11 julio, 2020
PREVIENDO LAS CLAVES DEL PLAN POSTPANDEMIA
No hay dudas que la obra pública es la variable de ajuste a la que más se echa mano en la Argentina. ¿Porqué no hay grandes reclamos provinciales o municipales? Posiblemente por contemplación política. Pero el impacto en la actividad repercute en todas las ecomomías regionales por lo que es necesario analizar el tema.
Ahora, mientras el gobierno nacional aseguran que una de las claves de su plan pospandemia pasará por la obra pública de pequeña escala con insumos nacionales, por entender que tiene gran capacidad reactivadora, los datos de los analistas exponen la caída que arrastra el sector poniendo en duda que sobre cuál es el repunte ‘real’.
Esta idea del oficialismo coincide con la etapa de menor inversión pública en 15 años y estancamiento del stock de capital público de la economía, según datos de un estudio del Ieral de los economistas Marcelo Capello y Agustín Cugno .
Entre 2017 y 2019, la inversión real directa (IRD) del sector público nacional cayó 47% en valores constantes , y las transferencias de capital (especialmente a provincias) y otras erogaciones de capital, lo hicieron 69% . En ese mismo lapso, el gasto en personal bajó 28% y 6% el de las prestaciones sociales.
Entre enero y mayo de este año la IRD siguió hundiéndose: tuvo una baja de 37% interanual en términos reales. También los «otros gastos de capital», que bajaron 97%. «El ajuste en el gasto de capital continúa -señala el reporte-. Ya venía ocurriendo, con pocas excepciones, desde 2015 para equilibrar las cuentas públicas».
Si se toma el período enero-mayo de cada año, la IRD nacional fue de $134.000 millones en 2015; $71.000 millones el año pasado y $45.000 millones ahora, lo que implica una caída del 66%, en valores reales entre 2015 y 2020 siempre considerando los cinco primeros meses. Así, la IRD de 2020 está en valores parecidos a los de 15 años atrás.
Respecto de la inversión pública de las provincias, en los últimos 19 años, si se considera la suma de IRD y transferencias de capital, los datos de 2019 resultan similares a los de 2005 en valores constantes. El pico fue en 2017 seguido por 2011; fuera de esos dos años, existió relativa estabilidad en los niveles de inversión entre 2006 y 2018.
A nivel municipal, el año pasado registró uno de los menores niveles de inversión pública de los últimos 15 años ; sólo fue peor en 2005 y 2008. El máximo se dio en 2010, seguido por 2011 y 2015, años con elecciones presidenciales.
En términos del PBI, la inversión pública consolidada alcanzó un máximo del 3,4% en 2009 , con otros años destacados como 2011 y 2017 (ambos 3,3% del PBI). La caída durante 2018 y 2019, en pleno ajuste del gasto, resulta notoria: para 2019 la IRD fue 2,3% del producto, 0,8 puntos porcentuales menos que en 2017. Entre 2017 y 2019, la IRD cayó un punto del PBI.
A nivel municipal el 2019 registró uno de los menores niveles de inversión pública de los últimos 15 años.
Capello indica que la inversión pública suele ser la partida elegida para los ajustes fiscales a corto plazo por su menor costo político. «Pero si esa situación se prolonga, afecta negativamente las posibilidades de crecimiento económico y el bienestar de la población por el deterioro de la infraestructura económica y social», advierte.
El stock de capital público venía registrando tasas crecientes entre 2005 y 2011 ; se estabilizaron en torno al 2% entre 2012 y 2015, para luego comenzar a caer (salvo en 2017) hasta 2019, cuando sólo subió 0,4%.
Este año -debido al recorte adicional en la inversión pública- podría bajar hasta 0,8% . «La inversión pública bruta no alcanzaría a cubrir la depreciación de la infraestructura económica y social del período», explica Capello, es decir, implica una descapitalización.
La Argentina necesitará, luego de la pandemia de coronavirus, no sólo «volver a reducir el déficit primario y pasar a un superávit, sino que deberá hacerlo con racionalización del gasto que no sea en la inversión pública, que ya se ha rezagado mucho en los últimos años».
*IERAL, LN, NA, propias