7 noviembre, 2021
Los controles de precios en la historia argentina han tenido un destino similar y de fracaso. La mayoría fueron durante los gobiernos de Cristina Kirchner, donde se instauraron los precios cuidados, y en el gobierno de Macri, se realizó un acuerdo con empresas. En todos los casos el efecto es negativo para consumidores y comercios.
En términos de mercado genera desabastecimiento, góndolas vacías, menos marcas y mercado negro,con el consiguiente impacto en el consumidor. Algo que ya se evidencia en gran parte del país, y también en varias ciudades de Chubut.
En términos políticos no hay evidencia de impacto en aumento de simpatías políticas por este tipo de medidas que -como se sabe- poseen efecto a corto plazo.
La experiencia mundial expone que nunca el intervencionismo a ese nivel tiene final felíz para el consumidor, y menos para el comercio y el abastecimiento. Tal vez el ejemplo más acabado de los deplorables resultados de estos extremismos sea la experiencia de Venezuela.
En el año 1952 tenemos el primer ejemplo de la aplicación de un control de precios durante el segundo gobierno de Juan Domingo Perón. Se creó la Comisión Nacional de Precios y Salarios, acompañada de una política de reducción del gasto público. Luego, en 1967, durante el gobierno de facto de Juan Carlos Onganía se aplicó un congelamiento de precios principalmente a productos industriales y de salarios.
Así llegamos a 1985 con el Plan Austral durante el gobierno de Raúl Alfonsín, que combinaba medidas fiscales, monetarias y un novedoso método de desindexación en conjunto con el congelamiento de precios y salarios. Más adelante en el tiempo, durante el gobierno de Néstor Kirchner en el 2006 se produjeron acuerdos de precios en productos de la canasta básica durante 3 meses, que luego se extendió a todo el año.
Fueron durante los gobiernos de Cristina Kirchner, donde se instauraron los precios cuidados, y en el último año de gobierno de Mauricio Macri, donde se realizó un acuerdo con empresas por los «productos esenciales». El año pasado, frente a la situación de pandemia, Alberto Fernández estableció el programa de precios máximos que buscaba mantener los precios constantes a los que regían antes de la cuarentena.
La Teoría Económica Subjetiva Solidaria (TESS) -fundamentada en el marginalismo subjetivo del austríaco Carl Menger de fines del siglo XIX- expresa en forma muy sencilla las consecuencias del control de precios, que exceden con creces al desabastecimiento.
Ya se sabe que los precios máximos reducen la producción, lo cual trae aparejado el aumento de su precio (en el mercado “negro”) y desabastecimiento (góndolas vacías en el mercado “blanco”).
Por ende, la suba de precios trae aparejado la caída del salario por efecto inflacionario, produciendo el efecto justamente contrario en la práctica económica, al que busca la teoría de la política.
«La naturaleza de los acuerdos y controles de precios es que actúan sobre la consecuencia y no sobre la causa. Además actúan transitoriamente. Es similar a tener una fractura donde se toma un analgésico de efecto transitorio hasta tanto se concurre a un médico para que trate la misma», sostiene desde IDESA.
El secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, dijo que la inflación no se resuelve sólo con controles de precios, aunque aseguró que el congelamiento establecidos el mes pasado sobre productos de la canasta básica tuvo un efecto sobre los índices de precios que se va a empezar a sentir en el dato de noviembre.
«El índice general de octubre no creo que esté debajo del 3%, esperamos el índice de alimentos del 2,9%», dijo el funcionario que, además, aseguró que desde la semana que viene empezará a ponerse en marcha el acuerdo de precios de medicamentos.
Ante al consulta respecto al dato de inflación del mes pasado en el que empezó a regir la resolución que congeló los precios de más de 1.400 productos de consumo masivo, el funcionario dijo descreer de una desaceleración los suficientemente rápida como para que el Indec registre un número inferior al 3% mensual en octubre.
«El índice general no creo que esté debajo del 3%, pensá que hasta la tercera semana de octubre tuvimos dispersión de precios. Esperamos que el índice de alimentos esté por debajo del 2,9%. Vamos a ver. Pero el efecto este se va a sentir bien en noviembre», comentó el funcionario.
«Sobre eso decidimos primero parar. Estabilizar precios. En el caso de alimentos se saca una resolución, la 1050, con 1400 productos. Y ayer afortunadamente hubo comprensión de las cámaras farmacéuticas y el lunes tendría que empezar a ordenarse y a regir un retrotraimiento de precios al 1° de noviembre y una estabilización al 7 de enero», relató.
«Nuestra preocupación en el corto plazo era justamente intervenir en esos dos mercados de consumo esencial para parar la aceleración. Por supuesto que hay más cosas para hacer y tendrá otro tiempo pero ahora hay que asegurar que la política de precios esté relacionada con la política de ingresos», agregó Feletti.
«Ese acceso a canastas reguladas en consonancia con los empresarios, nadie dice que tienen que perder plata y de hecho no pierden plata. Lo que queremos es que dos consumos esenciales, alimentos y medicamentos, estén regulados consensuadamente para que haya un acceso masivo de los ingresos populares», dijo.
«Si se sostiene esta política en el tiempo de regular una canasta nosotros tendríamos que poder eliminar la indigencia. No te digo la pobreza, pero eliminar la indigencia en un país que produce alimentos tendríamos que poder sobre la base de consolidar un acuerdo nacional y una canasta que sea accesible a todos», comentó.
«En el caso de medicamentos también hay producción nacional, hay una industria importante por suerte, y también tiene que haber un escenario que defina el acceso de los ingresos populares. Porque si no lográs aparear una política de precios con una política de ingresos, se rompe el equilibrio social», dijo.
«Los laboratorios acordaron un vademecum generalizado e inicialmente van a poner todos los medicamentos. Todos sabemos que el consumo de medicamentos normalmente gira en torno a 500 productos, pero van a ir todos, se va a construir el vademecum del Anmat. El macrismo lo abandonó y ahora hay consenso con la ministra [Carla] Vizzotti de reconstruirlo y en principío van a entrar todos los medicamentos hasta enero. Y después en la mesa de trabajo, todos sabemos que en estas cosas puede haber distorsiones, en la necesidad de parar la suba de precios puede haber algún error que se irá corrigiendo», comentó.
Por último, el funcionario admitió que existen problemas para que el tope a precios llegue también a las góndolas de los autoservicios chinos.
«Los supermercados chinos están alcanzados por la resolución y tienen que cumplirla. Sabemos que tienen problemas con los márgenes, hay distorsiones. Esas distorsiones esperamos resolverlas el lunes y lograr que haya abastecimiento también en los supermercados chinos», concluyó.
Pese a la insistencia estatal, y dada la “experiencia” de más de 4.000 años en la historia mundial, se asume que los controles de precios originan desabastecimiento, lo cual implica menos bienes económicos producidos, por ende, góndolas vacías, dando origen al mercado negro, donde se venden menos bienes a mayor precio, como ocurre con el dólar libre. Y esta vez en Argentina no será muy diferente. En Patagonia y particularmente en Chubut, una gran cantidad de cadenas de alimentos ya muestran góndolas vacías, aumento de precios en artículos no comparativos que buscan compensar los ‘precios cuidados’, y caída del consumo. Un circuito que expone la impotencia política para contener la inflación.
