Las fuerzas del gobierno brasileño comenzaban a retomar el control de los edificios de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial que habían sido tomados por los bolsonaristas.
Policías y militares, en algunos casos con la utilización de gases lacrimógenos, y tanto caballos, como móviles y medios aéreos retomaban varios sectores de los edificios que habían sido tomados por miles de simpatizantes radicalizados del ex presidente Jair Bolsonaro, los cuales causaron destrozos de instalaciones y mobiliarios.
En primer lugar se logró retomar la sede del la Suprema Corte Federal, después el Congreso y por último el Planato, la sede del Ejecutivo, todos ellos en forma parcial por el momento.
Poco antes, el presidente del Congreso de Brasil, el senador Rodrigo Pacheco, había pedido castigar de forma «urgente» y con el «rigor de la ley» a los radicales bolsonaristas que han invadido las sedes del Parlamento, la Presidencia de la República y la Corte Suprema, en Brasilia.
«Repudio vehementemente estos actos antidemocráticos, que deben sentir el rigor de la ley con urgencia», afirmó Pachecho, en un mensaje publicado en sus redes sociales.