10 noviembre, 2020
La pandemia por Covid-19 se expande por el mundo y la preocupación también va en aumento. Hasta ayer 9 de Noviembre, se reportaron en Rusia 1796132 casos de infectados, 30793 muertos y 1335141 recuperados. Estas cifras son difundidas diariamente por la Organización Mundial de la Salud (OMS). La pregunta del millón es ¿porqué no aplican la famosa vacuna en su propia población si hay tanta certeza de su efectividad? La respuesta más simple y sencilla es la desconfianza de la propia población a una vacuna aun en etapa de ensayo, que sin embargo sí comenzaría a probarse en otros países, como Argentina o Venezuela.
El 11 de agosto pasado, el presidente ruso Vladimir Putin anunció la aprobación de la vacuna. A nivel mundial surgieron cuestionamientos sobre la puesta en práctica de una vacuna aún en estado de prueba. Esa decisión generó polémica también en Rusia, donde su aplicación genera la oposición de parte de la población.
Así lo demostró el Centro Levada, la encuestadora más independiente que se conoce en Rusia, al publicar un sondeo que señala que el 59% de la población rusa rechaza ser inoculado con la Sputnik V. La razón principal: la vacuna aún se encuentra en período de ensayo y eso no la hace confiable.
El rechazo tuvo manifestaciones públicas de varios sectores, como los maestros y los médicos, que están entre los primeros grupos señalados como indicados para vacunarse.
A fines de agosto comenzó en Rusia a manifestarse una oposición del Sindicato de Docentes sobre la obligatoriedad de la vacuna Sputnik V. Según se recoge de declaraciones públicas de dirigentes sindicales y de docentes, los trabajadores de la educación no se sienten seguros acerca de la efectividad de la vacuna que el gobierno de Vladimir Putin está intentando instalar en el plano internacional.
«Antes del final de los ensayos no pueden hacer que sea obligatorio», señaló a la televisión rusa Yuri Varlamov, docente en Moscú y miembro del sindicato de maestros. Por su parte, Marina Balouyeva, copresidenta del sindicato de docentes rusos, no dudó en señalar en el mismo informe publicado por la cadena CNN que desconfía de la vacuna Sputnik V.
«En primer lugar, se sabe en general que la calidad de las vacunas nacionales es peor que la de las extranjeras. Y, en segundo lugar, la vacuna se creó a la velocidad del ferrocarril, lo que ya genera preocupaciones. Se creó apresuradamente», afirmó.
También, días atrás, La Vanguardia de España publicó un sondeo realizado a 3040 doctores y especialistas de salud rusos que arrojó que un 52% de los profesionales sanitarios no está dispuesto a ser vacunado, mientras que el 24,5% indicó que estaría de acuerdo en recibir la vacuna. Solo una quinta parte de los encuestados dijo que recomendaría la vacuna a sus pacientes, colegas o amigos. Los que la rechazan argumentaron que la vacuna tuvo una aprobación acelerada y no hay datos suficientes para considerarla confiable.
Algunos científicos fueron más allá y señalaron su temor ante la posibilidad de que se esté colocando el prestigio nacional por delante de la seguridad. En tanto, el ministro de Sanidad, Mikhail Murashko, rechazó las preocupaciones de algunos expertos por «carecer de fundamento».
Los cuestionamientos hacia la vacuna también se metieron en la pelea política interna de Rusia. Anastasia Vasilyeva, una médica rusa aliada del líder de la oposición rusa Alexey Navalny, que actualmente se encuentra internado en un hospital de Berlín después de un presunto intento de envenenamiento en Siberia el mes pasado, no dudó en señalar la presión política que le impone el gobierno de Putin para intentar mostrar a Rusia como una fuerza científica mundial.
Vasilyeva, líder de un sindicato de profesionales médicos, fue arrestada en abril pasado por denunciar debilidades en la preparación del sistema de salud para luchar contra el coronavirus, un caso que obligó a Amnistía Internacional a peticionar por ella. A pesar de su detención, Vasileyeva no dejó de criticar al Kremlin. De hecho, días atrás, lo acusó de manipular políticamente la vacuna y su expansión internacional.
Los partidarios de Putin señalan que los informes extranjeros que no avalan la vacuna están basados en «celos» por el éxito de la ciencia rusa y que esos informes malintencionados son adoptados por la oposición como argumentos para manifestarse en contra.
Mientras tanto, Kirill Dmitriev, presidente del Fondo Directo de Inversión, encargado de financiar la investigación científica, afirmó que una veintena de países han pedido dosis de esta vacuna. Rusia asegura que la producción masiva comenzó en septiembre y la exportación será a partir de enero de 2021.
Los tiempos de producción y aplicación de la vacuna también generan dudas. «La vacunación masiva en Rusia contra el coronavirus comenzará dentro de un mes», afirmó el director del Centro de Microbiología y Epidemiología Gamaleya, Alexandr Ginzburg.
«Estamos preparando todo para comenzar a vacunar masivamente a fines de enero», confirmó Andrei Vorobied, el gobernador de la Región Moscú.
Sin embargo, hay información contradictoria respecto a la capacidad de producción a gran escala de la vacuna Sputnik V.
*AFP, LN, P