diferencias de la ciudadanía. Y le fue fantástico y le va fantástico según las encuestas de opinión pública.

Sin embargo, ¿qué separa a Milei de la cosmogonía religiosa de Chávez y Maduro, o los tintes religiosos de Andrés Manuel López Obrador o el “Dios, patria y familia” de Bolsonaro? Absolutamente nada.

Es cierto que muchos votamos a Milei, pero la política no es cuestión de fe, para eso están las iglesias y no los políticos. De lo contrario solo habremos logrado cambiar de fanatismo en ese duelo entre el Presidente con Cristina.

Si pretendemos, como tantas veces se ha expresado, ser un pueblo cívicamente más culto, deberemos aprender a no ponderar tanto los liderazgos personales. Aplaudir poco y objetar mucho más y por sobre todo despreciar a quienes se auto perciben más importantes que la ley. De eso deberíamos hablar en el famoso Pacto de Mayo programado para este mes y por eso es tan importante que el proyecto de Ley de Bases sea por fin una Ley, porque ella representa el primer consenso de este Gobierno en democracia. Ella representa por primera vez la República en funcionamiento. Ella representa aquello que reclamaba la Corte Suprema de Justicia, que los problemas políticos sean resueltos por la política y no por los tribunales. Ella representa la señal que esperan mercados e inversores nacionales y extranjeros. Ella representa la sostenibilidad de un programa que reclamaba el FMI. Ella representa la esperanza de muchísimos argentinos que ven que el cambio se traslada a las instituciones de los tres poderes del Estado a partir del funcionamiento armónico de la República. Ella representa por fin que Milei pueda derrotar a Cristina, no solo por la inflación sino reemplazando recesión por crecimiento sostenible. Ojalá así sea.

 

* Abogado laboralista, especialista en negociación colectiva. Ex Titular de la Catedra de Derecho del Trabajo y Seguridad Social de la Universidad Nacional de la Patagonia, Autor de varios libros y Publicaciones, Ex Ministro Coordinador de la Provincia del Chubut