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17 marzo, 2022

A TRAVÉS DE UN COMUNICADO EXPONE EL FRACASO DEL GOBIERNO Y DE LOS GREMIOS

Crisis Educativa en Chubut: La Iglesia le marcó la cancha al relato político

Un duro comunicado firmado por la Prelatura de Esquel y la Diócesis de Comodoro Rivadavia, advirtió que hace cuatro años que no hay un año completo de clases presenciales en Chubut,  entre la pandemia y los conflictos salariales de los docentes.

El pronunciamiento se da luego que otro año el Gobierno arreglara un acuerdo salarial con un grupo de sindicatos, pero no lograra el normal inicio de clases por no lograr entendimiento con ATECH. Como conclusión, la política ‘hace como que’ y elabora un relato justificativo, pero en los hechos los resultados no se producen.  Traducido por la fe, es un fracaso del conjunto que afecta las generaciones jovenes y la provincia que estamos definiendo.

El comunicado de la Iglesia es un fuerte mensaje para el gobierno de Mariano Arcion y para la dirigencia política y sindical.

El gobierno de Mariano Arcioni cerró un acuerdo con 6 de los 7 gremios, pero no garantizó el inicio de clases

 

 

‘Palabra santa’

 

Un comunicado firmado por la Prelatura de Esquel y la Diócesis de Comodoro Rivadavia, en la provincia de Chubut, advirtió sobre una «tragedia educativa» y la generación de chicos y chicas «semianalfabetos y analfabetos» por los conflictos salariales docentes que restan días de clase, además de la pandemia y la crisis en el sistema educativo.

«Si a la deserción en todos los niveles, le sumamos los problemas nutricionales en los niños y el aumento de las situaciones de abusos que no son advertidos por falta de escolarización, el drama es mayúsculo», advirtieron, en el marco de cuatro años consecutivos sin clases normales y la evidencia de «chicos y chicas que en los últimos años del nivel primario no saben cómo tomar un lápiz».

«No sólo no comprenden consignas, sino que tienen una seria dificultad para leer y escribir, no entienden cómo hacer las operaciones básicas de la matemática, etc», agregaron en el pronunciamiento firmado por el obispo Joaquín Gimeno Lahoz, de la Diócesis de Comodoro, y José Slaby, obispo prelado de Esquel.

En ese comunicado, remarcaron que además de la pandemia, en Chubut los conflictos educativos ya venían de antes, por los conflictos entre sindicatos docentes y el Estado, en donde responsabilizaron a ambas partes por esta «tragedia educativa».

«Creemos que en todo el país una de las consecuencias invisibles de la pandemia ha sido el deterioro en la educación de nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes, en nuestra provincia del Chubut es una verdadera tragedia. Hace ya cuatro años (o más) que todas esas franjas no tienen un año completo de clases presenciales», argumentaron.

 

 

El círculo de desaliento del Estado

 

 

 

Y precisaron que depende del Estado para salir del «círculo de desaliento» del sistema educativo de Chubut. «El Estado puede salir de ese círculo con estabilidad en el pago de los haberes de los docentes en tiempo y forma, con el reconocimiento de paritarias y garantizando la equiparación con otros trabajadores del Estado. Azorados descubrimos que los albergues y algunas escuelas ni siquiera tienen sus edificios preparados después de dos años de pandemia; ello supone que muchos jóvenes, provenientes de parajes y pequeñas localidades, ven comprometida su continuidad educativa. Es terrible que sean decretos y no saberes los que determinan el paso de año o de nivel».

«Si cada uno de nosotros hacemos saber que queremos que el Estado utilice nuestros impuestos y erogaciones, privilegiando los gastos en educación sobre otros, es inevitable que se genere un cambio», añadieron.

 

La responsabilidad de los sindicatos docentes

 

 

 

Asimismo, apuntaron también a una irresponsabilidad de los gremios por reclamar sus salarios dejando a los estudiantes sin clases: «Los Gremios pueden también evitarnos la tragedia con la búsqueda de caminos de diálogo y si eso no es posible, de protesta que no ponga en juego las clases; los docentes saben que estamos ante una generación de semianalfabetos y analfabetos. Los agremiados deben hacer llegar a quienes los representan su posición contraria a que el modo de protesta sea la suspensión de las clases y aquellos que no están agremiados, deben buscar los modos para hacer escuchar su voz y perder el miedo».

«Es hora de enfrentar la tragedia desde la conmoción, que nos estruje el corazón por cada día y cada hora de clases perdidas, que no haya posibilidad de escuchar ni una propuesta más en ningún ámbito mientras las niñas, niños, adolescentes y jóvenes no estén en las aulas. Es hora de que los docentes recuperen su identidad fundamental, que es enseñar y que el Estado privilegie la dirección de sus recursos a la educación», concluyó el documento.

 

 

*EP