25 abril, 2021
La posibilidad de que en algún momento a nivel mundial haya tantas personas inmunizadas contra la Covid-19 y el virus que la ocasiona, y que dicho virus no pueda circular más en la población es muy deseable, sin embargo hay cinco motivos por los cuales dicha posibilidad podría no realizarse.
Por Maty Zeta
Mientras vemos un aumento de casos en todo el mundo, en el país se confirma la circulación comunitaria de las variantes de Manaos, Reino Unido y California, y se hace indudable el surgimiento de una nueva ola de la pandemia, a lo que se agrega que el presidente Alberto Fernández estando vacunado con las dos dosis de la Sputnik V, dio positivo de Covid-19, resulta necesario y urgente discutir e implementar medidas de fondo. También es importante sacar aprendizajes de los postulados y estrategias que se toman sin decirlo explícitamente. Como lo es el caso de la inmunidad de rebaño.
Una de las apuestas en todo el mundo para enfrentar al Covid-19 es que se vacune un gran número de personas y que éstas junto a aquellas personas que ya transitaron la enfermedad, debido a su inmunidad adquirida, no permitan que circule el virus, protegiendo a aquellas personas que no desarrollaron inmunidad. Esto es lo que se conoce como inmunidad de rebaño.
Sin embargo, la poca evidencia de que las vacunas den inmunidad esterilizante, junto a los ritmos de vacunación lentos (debidos al “nacionalismo de vacunas”), el surgimiento de nuevas variantes, y al desconocimiento de la duración de la respuesta inmune natural, y que según la OMS aún queda una gran mayoría de la humanidad sin haber tenido contacto con el virus, muestran que no es una buena idea apostar a esta medida.
Lamentablemente es lo que muestran los sucesos de Manaos, donde se pensaba que más de un 70% de la población había adquirido inmunidad, y resulta que tuvieron una segunda ola más agresiva que la primera, con el surgimiento de una nueva variante que preocupa mundialmente.
Hipóstesis
Veamos con más detalle por qué apostar a la inmunidad de rebaño no funciona:
1. No es claro que las vacunación pueda prevenir la transmisión: Los resultados que muestran altos niveles de eficacia de la vacunas se refieren a prevenir cuadros graves de la enfermedad. Pero en cuanto a cortar la circulación, la inmunidad esterilizante, o no hay resultados o son menos favorables. Los resultados de AstraZeneca de fase III muestran que solo la cortaría moderadamente, mientras que la de Pfizer y Moderna, a partir de datos en donde se aplicó, parecería sí lograr una reducción de la transmisibilidad importante.
En palabras de Shweta Bansal, un biólogo matemático de la Universidad de Georgetown, «la inmunidad de rebaño solo es relevante si tenemos vacunas que bloqueen la transmisión. Sino la única manera de tener inmunidad de rebaño en la población es darle a todos la vacuna». Sin embargo, según Samuel Scarpino, quien estudia enfermedades infecciosas en la Universidad Northeastern en Boston, dice que igualmente habría muy buenos resultados si las vacunas bloquearan un 70% la transmisión, pero igualmente habría una importante circulación del virus que dificultaría romper con la cadena de contagio.
2. Los ritmos de vacunación son desparejos: Bansal dice que también hay que considerar la estructura geográfica; «ninguna comunidad -dice- es una isla, y el panorama que rodea a una comunidad importa». Explica que incluso en países que tengan una alta tasa de su población vacunada, si los países vecinos no lo hacen, sus poblaciones pueden mezclarse, por lo que potencialmente pueden haber nuevos brotes de Covid-19.
3. Nuevas variantes: en palabras de Sara Del Valle, epidemióloga matemática y computacional del Laboratorio Nacional Los Alamos en Nuevo México,, «estamos en una carrera con las nuevas variantes», mientras más se tarda en cortar con la transmisión del virus, más posibilidades de mutar le damos. El caso de Manaos, ya mencionado, es un caso que hay que analizar con detalle por sus consecuencias. Incluso Matt Ferrari, epidemiólogo del Centro Universitario de Dinámica de Enfermedades Infecciosas en Pennsylvania, señala otro inconveniente: que niveles altos de inmunidad puede presionar para seleccionar variantes del virus que escapen a la respuesta inmune. Vacunar rápido y exhaustivamente puede prevenir que nuevas variantes se expandan, pero la desigualdad en los ritmos de vacunación generan un problema, ya que tenés parte de la población inmunizada y parte que no. Afirma que las vacunas van a presionar evolutivamente a que se produzcan nuevas variantes, por lo que es importante la construcción de infraestructura y capacidad de procesamiento para vigilarlas.
4. La inmunidad podría no ser permanente: aquellas personas que se infectaron con el virus posteriormente desarrollan algún nivel de inmunidad, pero aún no se sabe cuanto dura. Según lo que se conoce por otros coronavirus y la evidencia preliminar hasta el momento de SARS-CoV-2 muestran que después de un tiempo disminuye. Lo que implicaría entonces la necesidad de que más gente esté vacunada, además de que falta saber cuánto duraría la inmunidad otorgada por las vacunas y si es necesario renovarla periódicamente.
5. Las vacunación puede cambiar los comportamientos de cuidado: a medida que las personas van siendo vacunadas, y van desarrollando capacidad inmune, van a aumentar sus interacciones y disminuir las medidas de distanciamiento, lo que entonces cambiaría el umbral necesario de personas inmunizadas para alcanzar la inmunidad de rebaño.
En realidad, apostar solo a la vacunación como principal medida frente a la Covid-19, es apostar a que eventualmente se va a alcanzar una inmunidad de rebaño-. Pero como analizamos en esta nota, esa estrategia es muy riesgosa de implementar considerando tanto el conocimiento actual que hay acerca del virus, como también las trabas que hay para realizar vacunaciones masivas a nivel mundial producto del nacionalismo de vacunas y del sistema de patentes.
Las vacunas previenen de desarrollar cuadros graves de la enfermedad, lo cual es un dato muy importante. Pero para terminar con la pandemia no alcanza, como dice Del Valle, las intervenciones no farmacológicas van a seguir cumpliendo un rol crucial para disminuir la cantidad de casos. La clave pasa por cortar la cadena de transmisión lo más rápido posible y así evitar que sigan habiendo nuevos casos.
*LID